Angélica Vásquez V.
Teniendo mis difusores de autos listos, pasé a una tienda con mucha onda, se llama Aura y le pregunté a la niña que atendía sobre dejar mis productos. De pronto vi unos frasquitos similares a menor precio y le dije: 'Mmm, los míos son parecidos pero los vendo a un valor más alto'. Y ella tranquilamente contestó: 'Pero lógico que debe ser más alto, es un trabajo artesanal y lo haces tú'. Ahí es cuando me reencanto con la vida, ahí es cuando uno dice ¡Sí, estamos rodeados de gente que lo entendió todo! Por Dios que se agradece. No sé si mis productos se venderían, pero la ganancia inmensa que ya tengo es escuchar a una persona que no he visto jamás, contestar así. Porque díganme, que a pesar de ponerle enjundia no les da un poquito de cosa decir el valor de algo que han hecho con todo el corazón, porque diez veces escucharon la frase "¿Y hay descuento?" O "allá es más barato". Aunque no te lo digan a ti, escucharlo ya me estremece. Como dice mi mamá: "Quieren la lotería en un trapito sucio". Me dio mucha risa la primera vez que escuché ese dicho, pero es cierto y creo que aplica para muchas cosas. Ha sido un comienzo de año muy extraño, no sé cómo lo hacen las personas que se van de vacaciones inmediatamente comenzando el año. Para mí aún no comienza la desconexión. Tantas formas de vivir y seguimos experimentando con la más porfiada, la que tiene que ver con mirarnos externamente. Las crisis de ansiedad, los miedos terribles a simplemente ser, están relacionados con olvidarnos constantemente de quiénes somos. ¿Qué tiene que ver esto con la respuesta de la niña en la tienda? Todo. Es un enroque permanente, en este caso ella mostró por ejemplo una parte de mí, mi reflejo o efecto espejo. Es decir, la persona confiada y resuelta que hay dentro de mí. Cuando ese tipo de personas se van haciendo comunes en nuestra vida, he ahí la prueba máxima de que vamos por buen camino. No eres tú, soy yo, la famosa frase. Por consiguiente, la ansiedad o miedo que pueda presentarse en algo se puede manejar mejor. Cabe preguntarse entonces ¿cómo me veo yo en los demás? Y si no me gusta lo que veo, ¿qué puedo cambiar? Mis pensamientos.