Matías Gatica Lindsay
Miles de personas llegaron ayer al estadio Vila Belmiro, de la ciudad de Santos en Brasil, para dar su último adiós al astro brasileño Pelé, quien falleció el pasado jueves a los 82 años.
En el último día de velorio de Pelé, el ataud con su cuerpo embalsamado fue trasladado al estadio de Santos y puesto en el medio de la cancha en urna abierta para que hinchas, amigos del exjugador y autoridades del fútbol se despidiera de él por 24 horas.
Entre ellos estuvieron los presidentes de la Federación Brasileña de Fútbol, Edinaldo Rodrigues, de la Conmebol, Alejandro Dominguez, y la FIFA, Gianni Infantino. Este último con la intención de "homenajear al 'rey' como se merece" anuncia que pedirá "a todas las federaciones en el mundo entero, los 111 países, que nombren un estadio en cada país con el nombre de Pelé, porque los jóvenes tienen que saber y recordar quién era".
"Pelé es eterno, es un ícono mundial del fútbol. Hizo por primera vez muchas cosas que en el fútbol el 99% apenas puede soñar con hacer, y el 1% restante lo hizo después de él", añadió el suizo.
Pese a no poder asistir por cuestiones de agenda, el mandatario de Brasil, Lula da Silva, envió una corona de flores para el acto en el estadio y se espera que hoy asista al funeral a realizarse en el cementerio Memorial Necrópole Ecumênica en Santos. Previo a eso el cuerpo de Pele será paseado por gran parte de la ciudad de Santos, incluso pasando por la calle donde vive su madre, Celeste Arantes, que vive con 100 años.
Al velorio también asistieron, en representación de Neymar, su padre, quien expresó que "mi hijo me pidió estar aquí, en su lugar, para apoyar a la familia, porque uno sabe cómo es de triste perder a alguien" y el director de relaciones institucionales del Real Madrid, Emilio Butragueño, quien firmó un libro honorífico que descansa junto al féretro de Pelé.
Hasta el cierre de esta edición aún había grandes filas de personas fuera del estadio esperando poder despedirse del campeón de tres mundiales y seis Serie A de Brasil.