Remo llega a la Laguna Chica de San Pedro
La disolución del Club de Regatas Arturo Prat de la Laguna Las Tres Pascualas dio paso a la búsqueda de otro lugar para practicar este deporte. Gracias al empuje de jóvenes italianos ésto se logra consolidar en la laguna al sur del Biobío.
Cuando se disolvió el Club de Regatas Arturo Prat, que funcionó en Laguna Las Tres Pascualas hasta las primeras décadas del siglo XX, el remo local se quedó sin casa. Ante esta situación, un grupo de jóvenes italianos tomó las riendas para reactivar la práctica de esta disciplina.
El escenario para cumplir con este objetivo, la laguna Chica asomó como una candidata ideal, ya que facilitaba desarrollar las distancias necesarias para esta actividad y contó con el recién inaugurado puente carretero de 1943, que facilitaba la cercanía.
En aquellos tiempos, solo se podía competir si existía una asociación que lo permitiera y Concepción no contaba con ninguna que abriera el camino a futuras competencias. Para ello, Tesser entendió que lo necesario era contar con una institucionalidad para el remo. Corrían los últimos años de la década de 1940 y como una manera de buscar una solución, Victor Tesser viajó a Talcahuano, donde ya existía una asociación de remo que llevaba poco más de un año, a la cual le pidió autorización para integrarla junto a su club, el Italiano. Sin embargo, la antigua rivalidad existente entre porteños y penquistas, impidió cualquier acuerdo.
De esta forma, a Tesser no le quedó otro camino que formar una asociación, tarea para lo cual requería de al menos tres clubes, esto de acuerdo a los reglamentos de la época. Comenzó así una campaña a través de conversaciones, cartas y prensa, para convencer e invitar a todos los clubes existentes en la ciudad a unirse a la futura asociación.
En 1950 se efectuó la primera reunión informativa, a la que llegaron representantes del Gimnástico Alemán, Deportivo Español, Atlético Italiano y otros clubes locales, como el club de Natación y Boga Playa Chica, Lord Cochrane y el Industrial, por mencionar algunos. Formaron un primer directorio interino, con el cual acordaron algunas tareas a desarrollar con el objetivo de volver a encantar a la comunidad con el remo. Decidieron instalar su sede en la Laguna Chica de San Pedro, por sus condiciones geográficas, cercanía de Concepción y, sobre todo, por su espejo de aguas calmadas, que poseen una dimensión aproximada de 1.800 metros, lo que les permitiría obtener categoría internacional.
En la misma asamblea se dio lectura a los requisitos necesarios para formar parte de la asociación, uno de los principales era que cada club debía comprar al menos un bote, lo que por esos días tendría un costo aproximado de $50 mil. Un valor alto para muchos, lo que hizo renunciar de entrada a varios al proyecto.
Tesser comenzó la tarea de convencer a cada club por separado. Partió por su rama, el Italiano, donde logró disipar algunas inseguridades, motivándoles a crear la rama y a comprar un primer bote. El segundo club que abordó fue el Deportivo Alemán. Sus dirigentes eran antiguos remeros, que venían de la práctica en aguas de la Laguna Lo Méndez y también en San Pedro, por lo que aceptaron la invitación, con la condición de que él mismo asumiera como representante del club en la asociación.
Le faltaba un solo club. Debido a la renuncia de los otros participantes en la primera asamblea, su única opción era ir por el Club Español.
Estando en ese proceso, a comienzos de 1951, fueron invitados a participar en el Quinto Campeonato Nacional de Remo de Valdivia, al que no dudaron en asistir con lo que tenían, un equipo del Alemán y otro del Italiano. No poseían botes y en el mismo lugar les facilitaron una embarcación a cada uno. Es así como los remeros se dieron a la aventura, sin más experiencia que el haber intentado practicar unas cinco veces durante los meses anteriores, en embarcaciones facilitadas en Talcahuano. Llegaron últimos en todas las regatas en que participaron, pero conquistaron la simpatía del público y demás deportistas por su entusiasmo y esfuerzo.
Al regresar a Concepción siguieron intentando convencer al Club Español. Para ello, Tesser recurrió a su peluquero de toda la vida, José Tosso, quien era miembro de la colectividad peninsular y había remado junto a su padre en los tiempos en que se practicaba remo en Las Tres Pascualas. Con su apoyo, se reclutó a los hispanos y así se formó la tan ansiada asociación. Con el aporte de los clubes, consiguieron adquirir los tres primeros botes.
No obstante, aún estaban muy lejos de constituir una organización desarrollada. Necesitaban recursos para mantener los botes, comprar embarcaciones nuevas y obtener un terreno donde instalar una sede definitiva. Exploraron todo tipo de maneras para ingresar fondos, como pedir ayuda al municipio, sin resultado. También juntar diarios y papeles usados, más toda clase de medios que les significara dinero fresco. Una de las ideas más efectivas fueron las veladas bailables entre colonias, donde promocionaron candidatas a reina y se vendieron votos.
Gracias a todos estos esfuerzos, fueron adquiridas nuevas embarcaciones y lograron comprar un pequeño terreno de 60 metros de frente por 80 de fondo al señor Esquerré, el cual, además, contaba con una plantación de pinos que fueron cortados y vendidos a favor de las escasas, pero crecientes arcas de la joven entidad.
Así la Asociación de Remo de Concepción logró obtener sus tres primeras yolas de río, enviadas a construir a los "Astilleros Hitzler" de Valdivia, por $50 mil de la época cada una, y la construcción de su primera casa de botes, por $20 mil.
El 16 de febrero de 1951, en la oficina de Víctor Tesser, se reunieron representantes del Club Atlético Italiano, Club Deportivo Español y Club de Regatas Victoria del Club Deportivo Alemán, con la finalidad de constituir oficialmente la Asociación de Remo de Concepción. En 1953 el grupo fue beneficiado para organizar el Séptimo Campeonato Nacional de Remo Amateur, que se efectuó el 14 y 15 de febrero. Todo el esfuerzo se veía contemplado en los logros que fueron obteniendo y que dieron paso a una tradición que subsiste hasta hoy.