"La Pera": un sector que nació junto al ferrocarril
En el Siglo Diecinueve el ferrocarril significó progreso para nuestra zona, con ello surgieron nuevos sectores de la mano de la actividad de transporte que con el paso del tiempo han ido modificándose, pero cuyos nombres, aún quedan.
Las crónicas penquistas dan cuenta que un 18 de septiembre de 1874 se realizó la inauguración que puso en marcha el ferrocarril que conectaba nuestra ciudad con el norte del país. El viaje inaugural, que cubriría la distancia de Concepción con Chillán fue dramático, ya que un descarrilamiento y una caída a un barranco de los carros que conducía la máquina, ocasionó cientos de víctimas, tiñendo de luto lo que sería un gran adelanto para la ciudad.
No obstante, la tragedia, la llegada del ferrocarril trajo una serie de otras obras, tales como la construcción de estaciones, instalación de maestranzas, bodegas para el carbón, estanques de agua y un patio trasero de maniobras, ubicado entre el río Biobío y el moderno y bello edificio de la estación que enfrentaba la antigua calle comercio, hoy Barros Arana.
Con la inauguración del ferrocarril a Curanilahue, la instalación del puente ferroviario que atravesó el río Biobío en 1889, y el tramo costero a Penco inaugurado en 1891 y su proyección a Chillán, el patio de maniobras de la estación penquista, donde se armaban los convoyes de carros, se fue ampliando dentro de un reducido espacio, producto de la incipiente industria.
Maniobras
La línea que venía de San Rosendo giraba en el patio de la estación, a la altura de la actual Avenida Los Carrera hacia el río Biobío, y se devolvía bordeando la ribera norte del río para empalmar nuevamente con destino a San Rosendo. Al observar dentro de un plano la forma del trayecto que ejecutaba la maniobra descrita, se asemejaba a la imagen de una pera, nombre que tomó dicho recorrido ferroviario y posteriormente la calle que corría paralelamente a la línea férrea. Dentro del perímetro de esta curiosa forma de circunvalación, quedaba el patio de maniobra de la antigua estación.
Su primera estación contaba con dos pisos y una torre con reloj bajo el cual estaba escrita en mayúsculas la palabra "Ferrocarril". La estación estaba rodeada por un jardín cercado, y en el sector de los andenes había una nave que cubría la zona de subida y descenso de pasajeros. La estructura de este edificio quedó dañada por el terremoto del 24 de enero de 1939, por lo que tuvo que ser reemplazada por la estación central proyectada por el arquitecto Luis Herreros, con una marcada inspiración modernista. La nueva estructura estaba compuesta por un volumen horizontal de tres pisos, con dos salas de recepción y sus respectivas boleterías, una de primera y otra de segunda clase.
El centro del edificio contaba con una torre-reloj en volumen vertical. Inicialmente había dos corredores que conectaban el edificio central con la Avenida Arturo Prat, y que rodeaban la plaza y los estacionamientos. Como un adelanto para su época se construyó, además, un paso bajo nivel único en el país, que comunicaba el andén 1 con los andenes 2 y 3, para acceder hasta la construcción de la Estación Maestranza. Junto a la estación, existían una serie de construcciones de la década de 1930 que eran parte del patrimonio arquitectónico art déco de Concepción, las que se extendían por avenida Prat y terminaba en los gasómetros de la Compañía de Gas de Concepción, la que transformaba carbón en gas para el uso de la ciudad.
Con la elaboración de un nuevo plano regulador, se modificó total y absolutamente el uso de los edificios de la estación y del patio de maniobras entre los años 1999 y 2001, con la puesta en marcha del Plan Ribera Norte y la transformación del actual Barrio Cívico.
Actualidad
Hoy, la antigua estación alberga a la Gobernación Regional, junto al Parque Bicentenario, terminando con el patio de maniobras de la estación, quedando tan sólo el recuerdo de la Pera en los planos antiguos de Concepción, y la calle en forma de circunvalación, como reminiscencia de aquellos lejanos tiempos en que el ferrocarril representaba lo más importante del desarrollo en materia de transporte, tanto para los ciudadanos como para la carga de nuestra región y el país.
Posterior al retiro de la Pera como infraestructura ferroviaria, los terrenos fueron ocupados por habitantes necesitados de viviendas, los cuales fueron desalojados para remodelar el sector y dar cabida a nuevos edificios y estructuras como el puente Chacabuco y la costanera de ribera norte, que permitió desahogar el aumento de circulación vehicular desde Concepción a San Pedro de la Paz y Chiguayante, obras que hasta hoy siguen ejecutándose, y que una vez terminadas, darán un nuevo paisaje al espacio urbano de la capital penquista.
"Al observar dentro de un plano la forma del trayecto que ejecutaba la maniobra, se asemejaba a la imagen de una pera, nombre que tomó dicho recorrido"