El campus de la UdeC y su relevancia histórica
Inspirado en las grandes universidades de Estados Unidos, Enrique Molina Garmendia, primer rector del plantel penquista entregó una visión sobre una casa de estudios que se vinculara con la ciudad, sin rejas que se interpusieran.
El Decreto 393 del Ministerio de Educación, fechado el 28 de diciembre de 2016, declaró como Monumento Nacional, en la Categoría de Monumento Histórico, al campus central de la Universidad de Concepción. Es, probablemente, la expresión más nítida y contemporánea de la visión que tuvieron los fundadores y posteriores desarrolladores de la casa de estudios, contar con una "ciudad universitaria" que fuera más que solo un lugar de formación de profesionales. El objetivo era ser un eje fundamental y representativo de la comunidad penquista.
"De California a Harvard" es un libro de 1921, el cual recoge las experiencias que tuvo el primer rector de la universidad, Enrique Molina Garmendia, en un viaje realizado por éste entre octubre de 1918 y junio de 1919 por diferentes planteles de enseñanza superior de Estados Unidos, periodo durante el cual conoció las características del ordenamiento físico de las instituciones, siendo predominantes los espacios abiertos y vías que vinculan los diferentes edificios que constituyen los campus.
Cabe mencionar que especial atención generó en Enrique Molina la distribución de la Universidad de California, en Berkeley, ciudad situada frente a la bahía de San Francisco. De hecho, Molina menciona, por ejemplo, el campanil ubicado en la universidad norteamericana, uno de varios elementos asimilados en el campus penquista.
El viaje de Molina se desarrolló casi de manera paralela a la puesta en marcha de la Universidad de Concepción, y previo a la adquisición de los primeros terrenos de la casa de estudios, situados en el sector llamdo "La Toma".
DE AUSTRIA A CONCEPCIÓN
En una etapa inicial, el arquitecto Carlos Miranda estuvo a cargo de proyectar las primeras construcciones. Fue en esa fase, entre 1926 y 1930, cuando se ejecutan las obras de las escuelas Dental y de Química, además del Instituto de Anatomía.
En el libro "Campus de la Universidad de Concepción. Su desarrollo urbanístico y arquitectónico", de Jaime García Molina, se indica que "… se propone un recinto abierto a la ciudad, sin cercos; conforma un área ajardinada del tipo parque, en el que predominan los prados y en la que los volúmenes construidos deben parecer 'palacios' aislados unos de otros…".
A esta proyección le continuó la que definió el urbanista austriaco Karl Brunner, quien propuso un orden orientado a un centro, definiendo las calles y edificaciones nuevas. La visión del urbanista europeo, quien llegó unos años antes al país contratado por el Gobierno como asesor, además de ejercer como profesor en la Universidad de Chile, comenzó a ser plasmada por el arquitecto Enrique San Martín, quien siguió al pie de la letra las instrucciones de Brunner.
Los edificios de las escuelas de Biología, Leyes, Educación, Medicina y Farmacia, además de la Casa del Deporte, el Campanil, y el Hogar Universitario, son algunos de los que nacieron de la visión de Brunner y del trabajo de San Martín, en un periodo que se extendió entre 1931 y 1956.
LA MIRADA DE DUHART
Uno de los arquitectos y urbanistas chilenos más destacados de la historia del país se encargó de una siguiente fase en la conformación de la "ciudad universitaria". Emilio Duhart fue uno de los exponentes relevantes de la Arquitectura Moderna en Chile y estableció una "organización moderna sobre el espacio urbano" de la universidad, tal como se indica en el decreto de 2016.
El plan regulador diseñado por Duhart para la universidad tenía como puntos fundamentales mantener la generalidad de lo establecido hasta el momento, con edificios de mediana altura y aprovechando los espacios al aire libre; un fácil contacto de los edificios; un uso óptimo de los terrenos y cerros de propiedad de la universidad; una zonificación según las áreas pedagógicas impartidas (zona médica, ciencias sociales, tecnológicas, etc.); privilegiar la circulación peatonal, y una comunicación con el resto de la ciudad, con la preservación de la avenida Universitaria y adelantando el ensanche de Roosevelt.
Las consecuencias del terremoto de 1960 cambiaron un poco los planes iniciales e impulsaron la construcción de edificios con estructuras de acero, aprovechando las bondades de este material, además de la disponibilidad local de él, gracias a la presencia de la Compañía Siderúrgica Huachipato.
Obras concretadas en esta época fueron la Plaza del Foro Abierto, el Instituto de Ingeniería, el Prado Central Eje Noreste, y los edificios de Ciencias Sociales, la Biblioteca Central y el Estadio Deportivo, entre otros.
Posterior a este periodo, se materializó un fuerte crecimiento de las instalaciones físicas de la universidad, las cuales se fueron disponiendo de acuerdo a las necesidades del plantel, más que a una mirada integral y vinculada a la visión original.
LA PROFESORA DE ARTES
Tan importante como lo fueron los nombres antes mencionados para el desarrollo del campus penquista, es quien presentó la solicitud para que fuera declarada Monumento Nacional. Carmen Torres Nelson es una profesora de Artes titulada de la Universidad de Concepción, quien estudió un Doctorado de Arquitectura y Patrimonio Cultural-Ambiental de la Universidad de Sevilla, en convenio con la Universidad Central.
Torres, en el marco de su investigación de tesis, reunió toda la documentación, la que presentó en 2013 al Consejo de Monumentos Nacionales, lo cual derivó en la declaratoria que se dio a conocer en agosto de 2016, con el respectivo decreto de diciembre del mismo año.
En el decreto se argumenta como valores del campus, el hecho que es un conjunto de interés histórico, siendo una de las primeras universidades edificadas bajo el concepto de campus en Chile y América Latina. También se menciona el trabajo realizado por Karl Brunner y Emilio Duhart como parte de su trascendencia. Finalmente, su calidad de exponente excepcional de la calidad de patrimonio moderno y su relevancia histórica, dada por su posicionamiento como polo de desarrollo local, son aspectos rescatados en la declaratoria.