La importancia del recreo escolar
La pandemia ha aumentado los niveles de sedentarismo y enfermedades mentales como ansiedad, depresión, entre otras. Este escenario nos lleva a plantear que la escuela deberá readaptar su funcionamiento, no solo en cuestiones sanitarias, sino que también en asumir labores de contención emocional, ahora que los niños y jóvenes están volviendo a las aulas.
Las actividades recreativas parecen ser una buena estrategia para este momento. Son aquellas actividades que elegimos realizar de manera libre y autónoma, sin grandes direccionamientos y que habitualmente hacemos en grupo, lo que permite divertirnos y pasar buenos momentos, además de aumentar los lazos emocionales entre pares y la comunidad educativa en general.
Un buen ejemplo es el recreo escolar, que, además de lo mencionado, en los niños más pequeños tiene el potencial de contribuir a promover, según autores, del 6 al 40% de la actividad física diaria, lo que es muy beneficioso para el desarrollo, maduración y crecimiento saludable del ser humano.
Otro de los beneficios observados en intervenciones activas durante el recreo, utilizando materiales de libre disposición, fue que los niños eran más sociables, creativos y resilientes cuando los materiales estaban en el patio. Además, los niños que eran creativos, más que capaces físicamente, se convirtieron en participantes activos o líderes en las actividades.
En esta misma línea, se han reportado otros beneficios del recreo escolar activo: los materiales son compartidos para jugar con otros estudiantes con los que habitualmente no juegan y, además, aumenta el aprendizaje por imitación, el trabajo en equipo, las habilidades de negociación y la inclusión social. También disminuyen los eventos de intimidación y conflictos entre compañeros.
De esta manera, las escuelas pueden impulsar los recreos, introduciendo materiales de libre disposición, no solo los tradicionales (balones, cuerdas, aros, etc.), sino que también materiales no estructurados, movibles y reciclados. Éstos, combinados con los anteriores, pueden dar mejores resultados, ya que permitirán a los escolares divertirse e interactuar de manera segura con sus compañeros, fortaleciendo sus relaciones interpersonales y sociales, necesarias para tener jóvenes y niños más tolerantes y más saludables.
Columna
Pablo Luna Villouta, Académico de Pedagogía en Educación Física, Universidad San Sebastián