"Atún" Rivera: la historia de quien no se deja vencer
El chorero Arturo Rivera (78) se refiere a sus grandes proezas deportivas ligadas a la natación. Con una pierna menos desde los 19 años, siempre se las arregló para sentirse pleno en medio del agua.
En honor a ese sabroso y proteico pez, el chorero Arturo Rivera (78) decidió apodarse como "Atún". A todas luces, un sobrenombre que refleja lo que ha sido su enorme trayectoria bajo el agua, aleteando contra infinitos obstáculos. Con una pierna menos desde los 19 años, este personaje se las arregló para representar a Talcahuano en cuántas competiciones se organizaron hasta antes de la pandemia. Por ello, lo que más quiere en estos momentos es retornar al nado y a su hábitat, donde -según él- se siente más que cómodo.
"Yo nací en el hospital San Vicente de Talcahuano. Después de dedicarme a muchas cosas, en tramos cortos, me sucedió un accidente a muy temprana edad. Veníamos de celebrar con amigos y sufrimos un accidente automovilístico, en el que yo saqué la peor parte, pues me terminaron amputando la pierna izquierda", relata, vía videollamada, el propio Arturo.
Sin embargo y ante todo pronóstico, eso no fue impedimento para que pudiera desenvolverse como pez en el mar. "Antes del accidente siempre fui atleta aficionado. Me califico de bueno, porque siempre tuve buenos resultados (...) Tuve un bajón terrible, como toda persona desorientada que pierde una extremidad a esa edad. Comencé a nadar en una laguna que se formó con el terremoto de 1960", recuerda.
"Conocí a un nadador súper conocido en ese momento que me echó el ojo y me invitó a participar en competencias nacionales. Me fue bien, pero no me gustaba nadar con discapacitados. Yo eso nunca lo sentí en carne propia. Siempre dije que me faltaba una pierna, pero que no era discapacitado", añade con convicción.
En eso, según cuenta Arturo, logró conseguir empleo en la Vega Monumental por cerca de 40 años, hasta que atacó la pandemia del covid. "Trabajé en los baños públicos de La Vega. Ahora, por tener más de 75 años, el coronavirus nos mandó para la casa".
Fiscalizaciones
Sin lugar a dudas, Arturo Rivera se ha destacado por ese enorme espíritu de superación. Una muestra de ello es que hace 10 años intentó cruzar el Estrecho de Magallanes. "Había nadado cerca de 15 minutos, pero me di cuenta de que era imposible avanzar, cada vez que bajaba la cabeza me encontraba con mucha agua en mi cuerpo", repasa.
Pero fue por su revancha. "Un año después, en el segundo intento, las condiciones climáticas no dieron garantías. Por eso no pude nadar ni probar otra oportunidad. Ahora, una vez que pase la pandemia, me gustaría nadar e intentarlo nuevamente", manifiesta.
Por último, no se puede obviar el respaldo de su familia. Ana Rivera, una de sus hijas, solo tiene palabras de orgullo para su padre, quien además padece de glaucoma y cáncer a la piel. "Tiene un espíritu de superación gigante, con un motor de borda que también arrastra quienes lo acompañan. Es un viejo que no se deja vencer", cierra.
"Tiene un espíritu de superación gigante (...) es un viejo que no se deja vencer"
Ana Rivera, hija de Arturo
"Siempre dije que me faltaba una pierna, pero que no era discapacitado".
Arturo "Atún" Rivera