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Para Elizabeth O'Connor Cole y su esposo, Michael, los aniversarios de matrimonio solían implicar una cena en un restaurante. Pero esta vez no. En plena pandemia, ella sacó de su caja el vestido de novia que usó 19 años antes, se lo puso y sorprendió a su marido.
Michael, en tanto, recreó el menú de su banquete y sacó la vajilla y la plata que recibieron en su boda, tras reclutar a otro de sus hijos para que pusiera la canción con la que abrieron su primer baile casados, "At Last", para un baile romántico. El sacerdote que los casó ofreció una bendición especial que amigos y familiares pudieron seguir por Zoom.
La celebración, dijo Elizabeth, fue "espontánea y un poco caótica (...) Aun así, fue probablemente el aniversario más significativo y divertido que tuvimos".
La pandemia está entrando en su segundo año y hay una añoranza acumulada por el pasado reciente, especialmente en lo referente a hitos vitales. Algunos predicen que sus celebraciones de pandemia han trazado un nuevo rumbo para el futuro. Otros siguen llorando la pérdida de sus tradiciones.
Los hitos, rituales y tradiciones ayudan a marcar el ritmo de nuestras vidas, desde las fechas anuales como cumpleaños y aniversarios a ocasiones únicas como nacimientos y muertes.
Jennifer Talarico, profesora de psicología del Lafayette College en Pensilvania, que estudia la memoria y la experiencia personal, dijo que algunos eventos marcan diferencias en la vida, y se han visto transformados por la pandemia. Quizá el impacto más devastador, señaló, ha sido sobre la muerte y la agonía, la posibilidad de sentarse junto a la cama para consolar al que muere o de funerales.
"Eso está siendo el golpe más grande, porque es lo más difícil de reemplazar", dijo Talarico. "Probablemente es lo que va a tener un impacto más duradero".
Renee Fry conoce la sensación. Su abuela, Regina Connelly, murió en diciembre de covid-19 en su casa de Hollidaysburg, Pensilvania. Acababa de cumplir 98 años. No se celebró su vida en la iglesia ni hubo una cena para todos.
"Tuvimos que quedarnos con la videoconferencia", dijo Fry. Además, ella y su hermana hicieron un libreto de recuerdos que compartieron con amigos y familiares. Incluyeron la oración preferida de Regina y pidieron a sus seres queridos que la recitaran en su nombre. Llenaron páginas con fotos de distintas épocas, desde un retrato de Regina de joven a imágenes con sus nietos.
Las hermanas escribieron la historia de cómo conoció Regina a su marido en una cita a ciegas, hasta la muerte de su esposo en 2010 tras 64 años casados. Escribieron cómo había pasado sus años de adolescente cuidando a sus hermanos tras la muerte de su madre cuando ella tenía 13 años. Incluyeron un rosario en los libreto enviado por correo.
A juzgar por la respuesta, el obsequio tuvo impacto. "Fue increíblemente significativo", dijo Renee.
Daryl Van Tongeren, profesor de psicología en el Hope College de Michigan, estudia el significado en la vida, la religión y las virtudes. Los rituales, símbolos e hitos ayudan a estructurar nuestros mundos, dijo, indicando el paso del tiempo o un logro significativo, y lo más importante, dan significado a la vida en sí.
"Una de las cosas que hacen estos hitos y estos rituales es conectarnos con otras personas y con cosas más grandes que nosotros mismos", dijo.
Algo que a veces pasa desapercibido en el frenesí de la celebración es que el significado de algo es tan importante como el evento. Por ejemplo, las parejas forzadas a renunciar a grandes bodas a cambio de pequeñas, igual están casadas.
Aunque algunos predicen un resurgir como el de los Felices Años 20 tras la crisis," va a haber personas que hayan cambiado", dijo.
"Una de las cosas que hacen los rituales es conectarnos con otros y con cosas más grandes que nosotros mismos.
Daryl van Tongeren, profesor de Psicología
