La idea perfecta en el momento ideal: las mentes chilenas tras innovaciones
Hay productos locales que nacieron tras la pandemia. Aquí algunos de ellos.
Hace cerca de un año, Sebastián González comenzó una investigación motivado por encontrar una alternativa ecológica al alcohol gel. La intención, dice, era idear como parte de su marca EcoThink una fórmula con menos efectos adversos que los populares higienizantes, que -según explica- generalmente causan alergias y dermatitis atópicas.
"Dentro de esta búsqueda de productos ecológicos encontré esta molécula que se llama ácido hipocloroso. Y en base a eso comencé a desarrollar este producto, obviamente sin tener idea que iba a pasar esto de la pandemia", cuenta ahora el profesional de 36 años.
La investigación dio como resultado Aquax, un compuesto que mezcla agua y sal, y que gracias a que se basa en el mismo mecanismo de defensa que el sistema inmune, sirve para desinfectar, sanitizar e higienizar desde manos y ropas, hasta superficies como pisos y ascensores.
"Este producto ya se estaba trabajando en la Segunda Guerra Mundial. El grado de innovación mía fue lograr estabilizarlo y, con eso, aumentar su tiempo de duración para poder comercializarlo", cuenta González sobre el producto, que ya está a la venta vía Atelco Medical (www.atelcomedical.cl).
Aquax es una más de las grandes innovaciones que ha dejado la pandemia en el mercado local. "La crisis ha acelerado todo. O sea, es un momento terrible, pero genera oportunidades, y para aprovechar esas oportunidades hay que meterle el pie al acelerador a fondo", explica Rogers Escalup, gerente general y emprendedor tras Cicla 3D, empresa penquista reconocida como la única en producir filamentos con nanopartículas de cobre para la impresión de objetos en 3D.
Se trata de PLA, un ácido poliláctico muy popular al que se le agregan compuestos, entre ellos nanopartículas de cobre que vuelve el material antimicrobial. "Es conocido que el cobre tiene estas propiedades, entonces solamente tuvimos un tiempo de desarrollo para poder determinar las cantidades, con qué otros compuestos va, cómo hacer que funcione de mejor manera y así poder generar este material", profundiza el Ingeniero Civil Mecánico.
Los filamentos antimicrobiales de Cicla 3D se han popularizado desde el comienzo de la pandemia porque diversos "makers" los han comprado como materia prima para imprimir en sus propias impresoras 3D desde mascarillas y protectores faciales, hasta carcasas para celulares y artículos de oficina.
"En esta nueva normalidad los materiales antimicrobiales son muy útiles. Nosotros tenemos precios muy competitivos para el mercado internacional, eso nos ha llevado a estar en Estados Unidos", dice Rogers, al teléfono desde Tampa donde por estos días participa de la afamada aceleradora de negocios Tampa Bay Wave.
Innovadores
Fuera de oportunidades con lo que ya tenían, para la fábrica de plásticos Bacuplast la crisis sanitaria fue una oportunidad para crear. Ya hace unos meses, la compañía llamó la atención con el D2 One, un pulsador antimicrobial pensado para evitar el contacto directo con cualquier superficie que pudiera estar contaminada.
"Sabíamos que hace tiempo existía el concepto del pulsador, incluso antes del coronavirus. Pero creíamos y creemos que realmente no se adecuaban bien a esta nueva realidad. En dicho contexto repensamos los diseños y los aterrizamos al mobiliario urbano chileno", comenta Giovaninno Baselli, representante de Bacuplast.
La buena experiencia y gran acogida que tuvo el producto ("hemos entregado 20.000 unidades", dice Baselli) llevó a la empresa a aventurarse en la confección de MCu, una innovadora mascarilla reutilizable y de una construcción que se ajusta al rostro.
"Nos basamos en generar un modelo entre una mascarilla convencional incorporando elementos de un respirador de medio rostro", explica Baselli sobre el producto, que hoy comercializan a través de distribuidores y del que hoy desarrollan una variante transparente.
"Yo creo que los escenarios más adversos te pueden empujar a innovar", reflexiona el representante de Bacuplast. "Muchos, independiente de las dificultades clásicas de una Pyme, vivíamos en una plataforma de confort respecto al nuevo escenario del coronavirus. Esto te empuja a replantear tu negocio, adaptarlo y pensar en soluciones acorde a esta nueva realidad", complementa.
"Yo creo que estamos en vías de ser un país innovador. Acá hay condiciones que llevan a innovar, como la necesidad de reinventar las industrias. En el fondo, tenemos industrias que tienen procesos ya antiguos, y si queremos dejar de extraer materias primas y luego comprar productos finales en el extranjero, lo que tenemos que hacer es agregar valor", opina por su lado Rogers Escalup. "Hay harto potencial técnico, hay muy buena formación y muy buena calidad en el país, así que hay que potenciarla y aprovecharla", continúa.
A ello, Sebastián González agrega: "Chile es un país de personas bastante ingeniosas. Realmente hay buenas ideas, pero de repente falta un poquito de apoyo con las entidades que regulan para tener la apertura respecto a estas innovaciones. De repente tienes la tremenda idea, un producto que podría ayudar a muchas personas, pero por parte de las entidades reguladoras, si tú no estás dentro de los que llevan muchos años en el mercado, no te pescan".