Manuel Muñoz González
Sonríe y expresa su alegría, escucha y mira cuando le hablan y le recuerdan parte de su historia como defensa, en sus pasos por los diferentes clubes en que Pablo Otárola mojó la camiseta. Eso sí, se mantiene en su estado de mínima conciencia, condición en que quedó tras el grave accidente sufrido en marzo de 2015, cuando se dirigía desde Temuco a su querido Talcahuano.
"Pablo sigue avanzando de a poquito. Él sigue con sus sesiones de kinesiología, tres terapias al día y dos los fines de semana. Está más activo, responde a algunos estímulos, escucha y mira a cuando uno le habla, se ríe, se expresa de diferentes formas, así que como familia eso nos pone contentos, porque vemos que sigue luchando", comenta Karla, su hermana, con quien vive Pablo junto a sus padres, y quienes la tarde del miércoles tuvieron una jornada especial, pues festejaron el cumpleaños número 33 del "Mariscal", llenos de esperanza y fe.
"Para nosotros cada paso y avance que tiene es un gran logro. Y vemos también que Pablo sigue siendo muy querido, ex compañeros, amigos que tuvo en los clubes en que estuvo aún lo saludan, eso demuestra que dejó una huella importante donde estuvo", agregó la joven.
amistad y cariño
Esa huella la conoce bien uno de los amigos de siempre del "Mariscal", Juan Abarca, hoy defensa de la Universidad de Concepción, quien desde que conoció a Pablo en las inferiores de Huachipato, forjó esa amistad que se mantiene hasta hoy.
"Desde que llegué a Huachipato a los 15 años, nació una muy linda amistad, no solo con él, sino que de él con mi familia. Yo soy de la Sexta Región, y a Pablo le gustaba mucho ir al campo, andar a caballo, incluso iba a ver a mis papás cuando yo no estaba. Se puede decir que somos como hermanos, no de sangre, pero por la amistad que adquirimos", comentó Juan Abarca, quien llegó la tarde del miércoles a la casa de Pablo a saludarlo en su cumpleaños, visita que ahora podrá hacer más seguido, dada su estadía en la zona.
"Por cosas del fútbol nos tocó estar alejados, pero siempre estuvimos en contacto, con su familia. De hecho cuando he tenido vacaciones, vengo con mi familia a verlo. Ahora que voy a estar más cerca, voy a tener la posibilidad de visitarlo más seguido", repasa el defensa.
Sin duda que el accidente de Pablo también marcó a Juan Abarca, al igual que para quienes compartieron cancha y camarín con el "Mariscal". "Fue algo muy fuerte para mí. Yo en ese momento estaba jugando en Wanderers, me tocaba jugar ese fin de semana, pero apenas terminó el partido, viajé a Temuco a verlo y a estar con él. El día anterior había hablado con él, entonces era algo que no quería creer", recuerda el zaguero del Campanil.
Las muestras de cariño se replican en ex compañeros de Otárola, como lo hizo, por ejemplo, desde Paraguay el delantero y ex compañero en Curicó, Diego Churín. "Sinónimo de fuerza y voluntad. FELIZ CUMPLEAÑOS AMIGO! Muchos saludos a la familia, Karla, los quiero mucho", escribió en su cuenta de Twitter.
"Desde que llegué a los 15 años a Huachipato se forjó una amistad muy linda, que sigue hasta hoy".
Juan Abarca