Marlén Muñoz, cajera, 11 años en la empresa:
Mucha tristeza, rabia, cuesta encontrar las palabras para describir lo que se siente, uno queda de brazos cruzados. Uno venía a trabajar con el temor todos los días de que podía pasar algo, pero con la esperanza de que no nos pasara, siempre estuvimos trabajando con ese miedo, y finalmente nos pasó.
Isabel Araneda, cajera, 21 años en la empresa:
Se siente pena, impotencia, con la incertidumbre de no saber qué pasará con nosotros. Tengo hijos estudiando, gracias a esto he podido darle educación a mis hijos, es lamentable que todo esto haya pasado más allá de un simple saqueo. Con esto destruyen la fuente laboral de la gente, porque los afectados somos nosotros.
Rosa Álvarez, cajera, 12 años en la empresa:
El terremoto del 2010 igual fue complicado, pero supimos ponernos de pie, pero esto es más duro que el terremoto. Hay muchas personas que quedamos sin saber qué va a pasar, tenemos deudas, gastos, y esto claro que nos complica. Pero sabemos que la empresa nuevamente se va a poner de pie y saldremos adelante.
Jessica Echeverría, cajera, 4 años en la empresa:
Esto no es contra la empresa, sino que están destruyendo a las mismas personas que estamos luchando por la igualdad, todos queremos algo mejor, pero esto ya está tomando otro carisma, casi terrorismo, están destruyendo todo a su paso. Estábamos luchando por la pobreza y con esto va a haber más pobreza.
Natalia Novoa, jefa comercial:
Yo acá hice mi práctica desde el liceo, este es mi único trabajo, porque Preunic se caracteriza por dar oportunidad a las personas, entonces es triste, terrible, verlo así. Cuando supimos que estaba pasando, llegamos muchos acá, vinimos a ver qué podíamos a hacer, pero así como estaba no se pudo hacer nada.
Gustavo Figueroa, jefe comercial:
Es una angustia permanente, en las noches casi no dormimos, porque debemos estar en contacto con los demás jefes para estar al tanto de la situación de los locales. Esto perdió el foco, está mal direccionado, lo está haciendo gente que no piensa en el daño que está causando, se ha perdido el sentido original de la lucha.