Incendio de una casona desata un drama familiar en el centro
Nuevamente las llamas causaron pánico entre residentes del centro de la ciudad.
Una penquista de 92 años de edad debió abandonar su vivienda a causa de los daños que sufrió su casa a raíz de un incendio que afectó a un inmueble colindante con el suyo. Su situación, lamentablemente, es una más de los problemas que por estos días están viviendo los habitantes del sector céntrico de la capital regional.
"Se quemó una parte del segundo piso y se mojó todo, todo, todo. Ahora estamos viendo un departamento amoblado para llevar a la tía, porque quedó todo inservible. Todo se perdió. Bomberos tuvieron que arrojar mucha agua, porque las llamas eran tremendas", informó Luis Cuevas, sobrino de la damnificada.
El incendio al cual se refiere, se inició, por causas que se investigan, en una casona deshabitada situada en la intersección de las calles Barros Arana y Orompello, frente al centro comercial Mall del Centro. De acuerdo a fuentes policiales, el lugar era frecuentado por desconocidos y formaba parte del escenario de las peleas que por varios días han protagonizado encapuchados y personal de Fuerzas Especiales de Carabineros.
"La situación acá es difícil. Ahora mismo, por ejemplo, ya hay disturbios. En la mañana vino personal municipal a retirar todos los adocretos, pero los vándalos nuevamente están haciendo barricadas. Todo esto genera una angustia tremenda. Usted comprenderá que una persona de 92 años queda muy complicada. Se le destruye el único patrimonio que tiene", relató.
Cuevas sostuvo que constantemente acude al lugar a acompañar a su tía siendo de ese modo testigo de la mayoría de los enfrentamientos. "Pareciera que no hay una inteligencia de las autoridades para prevenir estas cosas. Es como un dejar hacer. A los vándalos no les hacen nada y a la gente que protesta pacíficamente les tiran agua, los detienen. Tampoco se preocupan de quienes han sufrido daños en la calle Orompello. Insisto, falta inteligencia para hacer coto al vandalismo", puntualiza.
casi resignados
El caso de Luis es uno más de los "damnificados" que han dejado las manifestaciones en el centro, tal como lo han debido lamentar desde hace más de dos semanas quienes viven a metros de lo que ha sido el epicentro de los desmanes, la esquina de calle Tucapel y O'Higgins, específicamente en los recintos colindantes al edificio de la Caja Los Andes.
Dicho inmueble ha sido blanco de saqueos e incendios, situación que simplemente tiene aterrorizado a los vecinos.
"Los incendios en el edificio de la Caja Los Andes nos tiene superados a todos. En el edificio hay personas de la tercera edad que realmente ya no dan más, están enfermas de los nervios. Hay vecinos que están pensando en irse, en mi trabajo me echan la talla, que vivo en Siria, en Irak, me lo tomo con humor, pero es el reflejo de lo que grave que está la cosa", comenta Carlos, quien reside en el tercer piso de dicho edificio, y que pasó de vivir, como muchos dicen, "en el paraíso de estar en el centro, cerca de todo, a vivir ahora en la peor parte de Conce, dada la contingencia".
"Llevamos más de dos semanas de sufrimiento y yo diría de resignación a esta altura. Todo partió en esa esquina el 19 de octubre, las marchas inician ahí y todo termina en ese sector. A esta altura no hay mucho más que hacer, no nos ha quedado otra que permanecer con ventanas cerradas, para evitar el olor a lacrimógena, antes de las 6 de la tarde yo podría decir que estamos casi secuestrados, porque ni siquiera hay posibilidad de salir a mirar algo, porque te arriesgas a que te llegue un piedrazo", agrega el afectado, quien incluso tiene una maleta con ropa lista ante cualquier eventualidad, y otra encargada donde un amigo.
Otro residente del lugar, que prefiere evitar dar su nombre para no tener problemas, apunta que pasaron de la tranquilidad única que había en el edificio, a la inseguridad máxima. "Por lo menos ahora acordonaron el lugar y habrá un poco más de resguardo, pero se debió haber hecho antes, no después que lo volvieran a quemar. Ese día del incendio en la parte alta del edificio fue terrible ver las llamas a menos de 40 metros de nuestros departamentos. Vivimos con un susto permanente, acá viven personas mayores y la tranquilidad se perdió totalmente", alegó el afligido residente del sector céntrico de la ciudad.