Altamirano brilla como nunca con su nuevo apellido
Volante acerero dejó de usar a principio de año el apellido de su padre, Urzúa, por el de su abuelo materno y madre.
Este año cambió de número de camiseta, y también un apellido. De Javier Urzúa Altamirano a Javier Altamirano Altamirano pasó a llamarse el volante de Huachipato que, el domingo 25 de agosto y en el CAP, marcó una tripleta en el 4-3 sobre Antofagasta, y que junto a Juan Sánchez Sotelo se ha convertido en la gran figura del equipo en el segundo semestre.
Quien el 21 de agosto cumplió 20 años de edad y se formó en las cadetes del club, señaló que el cambio de apellido es un reconocimiento a sus abuelos maternos, Humberto Altamirano e Inés Hermosilla, y a su madre, Diana.
"Me crié con ellos en el sector penquista de Los Fresnos", señaló "Javi", quien en 2018 usó el número 24 en la espalda, y en la presente campaña el 20.
"El cambio de apellido es un homenaje a ellos", indicó "Pichanga, como apodaron al jugador en sus primeros años en la cantera acerera.
"De niño, fue mi abuela quien más me acompañó en las canchas, la que siempre estuvo ahí", recalcó el jugador, al tiempo que prefirió no entrar en detalles sobre su padre.
"Mis abuelos están vivos, y muy contentos por lo que estoy haciendo en Huachipato", recalcó el mediocampista de salida, quien no cursa estudios de ningún tipo "porque prefiero estar enfocado cien por ciento en mi club, pero no lo descarto a futuro".
Precisó, además, que desde el punto de vista legal el cambio de apellido no tuvo lugar este año "sino a fines de noviembre pasado".
En lo futbolístico, el admirador de Jorge Valdivia y fanático del anime reconoció que el actual "es mi mejor momento", y agregó que en la campaña "llevo cuatro goles".
Explicó también por qué de lolo lo apodaron "Pichanga".
"Era desordenado para jugar. Ya no lo soy", dijo el veinteañero crack, quien ya apunta su talento al cotejo del domingo de visita frente a Cobresal, donde pretende celebrar el cuarto triunfo siderúrgico seguido.