Angélica Vásquez V.
Me invitaron nuevamente del mismo lugar para dar una charla, pero esta vez el título lo pusieron ellos, "Qué viva la vida", y ahí me quedé pensando en el inmenso significado de aquel nombre. ¿Qué hacía? ¿Para dónde me orientaba? ¿En qué me enfocaba? Hasta que me aquieté y me puse a pensar en qué me gustaría que me dijeran a mí, en esta época del año. Y recordando, siento que volver a agradecer y a elegir el estar consciente en el ahora, es lo mejor que podemos hacer. Es verdad, llegó la época de balance, auditorías internas, la raya para la suma y mucho más, y al parecer no todos están contentos. Lo recibo como testimonio y lo veo en sus energías, en sus rostros. La tristeza se contagia si no se le pone coto y por ese lado, decirle a alguien "qué viva la vida" es casi una provocación... a menos que antes se le pida toda la ayuda posible a los ángeles por ejemplo, seres de luz dispuestos a ayudarnos siempre. Y desde ahí retomar este bello camino de la gratitud. Bella palabra, poderoso significado, y majestuoso resultado. Con la gratitud llega el despertar, el estar consciente del todo y así sí que es fácil decir ¡qué viva la vida! O, con más onda si prefiere, ¡la vida es la cumbia! En fin. Bueno ¿y cómo terminó la charla? Con aplausos, risas y emoción, y con sorpresa gigante para mí cuando les pedí que se abrazaran con su compañero de silla y se dijeran cosas lindas. Y todos con todos se abrazaron, con amor, gratitud, humildad, limpiando asperezas, parándose de las sillas y también regalándome abrazos a mí... ¡cómo no va a valer la pena vivir! Qué importa que su balance 2018 no sea bueno, ya tendrá la oportunidad de hacer todo distinto. Para qué afligirse, después de todo, no creo que esté grabando la Guerra de las Galaxias ¿verdad? O sea, si es así, lo entendería. Lo demás… naaaa, relax.