Angélica Vásquez V.
Y entonces la terapia estaba terminando, pero la verdad es que durante toda la sesión sentí ese exquisito aroma de su perfume. Y no es de un hombre de quien hablo, sino de una mujer a quien le emanaba una fragancia exquisita, dulce, femenina, sexy, diría yo. Así que era inevitable preguntarle el nombre. Me lo dijo, por cierto, pero más interesante fue la historia: "Yo nunca compro perfumes, siempre han sido regalados, pero de pronto no sé qué pasó y sentí ganas de comprar uno... algo estoy haciendo diferente ¿no crees?". Y eso para mí fue genial. Cómo a través de pequeños hechos podemos comprobar nuestro crecimiento interno, nuestra conciencia, nuestra evolución. Ella se hizo terapia sola ¡y funcionó! Los significados podrían ser tantos y ni uno a la vez, pero de que significa un cambio eso es indiscutible. Así entonces me tomo de este ejemplo para invitarlos a recordar pequeños hechos que hayan hecho en sus vidas en el último tiempo. Les aseguro que no han captado aún el tremendo salto cuántico que dieron, y eso, estimados ¡¡no tiene precio!! Qué divertida es la vida, nos llena de señales, nos manda indirectas, nos revela mensajes, nos aleja de personas y nos acerca a otras, nos hace odiarnos pero cuando estamos confusos y cansados nos vuelve a regalonear, haciendo que nos compremos un perfume único que nos envuelve en un vibración fantástica que nos recuerda que seguir adelante es la única opción. Y esa es la manera más honesta en que nos podemos tratar, que el perfume de nuestra vida se nos manifieste, dejando que nos muestre el camino, dejándonos llevar. ¡Por Dios, qué manera de jugar a los dados! ¿o a las cartas? Pero elegí este camino y sé que tú también. ¡Vamos por ese perfume! ¡Vamos, que se puede!