Angélica Vásquez V.
Empoderamiento. Un término que sonaba tan curioso al principio, escucharlo era hasta casi divertido. Cuando me informé bien del origen, me quedó más claro el concepto y me uní a él. Sí, porque empoderarse tiene que ver con un despertar espiritual, un autoconocimiento, una conciencia de lo que somos. Es la energía del poder con todo, que se forma dentro de nosotros siempre, y se siente como satisfacción, plenitud, alegría, paz con quienes somos... eso es el verdadero sentido y es ahí donde hay que mantenerse. Porque luego está el "otro empoderamiento", el que nos venden en publicidad, en redes sociales, en eventos. Ese extraño y tramposo poder de sentir que si usas sólo esas zapatillas entras en el juego, que empoderarse es transformar tu cuerpo a como dé lugar ¿Por qué se presenta eso? Me lo he preguntado varias veces, me he topado con personas que se sienten parte de este movimiento, sólo porque hablan fuerte, proceden, engañan y reciben reconocimiento externo. Recuerdo a una persona que se sentía empoderada porque hablaba con diputados y senadores. O el de una persona jactándose de sus joyas y ropa, pero luego vimos a su marido en las noticias detenido por tráfico de drogas. Así es la mente del ser humano que se crea su propia realidad... eso es sólo cáscara, la que produce angustia al llegar la noche, la que desespera un domingo en la tarde, cuando se descubre que no se tiene con quién contar, al menos que se compre con algo a uno de los similares.
El despertar espiritual es empoderamiento, y ese es un regalo maravilloso, que nunca debe ser despreciado. Si lo siente, lo respira, lo palpa ¡felicitaciones! Va por buen camino. Y si aún siente que es algo para todos menos para usted, también es buena señal. Su alma va por eso. Prepárese a recibir lo mejor que la vida le envía, y disfrute de sus resultados. ¡¡Se lo merece!! Y no olvide la palabra mágica: Gracias.