Naufragio del Angamos: 90 años de la tragedia que enlutó al país
Afg dfg adfg adfg adfg adfgadfg adfg adfg adfg adfg adfg adfg adfg adfgadfgadfg adfg adfg adfg adfg adfg adfgadfg adfg adfg adfg adfg adfgadfg
"Escúchame destino / ¿por qué eres tan tirano / con este suelo amado / que quiero con fervor? / Tú eres inexorable / Se hundió el transporte Angamos / dejando como huella / la angustia y el dolor..."
Así fue como el popular cantautor penquista Críspulo Gándara plasmó en una de sus composiciones el sentir que, hace 90 años, dejó en los chilenos uno de los naufragios más trágicos que recoge la historia marítima de nuestro país: el hundimiento del transporte Angamos, acaecido la madrugada del 7 de julio de 1928, en medio de un violento temporal, cerca de las costas de Lebu.
Un total de 262 personas fallecieron, y sólo hubo siete sobrevivientes.
Así lo relató también diario "Crónica" en 1949, al conmemorarse los 21 años de la mayor tragedia naval chilena en tiempos de paz: "El 7 de julio de 1928 el alba descorrió en la costa vecina a Lebu las sombras de una noche de tragedia en el mar. Había naufragado entre las puntas Morguilla y Chimpel el transporte de la Armada 'Angamos' con toda su tripulación y sus pasajeros".
"Aquella mañana en esa región del mar los barcos que habían venido en su auxilio ante el dramático llamado en la noche, recogieron más de 80 cadáveres. Y varios fueron los que siguieron apareciendo en los días siguientes", continúa la publicación.
La embarcación
Germán Bravo Valdivieso, historiador naval, cuenta que el "Angamos", la segunda unidad de la Armada de Chile bautizada con ese nombre, había sido adquirido en Italia por el gobierno del presidente José Manuel Balmaceda, durante la guerra civil de 1891, y que había recibido anteriormente los nombres de "Cittá de Venezia" y "Spartan".
"Después de 38 años de servicios, continuaba cumpliendo sus funciones en la Armada", detalla el también autor de relatos navales, quien precisamente recoge la tragedia del Angamos en uno de los capítulos de su libro "Crónicas de Chile y el mundo", próximo a publicar.
"Su comandante era el capitán de corbeta Ismael Suárez, quien después de su egreso de la Escuela Naval y de servir algunos años como especialista de torpedos, había obtenido su retiro, y posteriormente había decidido reincorporarse a la Marina", señala.
Según el Archivo Histórico de la Armada, el "Angamos" desplazaba 5.975 toneladas y tenía un andar de 15 nudos. Tras décadas de servicio, el buque tuvo lamentablemente un sobrecogedor final.
El naufragio
Hace 90 años, la embarcación navegaba cerca de Corral, llevando a bordo 269 personas entre tripulantes y pasajeros, cuando se desencadenó un fuerte temporal que azotó especialmente las costas al sur del Biobío. Fue el comienzo del trágico fin de un viaje que había partido algunas semanas antes en Punta Arenas, desde donde la nave zarpó con 295 personas a bordo.
"Entre ellas -relata Bravo Valdivieso- había personal de la Armada que debía cumplir trasbordo al norte, conscriptos licenciados que habían concluido su periodo de instrucción, y muchos obreros cesantes que no podían pagar su pasaje de regreso en un barco comercial".
El 25 de junio de ese 1928 arribó el buque a Puerto Montt, donde desembarcaron algunos pasajeros que llegaban a destino y embarcaron otros que se dirigían más al norte. Con 269 personas, el "Angamos" zarpó así el 2 de julio rumbo al puerto de Coronel.
"El 5 de julio el buque capeaba de buena forma el temporal frente a la bahía de Corral", continúa el relato del historiador e ingeniero constructor naval de la Universidad de Concepción. "Pero al anochecer del día siguiente, al acercarse a punta Morguilla, nueve millas al sur de Lebu, sufrió una grave avería en su timón, quedando a merced de enormes olas que lo hacían derivar hacia la costa".
"Sin poder controlar el rumbo, el buque continuó navegando en medio de la más absoluta oscuridad cuando, a las 20.30 horas, se estrelló contra dos rocas y una ola gigante arrasó el puente de navegación, llevándose al personal que se encontraba allí y partiendo la nave en dos".
Señal de auxilio
Tras el impacto, el radiotelegrafista transmitió un SOS urgente, mensaje de auxilio que, de acuerdo al Archivo Histórico de la Armada, apenas fue escuchado, dadas las malas condiciones de recepción. De todas maneras, se desplegó una operación de rescate, a cargo de varias unidades de la Escuadra.
Fue el vapor "Tarapacá", que se encontraba en el puerto de Lebu, la nave que captó el débil llamado de auxilio. Una señal apenas perceptible, explica Bravo Valdivieso, "que hacía imposible captar la posición del siniestro y que retransmitió de inmediato a la isla Santa María y al apostadero naval de Talcahuano".
Las autoridades del puerto despacharon entonces al crucero "Ministro Zenteno", el minador "Elicura" y el cazatorpedero "Williams", a los cuales se les agregaban los mercantes "Apolo" y "Tarapacá", mientras desde Puerto Montt se sumaba el "Sibbald" y desde Corral la escampavía "Yelcho".
Sin embargo, relata el oficial (r) naval, "toda la rebusca se dirigió a la isla Santa María, que había retransmitido la señal de auxilio, por lo que entre las 20.40 horas del 6 de julio, cuando se irradió el SOS, y la madrugada del día siguiente, cuando terminó de hundirse, no llegó ningún buque de salvamento al lugar".
La madrugada del 7 de julio de 1928, el transporte "Angamos" se había ido a pique tras chocar con dos rocas, dejando finalmente un saldo de 262 fallecidos. Cuando las naves que partieron al rescate lograron ubicar los restos del buque, recogieron 83 cadáveres. Hubo solamente siete sobrevivientes.
Sobreviviente
Cuatro tripulantes del "Angamos" salvaron sus vidas aferrándose a un madero que pasó flotando por donde se encontraban.
"Una ola inmensa los levantó a gran altura y los lanzó por sobre las rocas arrojándolos a la playa", añade a la historia el relato del suboficial (r) de la Armada, Manuel Chamorro Moreno.
Uno de los sobrevivientes era el grumete José Águila Carrasco, quien, en palabras de Chamorro, "pone una nota de dramatismo a este accidente cuando dice: 'Que el navío navegando en completa oscuridad, cerca de las 20.30 horas, se estrelló contra dos rocas. El pánico de los pasajeros, integrado principalmente por mujeres y niños que viajaban hasta Valparaíso, fue indescriptible. El drama se hizo espantoso en momentos que una ola gigante arrasó con el puente de mando, llevándose a todos los oficiales y marineros de guardia en ese puesto, mientras el buque se partía en dos'".
El grumete, agrega el suboficial (r), "perdió el conocimiento y, al volver en sí, divisó a la distancia las luces del 'Angamos' que se apagaban lentamente".
"El lamentable suceso produjo consternación nacional y el país entero se estremeció de profundo pesar, adhiriéndose al luto de la Armada de Chile", añade Manuel Chamorro.
Así también lo deja de manifiesto la crónica escrita en 1949 en el diario "Crónica": "El país entero se enlutó. Los funerales de los fallecidos en el naufragio dieron motivo a manifestaciones grandiosas de duelo en Lebu y Concepción. Era una desgracias sin precedentes en su magnitud".