G. Cifuentes/ M. Saavedra
Alas 21.27 horas, y tras una extensa jornada de declaraciones, Bruno Betanzo y Carmen Sereño salieron rápidamente desde los Tribunales, tapados con un paraguas y usando jockeys para evadir los flashes, cámaras de televisión y las preguntas de la prensa que aguardaba en el lugar.
La jornada fue maratónica, ya que habrían llegado cerca del mediodía y se retiraron nueve horas después, luego de entregar declaraciones a la ministra Carola Rivas, quien ayer cumplió dos años a la cabeza del Caso Matute, el cual lleva diecisiete años sin resolverse.
Desde un principio, Betanzo y Sereño se negaron a conversar. Salieron cabeza gacha, con paso rápido e ignorando las preguntas. "Permiso, permiso, dejen caminar", exclamaron.
Consultados por su aporte en la investigación, prefirieron no emitir declaraciones y continuaron hacia San Martín con Orompello, donde tenían estacionada una camioneta.
Sin embargo, durante el trayecto se ofuscaron por las preguntas e incluso propinaron empujones a periodistas y camarógrafos. "Dejen de molestar. No hay nada que aclarar", gritó la mujer, mientras que el ex dueño de "La Cucaracha", la discoteca desde donde desapareció Jorge Matute en 1999, sostuvo que "esto es demasiado, es una agresión. No corresponde".
La pareja caminó de la mano por cinco cuadras, en poco más de seis minutos, sin referirse en ningún momento a lo realizado en la oficina de la magistrada, ubicada en el cuarto piso del edificio emplazado en la avenida O'Higgins.
En un momento, producto del enojo, Carmen Sereño increpó a la prensa. "Molestan y escriben estupideces", manifestó.
Tras ello, pidió respeto y aseguró que no tienen nada que aclarar con respecto a la noche en que desapareció Matute ni a las diligencias en las que participaron durante toda la tarde.
Luego de los tensos minutos, se fueron a bordo de una camioneta gris por calle Ongolmo en dirección a avenida Los Carrera.
La extensa jornada de declaraciones en Tribunales terminó con ambos en libertad.
Caos en el centro
Las cinco cuadras entre el Palacio de los Tribunales y el lugar donde tenían estacionado su vehículo, no sólo las recorrieron bajo el asedio de la prensa, sino que ante las miradas de los penquistas impactados por lo que estaba sucediendo.
Bruno y Carmen caminaron hasta Orompello, pasando por el Mall del Centro y el paradero del Lord Cochrane, donde había gran cantidad de personas esperando locomoción, los que observaban atentos la situación. Algunos incluso les gritaron a su paso. Al llegar al lugar donde tenían el vehículo, fuera de una popular botillería, una veintena de jóvenes se acercaron a ver qué pasaba y preguntaban sorprendidos por lo que ocurría.
Nadie en el centro de Concepción quedó indiferente a la tensa salida de Bentazo y Sereño, ni siquiera los conductores de buses que circulan por las principales arterias de la comuna, quienes en un momento tuvieron que detenerse para darles el paso.
5 cuadras caminaron Bruno Bentazo y Carmen Sereño tras salir de Tribunales.