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El lenguaje nos lleva a desarrollar el pensamiento y a adquirir nuevos conocimientos. Por esto es crucial que un niño viva etapas que le permitan tener bases para una correcta comunicación y relacionarse con su medio; sin embargo, todos los pequeños s son diferentes y por lo tanto tienen distintas habilidades y ritmos de aprendizaje.

Entre el año y medio, y los tres años, se puede pesquisar un retraso en el lenguaje. ¿Cómo? Nombrando los objetos en las rutinas diarias como al vestirlo, poner la mesa o al bañarlo; repitiendo las instrucciones, que éstas sean simples y con apoyo de objetos concretos. Superada esta edad y si las dificultades persisten y afectan la comunicación del menor, se debe consultar a un fonoaudiólogo.

Cuando los niños no pronuncian bien sonidos o estructurar oraciones coherentes y sólo expresan palabras aisladas, su vocabulario es limitado (número de palabras que logra expresar), realizan gestos al querer expresar sus necesidades; estamos frente a un Trastorno Específico del Lenguaje Expresivo. Cuando a ellos se suman complicaciones para comprender ordenes simples o requieren bastante apoyo contextual (guiar la orden, necesidad de que los objetos estén presentes), estamos frente a un Trastorno Específico del Lenguaje Mixto.

Ambos diagnósticos deben ser abordados en una Escuela Especial de Lenguaje lo más temprano posible.