La casa donde el viejo oeste no es una película
Conozca las historias -documentadas y narradas- del western, recreadas con exactitud en una particular casa. Y todo en boca de su propio sheriff. Un viaje al pasado que lo hará desenfundar por la curiosidad.
Imagine que atraviesa la puerta principal. Desde los costados y arriba -hay palco-, como forastero, es observado de reojo. Las hebillas suenan. El eco de la melodía de Ennio Morricone retumba y, sorpresa, allí están el "bueno" de Clint Eastwood con su poncho, ceja levantada y aquel pucho en la boca; el "feo", desprolijo y sucio Eli Wallach; y el "malo" de Lee Van Cleef, con aquella nariz aguileña y mirada fulminante.
Instalado en una vetusta silla al interior del "Silver City", como llama a su particular rancho que revive al detalle un pueblo del lejano oeste americano, Juan Crass Carter, su propietario -nacido en Valdivia pero radicado en Concón- nos revela, ahora con un susurro a lo spaguetti western, que acá está su sueño, un pedacito del Far West hecho realidad. "Aquí yo soy el sheriff", dice tajante Crass, de 59 años, dos hijos, nieto de inmigrantes alemanes por parte de padre e ingleses de madre, mientras porta en su cabeza un sombrero texano a la pinta. "En este rancho hacemos fiestas. Todos disfrazados como en el Oeste", acuña.
Esta afición, que pasó del coleccionismo a una vocación por el culto a las espuelas, pistolas y antigüedades, tuvo un punto de inicio marcado por el clásico film de Sergio Leone, "El bueno, el malo y el feo'. "Estudié diseño industrial en la U. de Chile. Luego bellas artes", explica. Así se especializó en la pintura de estilo hiper realista: caballos, paisajes y temas históricos (su otra pasión) hicieron de musas.
John Wayne chileno
Su trazo, entre los años '70 y '80, estuvo a las órdenes de renombradas editoriales como Belmont Tower, en Nueva York; Tell y Bruguera, en Barcelona, ciudad donde también radicó. En total, afirma haber publicado sus coloridas ilustraciones en unos 400 libros.
"Después de esto, viajaba una o dos veces a Estados Unidos para recorrer los pueblos. Estuve en 20 estados. El que más me impresionó fue Tombstone: tiene una historia interesante y sangrienta… la balacera del corral, se han hecho muchas películas allí. El poblado se mantiene tal cual", sostiene Juan Crass a la vez que infla pecho de orgullo, entre tanto objeto de antología.
De salón
Incluso reproduce al calco una taberna gringa perdida en el desierto. Los detalles son de quedar boquiabierto: "Este terreno está al lado de mi casa. Quise poner mi pueblo: el hotel, la oficina del sheriff, el salón, una diligencia que yo construí en tamaño real, todo adquirido en Estados Unidos", detalla. Además se observan mobiliarios, monturas, lámparas y diarios.
Ahora todo se reduce a cámara lenta. Son las 4.10 de la tarde del 2 de agosto de 1876. El querido alcaide Wild Bill Hickok se ubica en una silla, dando la espalda a la barra del salón. En eso, de la nada, un pistolero que le tenía odio -había matado a su hermano- se le acerca por atrás y descarga su rabia, en una bala, sobre su fatal cabeza. "Es la hora del adiós, amigo", lanza Juan Crass. "Vaya con Dios", le digo.
Esto le llevó a dar el brinco, cual jinete fugitivo (o más bien persecutor), a Estados Unidos y España. En esos países, ilustró destacadas portadas alusivas a las novelas de vaqueros.
"Esto es 'Silver City', en Concón", dice, mientras evoca un momento a Hollywood: "Aquí se filmó un cortometraje en inglés que se llamó 'Road to Redemption', del director Pablo Roldán, y con la actuaciones de Koke Santa Ana y quien habla (en lo suyo, como sheriff)", agrega Crass.