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Exponerse al ruido de los aviones afecta el corazón

Una investigación indica que el estruendo en personas que viven cerca de aeropuertos puede aumentar el riesgo de infartos o arritmias mortales.
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Agencia EFE

Las personas que viven cerca de aeropuertos y están expuestas a elevados niveles de ruido de los aviones podrían tener más riesgo de padecer problemas cardíacos y más probabilidades de sufrir infartos, arritmias potencialmente mortales y accidentes cerebrovasculares.

Esta es la principal conclusión de un estudio observacional, publicado en la revista Journal of the American College of Cardiology y dirigido por investigadores de la University College London (UCL), tras analizar datos de imágenes cardíacas de 3.635 personas que vivían cerca de cuatro grandes aeropuertos de Inglaterra.

El equipo comparó los corazones de quienes vivían en zonas con mayor ruido de aviones con los de quienes vivían en zonas con menor ruido y descubrieron que los que estaban expuestos a niveles de ruido de los aviones superiores a los recomendados tenían músculos cardíacos más rígidos, que se contraían y expandían con menos facilidad y eran menos eficaces a la hora de bombear la sangre por el cuerpo.

Esto ocurría especialmente en el caso de las personas expuestas a un mayor ruido de los aviones por la noche, lo que podría deberse a factores como la alteración del sueño y el hecho de que es más probable que las personas estén en casa por la noche y, por tanto, expuestas al ruido.

Además, los investigadores descubrieron que estos tipos de anomalías cardíacas podrían multiplicar por dos o por cuatro el riesgo de sufrir un episodio cardíaco grave, como un infarto de miocardio, ritmos cardíacos potencialmente mortales o un ictus, en comparación con el riesgo de las personas sin ninguna de estas anomalías cardíacas.

"Nuestro estudio es observacional, por lo que no podemos afirmar con certeza que los altos niveles de ruido de los aviones causaran estas diferencias en la estructura y la función cardíaca", explica Gaby Captur, autora principal del estudio.

La fauna de agua dulce está en riesgo de extinción

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Un 24% de las especies de fauna de agua dulce está en peligro de extinción según un estudio recogido esta semana en la revista Nature, que evalúa el estado de conservación de más 23.000 tipologías de animales.

La contaminación, las especies invasoras, las presas, el abuso en la extracción de agua, el cambio de uso del suelo y las malas prácticas agrícolas son las principales amenazas contra la biodiversidad de agua dulce que ha documentado este estudio liderado por expertos de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).

Los ecosistemas de agua dulce albergan más del 10% del total de todas las especies de fauna conocidas y son vitales para la vida en la Tierra.

La función de la fauna de agua dulce es fundamental para luchar contra el cambio climático, proteger de inundaciones o sustentar el ciclo biológico del que depende, también, la vida humana.

A pesar de ello, este es la primera gran evaluación del estado de las 23.496 especies de agua dulce conocidas, entre ellas, peces, crustáceos decápodos (como cangrejos, cigalas o gambas) y odonatos (como libélulas o moscas damisela).

El resultado de la evaluación es que el 24% de las especies estudiadas está en riesgo elevado de extinción, siendo el grupo más amenazado el de los decápodos, con un 30% de peligro de desaparecer, seguido de los peces de agua dulce, con un 26% de las especies muy amenazadas, y de los odonatos, con un 16%.

Los traumatismos cerebrales pueden activar virus latentes

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Los traumatismos craneoencefálicos repetitivos podrían contribuir a despertar el virus del herpes, que muchas personas tienen de forma latente en el cerebro, lo que podría contribuir a la aparición de enfermedades neurodegenerativas como el alzhéimer.

Un equipo, encabezado por expertos de la Universidad de Tufts y la Universidad de Oxford, utilizó modelos de tejido de laboratorio que reconstruye el entorno del cerebro, donde algunos tenían neuronas con VHS-1 y otros estaban libres de virus.

Estos organoides cerebrales sirvieron para simular lesiones en la cabeza con golpes repetidos y leves en los tejidos cerebrales, para comprender mejor cómo las conmociones cerebrales pueden desencadenar las primeras etapas de la reactivación del virus y la neurodegeneración.

Tras los golpes, las células infectadas con VHS-1 mostraban una reactivación del virus y, luego, los marcadores característicos de la enfermedad de Alzheimer, como la formación de placas amiloides, la formación de ovillos de proteína tau o na proliferación de células gliales denominada gliosis.

La células no infectadas por el virus del herpes simple, una vez sometidas a los golpes, mostraron cierta gliosis, pero ninguno de los otros marcadores del alzhéimer.