Jóvenes rescatan vidrios de vertederos y fabrican decoraciones para el hogar
Un matrimonio de la Región de Valparaíso creó Devaser, un emprendimiento que le da una segunda vida a los desechos a través de la confección de terrarios, lámparas y cuadros botánicos. Ya venden en Brasil y ahora apuestan por México.
Ignacio Arriagada M.
Se hicieron cargo de un serio problema de contaminación en Quilpué y lo convirtieron en un exitoso negocio. De esta manera se resume el camino forjado por Dannysa Montaña y Benjamín Cuevas, matrimonio que durante la pandemia por el coronavirus decidió dar vida a Devaser, un emprendimiento que revaloriza los vidrios de ventanales, paneles y espejos rotos y los transforma en productos decorativos para el hogar, como terrarios, lámparas y cuadros botánicos.
Esta es la historia de una pequeña empresa que, a punta de residuos y desechos, ha logrado destacar en la zona centro de Chile y en el mercado brasileño.
El amor por la naturaleza, la música, las plantas y el férreo compromiso por la defensa del medio ambiente unió a Dannysa y Benjamín.
Cuando ambos estaban en la universidad y, en paralelo, el país salía de una crisis sanitaria sin precedentes, este matrimonio decidió iniciar un emprendimiento, al que llamaron Devaser, que significa "el alma de las plantas" y el "ser". En un comienzo esta pyme incursionó elaborando maceteros con maderas de talas.
"En nuestra casa teníamos maceteros de plástico y yo le dije al Benja que no me gustaban porque no ayudaban al medio ambiente (...) Mientras caminábamos por una plaza nos dimos cuenta de que habían hecho una tala de arboles y los troncos estaban tirados. Llegamos a la casa y reemplazamos todos los maceteros de plástico por madera. El Benja cortaba los troncos y yo los adornaba y les hacía diseños. Así partió todo en 2020, como 'Devaser maceteros'", recuerda Dannysa, de 30 años y egresada de Derecho.
Para comercializar el producto la pareja tuvo que experimentar de todo. En los primeros meses la vitrina fue el clásico Muelle Vergara de Viña del Mar. Allí, mientras Benjamín captaba la atención de los transeúntes con el sonido que emitía al tocar un handpan (instrumento de percusión melódico), su esposa ofrecía los maceteros. La recepción de la gente, al corto tiempo, fue auspiciosa. Este auspicioso panorama les llevó a aumentar la recolección de madera para cumplir con los pedidos. En tan sólo meses la pyme ya generaba ganancias.
Un hecho, un cambio
Cuando Devaser alcanzaba cierta popularidad y la clientela iba en alza, un trágico acontecimiento cambió su rumbo.
"Mientras participábamos en una feria, exactamente un 14 de febrero, nos estaba yendo tan bien que nos quedaban muy pocos maceteros. De urgencia mi hermano fue a hacer más maceteros y en el proceso tuvo un grave accidente, lo que nos llevó a replantear el modelo de negocio del emprendimiento", relata Dannysa con emoción.
Mientras caminaban por una tienda del retail un terrario de vidrio captó la atención de ambos. Tras averiguar que era importada desde la India y que la técnica de confección no era tan compleja, la pareja decidió replicar la idea, pero en un formato sustentable.
"Al preguntarle a artesanos chilenos qué vidrio usaban para hacer los terrarios me dijeron que compraban el vidrio y lo hacían (...) Comencé a ver tutoriales y a consultar y luego partí a una vidriería a comprar", dice Benjamín, de profesión ingeniero civil industrial.
Al acercarse al negocio se percató que en el frontis había una caja con trozos de vidrio. Tomó los residuos y partió a su casa a armar, junto a Dannysa, un terrario. Con una técnica rudimentaria e implementos básicos lograron elaborar el producto. Los primeros no cumplieron con la belleza vista en el retail, pero tras perfeccionar la técnica el estándar aumentó.
"Nos dimos cuenta que con estos vidrios, rotos y reutilizados, podíamos armarlo (el terrario) (...) A medida que íbamos avanzando nos percatamos que en Quilpué habían muchos microbasurales y vertederos con estos vidrios y que mucha gente botaba los vidrios de los ventanales y espejos rotos y los dejaba en cajas afuera de sus casas", detalla la emprendedora.
Como la materia prima estaba en esos lugares, el matrimonio recorrió en bicicleta toda la comuna recolectando los residuos para proproducir el nuevo producto. El desafío, en 2022, era posicionarse, nuevamente, en el mercado. Tras ganar recursos económicos provenientes del Servicio de Cooperación Técnica (Sercotec), la pareja invirtió en maquinaria y asesorías para optimizar su modelo de negocio y de marketing. Ese año facturaron veinte millones de pesos.
El 2023 vino el gran salto. Luego de que Dannysa ganara el premio Mujer que Inspira de Banco de Chile y Devaser se coronora a nivel nacional como la Pyme Destacada por parte de Sercotec, el matrimonio recibió una llamada inesperada. Dos cadenas del retail querían sus productos en sus marketplaces y vitrinas. Cincuenta millones de pesos en ventas anotó el emprendimiento el pasado año. También se abrieron paso al mercado extranjero, con un cargamento a Brasil, y están en conversaciones para recalar en México.
Además de los logros comerciales, esta pyme quilpueína también destaca por su compromiso con el medio ambiente. En menos de un quinquenio ha revalorizado dos toneladas de vidrio y mensualmente rescata 300 kilos de este material desde microbasurales y vertederos de la Ciudad del Sol. Asimismo, da trabajo a nueve personas, entre hombres y mujeres que cumplen distintas funciones en el taller de fabricación.
Más allá de internacionalizar el negocio, el mayor deseo de este matrimonio es que Devaser sea el medio para "fomentar una cultura de reutilización de residuos".