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Cincuenta años cumple la Fraternidad Ecuménica en Chile

En agosto de 1973, el país estaba polarizado pero un grupo de líderes cristianos se reunieron para conocerse y trabajar por la unidad de católicos, ortodoxos y evangélicos.
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Juan Guillermo Prado

No se sabe cuántas son las iglesias y congregaciones cristianas que hay en el país. Hace exactamente medio siglo, en la YMCA, (Asociación Cristiana de Jóvenes) de Santiago, se reunieron algunos sacerdotes, católicos y ortodoxos, y pastores, protestantes y evangélicos, formando la Fraternidad Ecuménica de Chile, que actualmente es presidida por el padre Rodrigo Polanco, doctor en teología y profesor de la Pontificia Universidad Católica de Chile.

-¿Cuándo surge el ecumenismo en el mundo y en Chile?

-Las iglesias cristianas siempre han percibido que su división no es querida por Dios, de acuerdo a lo que el mismo Jesús dice: "Que todos sean uno". El ecumenismo o "movimiento ecuménico" se refiere entonces a todas aquellas actividades o proyectos que se realizan para favorecer la unidad de los cristianos. El ecumenismo surgió en el ámbito protestante, a comienzos del siglo XX, a partir de los problemas que suscitaba el hecho de que llegaran al Oriente misioneros cristianos que anunciaban la misma fe en Jesús, pero que decían pertenecer a distintas iglesias, que incluso muchas veces estaban peleadas unas con otras. Por eso se llevó a cabo un gran encuentro en Edimburgo, en 1910, en donde comenzó el ecumenismo en las iglesias protestantes. Luego se integró la Iglesia Ortodoxa. Con la Primera Guerra Mundial y la división de Europa, aumentó la conciencia de que la fe cristiana tenía que ser ocasión de unida y para eso había que comenzar con el propio ejemplo. En un comienzo, la Iglesia Católica no se incorporó porque pensaba que podía significar un cierto indiferentismo de la propia fe. En verdad, no había comprendido bien lo que significaba el ecumenismo. Fueron Juan XXIII y el Concilio Vaticano II los que abrieron las puertas a la Iglesia Católica para incorporarse al ecumenismo. De allí en adelante, las iglesias cristianas protestantes, las ortodoxas y la católica, conjuntamente, se han abocado a buscar caminos de unidad. Lo han hecho a través de la oración común, la ayuda solidaria y los debates teológicos.

-¿Qué es la Fraternidad Ecuménica de Chile y qué iglesias participan?

-La fraternidad nació en torno a la necesidad de orar por Chile, su desarrollo y su unidad. Sus bases dicen que "es una asociación de iglesias e instituciones cristianas de diferentes tradiciones, que desean contribuir a la promoción de la unidad cristiana". Principalmente promueve acciones conjuntas, a través de celebraciones litúrgicas, tareas de ayuda social y de servicio al país y a su unidad, su paz y la defensa de los derechos humanos. También ha habido encuentros teológicos y una declaración conjunta sobre el reconocimiento mutuo del bautismo de todas las iglesias cristianas de la fraternidad. En ella participan, anglicanos, metodistas, bautistas, presbiterianos, luteranos, wesleyanos, el Ejército de Salvación, algunas iglesias pentecostales, además de católicos y ortodoxos con sus diferentes patriarcados. También pertenecen algunas entidades cristianas como la YMCA, la Sociedad Bíblica Chilena y la Fundación Social de Ayuda a las Iglesias Cristianas.

-En estos 50 años, ¿se ha avanzado en la búsqueda por la unidad de los cristianos?

-En los primeros años, después del Concilio Vaticano II, hubo un momento importante de crecimiento en el ecumenismo. Primero, se bajaron las barreras mutuas y se volvió a la fraternidad perdida entre las iglesias; luego, se realizaron acciones en conjunto, particularmente oraciones y encuentros teológicos. En la década del 70 fueron muy importantes los trabajos conjuntos ecuménicos en pro de la defensa de los derechos humanos y del servicio solidario en los momentos de mayor pobreza del país. Lamentablemente, con la llegada del nuevo milenio, en el interior de las iglesias cristianas ha disminuido el deseo ecuménico. No podemos restarle en esto la responsabilidad a las mismas iglesias, que no hemos sabido transmitir este espíritu a las generaciones más jóvenes. Pero hay mucha conciencia de este desafío.

-¿Qué respondería a quienes temen que el ecumenismo distorsione la verdadera doctrina e introduzca falsas creencias?

-El ecumenismo nunca distorsiona la verdadera doctrina ni introduce falsas creencias. Muy por el contrario, porque el ecumenismo comienza siempre con el respeto mutuo, el reconocimiento de la forma de vivir el cristianismo del otro, como una forma honesta y válida de ser cristiano. Nos reconocemos hermanos en la fe. Buscamos conocernos más para querernos más y trabajar en conjunto en bien de la evangelización y de la caridad. Y en ese camino, cuando Dios quiera, con su gracia, podremos llegar a la anhelada unidad, por los caminos misteriosos que él mismo nos mostrará. Esa es nuestra esperanza y por eso trabajamos en la fraternidad.