Cómo se gestó el actual Hospital de Concepción
Fueron varios los años que transcurrieron entre reuniones y discusiones antes de concretar este ansiado anhelo de la comunidad penquista. El actual edificio del Hospital Clínico de Concepción data de 1945, con diferentes mejoras.
Al comenzar a hablar acerca de la historia hospitalaria penquista, debemos remontarnos al periodo en que Pedro de Valdivia fundó La Concepción en 1550, ya que, junto con delinear la Plaza de Armas, designó un solar para lo que denominó un "Hospital Real". Más tarde, cuando Alonso de Ribera inició su primer periodo como gobernador de Chile en 1601, encontró el hospital en mísero estado, el que estaba destinado principalmente a la atención de las tropas españolas. Un año más tarde, como regalo a la ciudad, Ribera reedificó y restableció el antiguo hospital, dotándolo de 30 camas, de medicinas, lugar para cirugías, mayordomo, sacerdote y servidumbre, regalando incluso para su manutención una viña y mil ovejas.
Gracias a la activa correspondencia que mantenía el gobernador de Chile con el virrey del Perú, logró entre 1612 y 1617 convencerlo de obtener el envío a Chile de monjes hospitalarios de San Juan de Dios, a los que, antes de la muerte del gobernador en 1617, les entregó la administración del Hospital Real de Concepción, al que fueron destinados dos monjes a la capital penquista y de los cuales desde esa fecha adoptó su nombre como San Juan de Dios, el que mantuvo hasta el terremoto de 1939.
El antiguo hospital, estaba ubicado en los terrenos que ocupa el actual Hospital Clínico Regional, el que comenzó a ser pensado en la primera década del siglo XX. Ya en 1917, el doctor Virginio Gómez González, impulsa desde las logias masónicas penquistas, la idea de un hospital clínico para Concepción que sirva de base para una escuela de Medicina que, de origen a una universidad, idea que se hace extensiva a toda la comunidad en una reunión sostenida en el salón de sesiones de la Municipalidad de Concepción. En ella se plantea la urgencia de atender la fundación de hospitales regionales bien distribuidos, que sirvan a las zonas en cuyo centro estén ubicados.
El llamado de Gómez fue atendido, prueba de ello es que, en la sesión de la Junta de Beneficencia del 2 de noviembre de 1917, presidida por el intendente Rodolfo Briceño, se adoptó el acuerdo de nombrar una comisión, con el fin de presentar una minuta sobre la educación en el nuevo hospital.
De aquello, se concreta la fundación de la principal casa de estudios penquista, la Universidad de Concepción, sin embargo, la idea del nuevo hospital aún no lograba concretarse.
Una década más tarde, la Dirección General de Beneficencia organizó un vasto plan de construcciones hospitalarias en todo el país. En el presupuesto de 1930 se consideraba la suma de 35 millones 600 mil pesos, el que incluía los planos del futuro hospital de la ciudad. Concepción no participó de los 35 millones presupuestados ese año para construcciones hospitalarias generales en todo el país, aun cuando las 400 camas con las que se contaba el antiguo hospital eran insuficientes, considerando que Concepción representaba un gran centro de atracción de población a lo largo de la extensa zona en salud que cubría para la Región. Con ello se postergó la construcción del nuevo hospital de Concepción.
La cena de 8 millones
Ante el peligro de que se enfriara el anhelo de poseer un hospital moderno para la ciudad y la Región debido a los factores antes expuestos, surgió el problema y el desafío para encontrar un financiamiento más rápido y eficaz que permitiera llevar el proyecto a puerto seguro. Para ello, se aprovechó una visita a la ciudad del director general de Beneficencia y otros altos jefes de la repartición.
Durante una manifestación en honor a los funcionarios antes citados, se conversó extensamente acerca del asunto del hospital, y siguiendo la costumbre en que después de la cena se estudiaban los negocios más serios, se formalizó allí una idea salvadora que disipó todo pesimismo. La Asistencia Social en combinación con la Universidad de Concepción, la cual necesitaba material clínico para la enseñanza, se comprometieron a poner manos a la obra de inmediato. El costo total de la obra alcanzaría la suma aproximada de 12 millones de pesos y, para su ejecución, se destinarían los terrenos del antiguo hospital, los que ocupaba el ex manicomio. Las dos terceras partes de los 12 millones serían cubiertos por la casa de estudios y el resto por la Beneficencia.
En marzo de 1934, la Junta de Beneficencia reactivó gestiones para construir el anhelado Hospital Clínico para Concepción. En sesión extraordinaria del 27 de marzo, se debatió ampliamente sobre el tema que ya constituía una sentida aspiración de los habitantes. Se refirieron a la parte constructiva propiamente tal, expuesta por el Dr. Otto Wilhem, quien indicaba que el costo sólo de construcción alcanzaría los 7 millones de pesos. Una comisión se encargaría de entrar en conversaciones con directivos de la universidad y de la Caja de Seguro Obligatorio para solicitar su cooperación y otros acuerdos.
En la misma reunión intervino un miembro de la junta, Teófilo Hinojosa, indicando que los técnicos consideraban antihigiénicos a los terrenos para la ubicación del hospital y el barrio universitario, desde el momento que primitivamente eran verdaderos pajonales. También hizo presente que la comisión debía hacer presente al directorio de la universidad la obligación de cumplir la promesa para con la ciudad, la construcción de un hospital clínico.
En la edición del diario El Sur del 31 de marzo de 1934, se consigna bajo el título "Hospital Regional", una crítica muy bien fundada realizada por Ignacio González Ginouvés a los acuerdos de la Junta de Beneficencia, en la cual termina escribiendo "el criterio de 'lo peor es nada', no se puede, sería inmoral aplicarlo a un asunto tan serio, tan delicado, de tanta trascendencia como un hospital en que habrá de invertirse cuantiosas sumas". Agrega, además, que "si no se tiene el dinero para construir la totalidad del plantel, hágase lo que se alcance, lo que se pueda, pero repito, no como un agregado, que sería dejar la 'vara' sino como una parte de plan general definitivo. Hacerlo de otra manera, sería renunciar a tener alguna vez un hospital decente".
Así es como pasaron los años y solamente el terremoto de 1939, que derribó gran parte de la fachada neoclásica que poseía Concepción en la época, dio con la destrucción casi completa del antiguo hospital, lo que obligó a construir el hospital que hoy todos conocemos, el que fue inaugurado oficialmente el 27 de mayo de 1945 como "Hospital Clínico Regional de Concepción", y que iba a llevar el nombre de su insigne impulsor, Virginio Gómez González, nombre que finalmente fue modificado por Ley 17.222 del 28 de octubre de 1969. Desde entonces es conocido como "Hospital Clínico Regional de Concepción Dr. Guillermo Grant Benavente".