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Localidad de San Pedro deja atrás la ruralidad

Por muchos años este sector ubicado entre Concepción y Coronel había estado al margen del desarrollo de ambas ciudades. El comercio rural y la instalación de clubes sociales comienzan a darle mayor desarrollo.
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Como ya hemos consignado en las semanas anteriores, San Pedro siempre fue considerado como un paraje grato y hermoso rodeado de naturaleza para los visitantes, donde abundaban las casas quintas y los huertos de recreo.

En las primeras décadas del siglo XX se inició en el poblado sampedrino una práctica de gran trascendencia que constata el espíritu de reunión de sus habitantes. En el mes de septiembre de cada año, los vecinos de San Pedro, Lomas Coloradas y Boca Sur se reunían para elaborar en conjunto un programa de celebración patriótica con el fin de recordar y celebrar un nuevo año de la independencia nacional. En estas realizaciones participaba junto a los vecinos, el gobernador del Departamento de Lautaro y el alcalde de Coronel junto a sus autoridades policiales.

Esta nueva práctica dio origen a toda una tradición que contribuyó poderosamente a que a finales de la década de 1930 se continuaran oyendo las voces de la comunidad acerca del estado de abandono en el cual se encontraba la localidad. Influyendo, sin lugar a duda, a que las autoridades se comprometieran de forma decidida a culminar la idea del puente carretero iniciado en 1934.

Sobre este abandono, el diario de la época señalaba que: "Un puente, el del ferrocarril, casi estranguló a San Pedro. El carretero, le va devolviendo poco a poco la vida. Hasta hace poco más de 8 años apenas era San Pedro algo así como un punto geográfico. Las autoridades fiscales lo habían echado al olvido. El municipio de Coronel no le arrojaba una sola migaja de su presupuesto y el vecindario, gente de modestísimos recursos, se cruzaba de brazos con una musulmana resignación".

El mismo artículo indicaba que "en los restantes meses del año en que no se efectuaba la festividad de la Candelaria, San Pedro era de un permanente y lamentable abandono".

A pesar de las continuas postergaciones de que era objeto el poblado a principios de la década de 1940, su fisonomía comenzó a experimentar sus primeros cambios. Una de las medidas en este sentido fue el reemplazo del nombre de la antigua estación de ferrocarril, así como la construcción de un nuevo y bien dotado inmueble. La prensa de la época nos vuelve a relatar este hecho y lo consigna así. "Desde hoy 1 de agosto, la modestísima y descartada estación de San Pedro, ubicada al otro lado del río y frente a Concepción, dejará de llamarse San Pedro, se llamará Bío Bío".

Es con la construcción del puente carretero, que la localidad inicia un lento y seguro proceso de recuperación que fue el camino que lo llevará a poseer una mínima infraestructura urbana para poder subsistir. En este esfuerzo por superar las graves falencias existentes, resultó de gran importancia la nueva clasificación que se hizo del poblado, ya que fue incluido dentro de la categoría de poblados urbanos, dejando de ser considerado dentro de los rurales en el Departamento de Lautaro. Esto significó comenzar a dar solución a una multiplicidad de problemas, los que desde ese momento fueron abordados dentro de su nueva categoría.

Esta época de crecimiento coincidió con la terminación por parte de la Compañía Carbonífera e Industrial de Lota, de un sencillo, pero a la vez magnífico edificio que serviría para su estación ferroviaria. Junto con este avance, se efectuaban cuatro importantes faenas en torno al poblado. En primer lugar, la Compañía Minera e Industrial de Lota había comenzado al cambio de durmientes y al pintado el puente Ferroviario que lo conectaba con la capital penquista. En segundo lugar, se efectuaba el cambio de los viejos postes del servicio telefónico por mástiles de mayor duración y firmeza que correrían paralelos al nuevo camino que se construía entre San Pedro y Coronel, el que junto con conectar por vía caminera ambas localidades, eliminaba numerosas curvas y acortaba la distancia.

Por último, aparte de las obras mencionadas, se había dado comienzo a los trabajos de un nuevo camino paralelo al río Biobío entre San Pedro y Pinares, considerada una ruta moderna de seis metros de ancho y una longitud de 9 a 10 kilómetros, destinada con el tiempo a unir San Pedro con Santa Juana. Todo esto con el propósito de desarrollar una intensa zona productiva en el margen izquierdo del Biobío. Esto dio origen a un aumento significativo de trabajadores, situación que favorecía a los comerciantes establecidos, pero que tuvo una contraparte en las alarmas dadas por parte de los vecinos debido a la proliferación de algunas casas que se dedicaban a la venta pública y clandestina de bebidas alcohólicas. La situación no era controlada por la escasa dotación policial que llegaba a cinco carabineros.

Destaca la inauguración del primer Club Social del cual se tiene referencia en la localidad, el Club Social Bío Bío de San Pedro, inaugurado el 13 de enero de 1935. El club fue fundado con el objeto de darle mayor impulso a lo que se consideraba un "simpático pueblito" y en sus reuniones se servía a sus comensales espléndidos almuerzos y onces, amenizadas por la Orquesta Penquista Mac Iver.

Hacia 1943, el poblado era nada más que una única calle por donde era común observar numerosos hornos de barro y gente comprando pan amasado. Sin contar las casas existentes, el resto del lugar estaba lleno de chochales hasta el puente Los Batros.

Un plano fotogramétrico levantado en 1942 permite observar el acento marcadamente rural del poblado. En él se advierte la existencia de numerosos fundos, como El Mirador, Candelaria, Santa Isabel, Michaihue, Los Pinares y Bella Vista. Estos, junto al Fundo Loma Colorada, constituirían en el futuro la base territorial del asentamiento humano que posee en la actualidad la comuna sampedrina.