Ramuntcho: naturaleza que inspira novelas
Esta playa ofrece un paraje idílico inserto en la Península de Hualpén. La historia del fundo que alberga esta costa se remonta a la última parte del siglo XIX, con la llegada del francés Ramón Rabal Solignac.
La historia de esta hermosa postal de la actual comuna de Hualpén, se remonta a la llegada del francés Ramón Rabal Solignac, quien se avecindó en Chile en 1874, con el oficio de administrador de la conocida casa Duhart en Cañete. Rabal nació el 6 de agosto de 1856 en la provincia vascofrancesa de Bayona, y una vez trabajando en Concepción contrajo matrimonio con Juana Elisa Paz con quien tuvo dos hijos, Ramón, fallecido a temprana edad, y Josefina Rabal Paz.
El fundo Ramuntcho, adquirido por Ramón Rabal, contaba en la década de 1920 de unas 200 hectáreas y estaba avaluado en 108 mil 300 pesos. Para aquel entonces se dedicaba a la siembra de trigo, chacarería y a las plantaciones de papas y lentejas, así como al cultivo de árboles frutales y crianza de vacunos. El fundo poseía un pequeño puerto dotado de un muelle con espigón de abrigo para las embarcaciones.
El nombre otorgado al sector provendría de dos acepciones, la primera corresponde al diminutivo del hijo fallecido de Ramón Rabal, a quien llamaban con el galicismo de "Ramonchito" que derivaría tiempo después en Ramuntcho. El otro significado se asoció al literato y marino francés, Pierre Loti, quien visitó la playa de arenas blancas en 1875. Loti es autor de la novela "Ramuntcho", publicada en 1897, ambientada en el país vascofrancés y en los paisajes de Hendaya.
La historia se centra en la fallida historia de amor entre Gatchutcha y Ramuntcho, un pescador contrabandista, con un halo de melancolía y la evocación de los paisajes de montaña y playas de los Pirineos atlánticos vascofranceses. Hay quienes estiman que el escrito posee elementos autobiográficos de Loti en sus viajes marineros, y de su relación con la playa hualpenina.
Ramón Rabal, después de la década de 1920, puso en explotación unas 10 máquinas de buceo con el fin de explotar bancos de choro zapato en la Isla Santa María, producción que era transportada en lanchas de su propiedad y desembarcada en la caleta de San Vicente en Talcahuano. A la muerte de Rabal Solignac, el fundo Ramuntcho fue dejado en herencia a su hija Josefina Rabal Paz, quien estaba casada con Enrique Laurent Aubry.
A esa fecha, el terreno comprendía una extensión de 261 hectáreas. En su testamento, otorgado el 12 de mayo de 1932, Ramón Rabal Solignac también nombraba albacea a su hijo político, Enrique Laurent Aubry, esposo de su hija Josefina.
En la sección noreste de la playa Ramuntcho, Ramón Rabal Solignac hizo construir una residencia con vistas al mar, de la cual hoy quedan sólo los cimientos.
El matrimonio Laurent-Rabal tuvo como hija a Josefina Laurent Rabal, quien se trasladó a vivir a Santiago. En el bienio de 1977-1978 la propietaria del fundo Ramuntcho, Josefina Rabal viuda de Laurent, firmó un convenio con la Compañía Manufacturera de Papeles y Cartones S.A. para reforestar 200 hectáreas de un total de 320 hectáreas del fundo Ramuntcho. Esta solicitud fue negada por el Consejo de Monumentos Nacionales, a pesar de haberse presentado los estudios técnicos "Aptitud de los suelos del fundo Ramuntcho" del ingeniero agrónomo Ignacio González Agredo, y del requerimiento judicial contra esta denegación o recurso de protección presentado en julio de 1978 por el médico Sergio Donoso Gatica a la Corte Suprema de Justicia de Santiago, en representación de Josefina Rabal viuda de Laurent para no alterar el ámbito ecológico del sector Ramuntcho, incluido en el Santuario de la Naturaleza de Hualpén desde mediados de 1976.
Posteriormente, en mayo de 1996, el Consejo de Monumentos Nacionales realizó un estudio de forestación como plan de manejo del predio Ramuntcho, a cargo del ingeniero forestal Juan Carlos Duarte Valenzuela. En 2014 el fundo Ramuntcho pasó a ser propiedad de la empresa "Química Latinoamericana".