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Desde Módena a Capitán Pastene en La Araucanía

Las infrahumanas condiciones higiénicas y de subsistencia en esa provincia italiana dieron pie a la partida de miles de personas que buscaron mejores condiciones de vida. Es el precedente de cómo se conformó la localidad en La Araucanía.
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Ya hemos hablado con anterioridad acerca de la llegada de italianos a Chile y a la Región del Biobío. Narramos las condiciones en las que se dio este fenómeno y cómo estos europeos se adaptaron a la nueva nación que los acogió.

En esta ocasión nos enfocaremos en una localidad muy particular que concentró una importante cantidad de penínsulares, quienes establecieron de fuerte manera toda su cultura y que en la actualidad son reconocidos por las tradiciones italianas que se traspasaron de generación en generación. Nos referimos a Capitán Pastene, en la Provincia de Malleco, Región de La Araucanía.

Esta ciudad respondió a un modelo de emigración que en 1904 fue implementado por lo que en la época se denominaba Agencia de Colonización, a diferencia de lo suscitado en otros puntos del país, en donde la llegada de italianos se vinculó a la presencia previa de familiares o connacionales. En el caso de Capitán Pastene, la gran mayoría de estas personas provenían de la ciudad italiana de Módena.

Hay que detenernos en este último antecedente y poner un poco más de atención. Ocurre que la inmigración italiana, y en particular la modenesa que se dirigió a Latinoamérica y Estados Unidos, se explica por las precarias condiciones de vida presentes en el país en ese momento. A fines del siglo XIX y principios del XX, junto a un bajo porcentaje de población que gozaba de bienestar o incluso de riqueza, se podía encontrar una cantidad importante que vivía en condiciones de indigencia en la citada ciudad italiana, prácticamente un tercio de sus habitantes.

La delincuencia era algo común, en especial en los campos. Asimismo, había mujeres viudas que se casaban solo por la iglesia para mantener los subsidios y servicios asistenciales entregados por el municipio local.

De la misma manera, se registraron emergencias sanitarias a causa de epidemias entre 1865 y 1877, por las terribles condiciones de higiene. No había agua potable, las calles se limpiaban con las lluvias y las alcantarillas estaban al aire libre. Este tipo de lamentables situaciones y varias otras más hacen entendible el deseo de buscar mejores condiciones en la calidad de vida de miles de residentes de Módena. Primero, a otras provincias del país, y luego a naciones extranjeras.

Durante los primeros 40 años siguientes a la unidad nacional, cada año emigraron entre 1.500 y 2.000 modeneses, muchos de los cual es nunca regresaron. La emigración se reanudó a un ritmo apremiante en los primeros años del siglo XX. Entre 1901 a 1905 se registraron cada año 2.250 emigraciones cada 100.000 habitantes contra un promedio nacional de 2.100. Módena fue la provincia con mayor tasa migratoria de la región.

Según revelan los datos de fines del siglo XIX, el 60% de los inmigrantes eran agricultores, el 19% albañiles y picapedreros, el 8% trabajadores que estaban relacionados al agro labores como peones, y el resto eran compuestos por artesanos.

Las zonas más afectadas eran obviamente las más pobres, como los Apeninos y algunas localidades de las tierras bajas que fueron abandonadas en masa debido a las devastadoras inundaciones de aquellos años.

Los países preferidos por la emigración modenesa eran Francia, Bélgica, Suiza y Alemania en los últimos 30 años del siglo XIX, y América a fines del mismo siglo y comienzos del siguiente.

Economía

Desde el punto de vista económico, la situación en general en la zona de los Apeninos era de pobreza y la actividad principal era el trabajo en el campo. El contrato agrario más utilizado era la "aparcería", según la cual el propietario daba la tierra y el ganado en concesión al "mediero", quien entregaba al propietario la mitad de lo que obtenía de la tierra y del ganado.

El cultivo más común era el trigo, porque contrarrestaba la escasez de alimento, pero por otra parte no era bien considerado por que empobrecía la tierra y el consumo excesivo podía producir pelagra, una enfermedad causada por deficiencia energética y que podía provocar la muerte en casos extremos.

El maíz se cultivaba poco, salvo en las zonas inaccesibles de las montañas modenesas, mientras que estaba muy difundido el cultivo intensivo de la cebada, las papas, las habas y la vid. Se criaban principalmente cerdos y bueyes. Estos últimos se usaban también para cultivar la tierra. El pastoreo se limitaba a las ovejas.

Pocos se dedicaban a otros oficios, como la carpintería o la herrería, porque generalmente el propio empleado se ocupaba de los trabajos artesanales necesarios.

Así pues, de 1876 a 1920, durante el período de mayor emigración para el pueblo italiano, los modeneses que partieron en busca de fortuna correspondían al 5% de la emigración italiana. Entre ellos estaban los emigrantes de la colonia modenesa que arribaron a Chile.

Tras este contexto, la próxima semana profundizaremos más acerca de la presencia de los provenientes de Módena en Chile y la conformación de Capitán Pastene como un reducto que mantuvo las tradiciones de esa zona en nuestro país.