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La comunidad italiana y su desarrollo en la zona

La actividad comercial, la vida social y el deporte náutico son algunos de los aportes locales más importantes de los inmigrantes peninsulares en la Región del Biobío, iniciativas que persisten hasta nuestros días.
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Hay que remontarse a los tiempos de Pedro de Valdivia para tener antecedentes de la presencia italiana en la Región y el país. El conquistador español le comisionó al genovés Juan Bautista Pastene explorar "la nueva tierra", tarea por la cual fue nombrado Teniente General de la Mar, el máximo rango naval de la época.

Haciendo un gran salto al futuro, podemos decir que la colonización italiana en el Biobío comenzó a finales del siglo XIX, con la llegada de grupos de inmigrantes italianos quienes buscaban mejores oportunidades económicas. La mayoría de estos provenían de la región de Liguria, al norte de Italia, y traían consigo sus habilidades y tradiciones.

Hay que mencionar que Chile e Italia mantenían relaciones diplomáticas regulares desde enero de 1864. El primer embajador fue Antonio María Migliorati, acreditado en febrero de 1864. Por su parte, el consulado de Italia en Concepción fue creado en 1885, el cual fue liderado por inmigrantes locales como Enrique Roversi, Francisco Garri, Miguel Vignolo y Francisco Calvanesi. Para la primera década del siglo XX, el cargo de real agente consular fue ostentado por Jacobo A. Galetti.

Colonia en concepción

La inmigración italiana en la Provincia de Concepción ganó relevancia alrededor de 1890, cuando se registró, a nivel nacional, el mayor ingreso de población itálica al país. A diferencia de la costa Atlántica, Chile y sus puertos se convirtieron en un lugar de tránsito antes que muchos italianos se radicaran en Argentina o Brasil. La incipiente industria nacional no requería de mano de obra especializada, por tanto, la economía chilena no era capaz de ocupar grandes cantidades de trabajadores.

Pese a lo anterior, hubo varios italianos que prefirieron quedarse en la zona, en particular artesanos de diversos oficios, como sastres, zapateros, carpinteros, mecánicos y albañiles. Fundaron talleres y tiendas para vivir de la actividad que conocían.

Según información del censo de 1885, de un total de 45 hombres italianos activos que había en la provincia, nueve se desempeñaban como comerciantes, es decir, un 20%. Solo eran superados por actores líricos y dramáticos, músicos y cantantes, que en conjunto sumaban 12.

Con el paso de los años, los inmigrantes peninsulares se fueron incorporando cada vez más a la actividad comercial local. En los inicios del siglo XX, la colonia italiana en Concepción, bajo los auspicios del consulado respectivo, conformó diversas asociaciones que les permitieron llevar una próspera existencia en la Región. A 1910, el número de italianos residentes en Concepción era de aproximadamente unos 1.200, todos dedicados al trabajo en sus diversas manifestaciones mercantiles.

Instituciones italianas

La Sociedad Concordia, una de las primeras instituciones italianas en crearse en nuestra zona, se fundó el 5 de abril de 1891 y tenía por objeto el socorro mutuo de sus asociados. Partió con 39 miembros, pero en 1910 ya contaba con 245 socios, época en la que poseía un edificio propio y un mausoleo en el cementerio de la ciudad.

El Centro Italiano era el corazón de la fraternidad de la colonia. Se fundó el 12 de marzo de 1905 y estuvo situado en calle Caupolicán 560. Era un cómodo local que contaba con salas de billar, juegos de entretenimiento y un salón de baile, entre otras dependencias.

Deporte naútico

El 26 de septiembre de 1901, un grupo de italianos, junto a personas de otras nacionalidades, se reunió para acordar la fundación de una sociedad náutica que tuviera por objeto realizar regatas y difundir este deporte entre la juventud penquista. La idea fue liderada por Francisco Garri, quien ofreció un bote de su propiedad y de Dall'Orso Hermanos, bautizado "El Liguria", para dar con ello los primeros ensayos de boga en la ciudad.

En una nueva reunión fechada el 13 de octubre del mismo año, se nombró un directorio provisorio para la organización definitiva del club. En ella se acordó establecer un club de regatas en la Laguna de Las Tres Pascualas, el cual fue bautizado como "Club de Regatas Arturo Prat".

Hasta 1905 el club pasó diversos períodos, algunos prósperos y otros de estancamiento, debido a que en la época los deportes náuticos no eran muy conocidos en la zona y no tenía muchos seguidores.

Este club de regatas es el responsable del surgimiento del remo penquista y el germen de lo que, en décadas posteriores y una vez cesada su labor, se desarrolló en la hoy comuna de San Pedro de la Paz, lugar en donde la actividad se mantiene viva hasta hoy con importantes resultados deportivos a nivel nacional e internacional.

La próxima semana revisaremos la influencia de la colonia italiana en las ciudades de Talcahuano, Coronel y Lebu.