Los años de desarrollo de la Ciudad del Niño
Si bien la donación de los terrenos para esta obra fueron un avance relevante, durante los años posteriores se realizó un trabajo muy fuerte para conseguir los fondos que permitieron materializar a la institución.
Tal como se relató la semana pasada, con la donación del terreno en donde se habilitaría la Ciudad del Niño, se cumplió una importante primera etapa de esta obra, pero aún faltaba mucho por hacer.
El impulsor del proyecto, el padre René Inostroza, dio a conocer la cesión del espacio de parte de Carmela Romero de Espinosa el 10 de junio de 1951, durante una misa que ofició en su parroquia, Todos los Santos Arenal de Talcahuano.
La recaudación de los fondos requeridos fue una tarea que tomó años. El 9 de diciembre de 1954 un comité de damas en Talcahuano, presidido por Claudina de Macera, trabajó en la reunión de dinero. En Concepción se repitió la experiencia con otro comité liderado por María Berrios de Peña, esposa del presidente de la Corte de Apelaciones penquista.
Otros comités se sumaron a la causa con el tiempo. De la misma manera, se realizaron actividades tendientes a juntar los recursos necesarios. Instituciones importantes de la zona respondieron al llamado de colaboración, es así como Leoncio Toro Hevia, superintendente de ventas de CAP, ofreció ayuda al proyecto, solicitándole al padre Inostroza organizar un comité central, a manera de un directorio, además de articular una conversación con el arquitecto de CAP, Víctor Lobos Lapera, para confeccionar el diseño de la futura Ciudad del Niño.
LA PRIMERA PIEDRA
El 21 de diciembre de 1952, en los mismos terrenos de la actual Ciudad del Niño Ricardo Espinosa, se ofició la misa que bendijo la primera piedra de la obra. La ceremonia fue encabezada por el arzobispo de Concepción, Alfredo Silva Santiago. Asistieron a ella autoridades de Concepción y Talcahuano, parlamentarios y un público cercano a mil personas.
El 24 de mayo de 1953 se anunció el inicio de los trabajos de reparación y transformación de la casa existente en los terrenos donados. Una inversión estimada en 200 mil pesos permitió dejarla en condiciones para recibir a los primeros huérfanos en julio de ese año. Durante la Navidad del citado año se efectuó una campaña para equipar el inmueble.
Entre diciembre de 1953 y mayo de 1954, se realizó otra serie de actividades para recaudar fondos. Clubes particulares de Talcahuano, el Apostadero Naval y el Rotary Club, por nombrar algunas entidades, aportaron lo suficiente para que el 6 de junio de 1954 se terminara la primera casa de la Ciudad del Niño, totalmente amoblada, con cocina y despensa. Además, se lograron instalar los servicios higiénicos.
Sin embargo, era necesario conformar una organización central que se hiciera cargo de las tareas propias de este esfuerzo. De esa manera, el 4 de agosto de 1954 se logró constituir un primer directorio de la institución. También se inició la tarea de redactar los estatutos de la institución, para lo cual se recurrió al padre Alfredo Ruiz Tagle, fundador de Mi Casa. Estos estatutos fueron aprobados por el Arzobispado de Concepción el 14 de abril de 1958.
Dado el tiempo transcurrido desde el inicio de estos esfuerzos, se suscitaron campañas difamatorias contra el padre René Inostroza y hacia la campaña. Con estos antecedentes, el padre Inostroza se dirigió a monseñor Arturo Mery B. quien fue coadjutor de monseñor Alfredo Silva Santiago. Dado lo anterior, el padre Inostroza presentó su renuncia en mayo de 1956, la cual fue aceptada por decreto del 6 de junio del mismo año, asumiendo como su sucesor en la parroquia Todos los Santos Arenal el presbítero Antonio Chandía.
INICIOS Y DONACIÓN BELGA
Justo un mes después del decreto que oficializó la partida del padre Inostroza se dio el vamos de la Ciudad del Niño Ricardo Espinoza. Partió con 6 muchachos huérfanos y dos meses después su capacidad para 24 personas quedó copada.
La alimentación de los jóvenes albergados se fue solucionando poco a poco. Así representantes del comercio apoyaron tal demanda, mientras que los comités de damas asumieron su vestuario.
Tiempo después se acondicionó la casa número 2 con un departamento para un matrimonio con un living comedor y dormitorios para 20 menores y baños.
Si bien la obra ya estaba en ejecución y se recibían niños y adolescentes, era necesario ampliar las instalaciones. Empresas con capitales belgas que crecieron en la década del '50 al alero del polo siderúrgico de Huachipato, también colaboraron, siendo una de ellas Inchalam, cuyos socios solían venir de Europa para constatar el desarrollo de la industria. Es así como en mayo de 1958 una delegación presidida por el dueño de la empresa, León Bekaert, visitó la Ciudad del Niño y el padre Inostroza les planteó acerca del financiamiento de la obra y le presentó la maqueta de las futuras casas.
Bekaert ofreció financiar íntegramente la tercera casa, que hoy se denomina "El Chalet". La casa se bendijo el 9 de julio de 1960.
La obra de la Ciudad del Niño se extendió a muchachos que no estaban en las calles, pero que presentaban problemas conductuales y de índole familiar. Es así como los vecinos le solicitaron al padre Inostroza que fundara una escuela para atenderlos. Como no había recursos para tal petición, Inostroza se dirigió al locutor Anatole Figueroa, quien tenía un programa radial con fines sociales llamado "Ritmos y canciones de los domingos", que poseía mucha audiencia. Así fue como convocó a grupos musicales que colaboraron en la campaña pro-escuela en 1960.
El padre René Inostroza falleció a mediados de 2006 y hoy la obra que fundó se encuentra enclavada en un predio de 15 hectáreas, ubicada en calle Alemparte, entre la población Parque central y la Universidad Federico Santa María, en Hualpén. Los esfuerzos del sacerdote dieron importantes frutos y se transformaron en una de las obras sociales más trascendentes de la Región del Biobío y del sur del país.