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Chilenos imaginan futuro comprando a través de anillos y delivery de robots

La Cámara de Comercio elaboró un estudio sobre lo que esperan y creen los consumidores que sucederá con el sector.
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Matías Gatica Lindsay

Durante los últimos años los alcances de la tecnología y la inteligencia artificial han abierto nuevas oportunidades al mercado en cuanto ventas a través de tiendas virtuales y modalidades de compras online. Sin embargo, los consumidores imaginan que en el futuro habrá avances aún mayores, como la adquisición de productos a través de anillos y entregas con drones o robots.

Según un estudio denominado "Lo que la calle dice sobre el comercio del futuro", elaborado por la Cámara de Comercio de Santiago (CCS) junto a Estudio Racimo, los clientes apuestan a la creación de closets virtuales con tenidas de acuerdo a las características de las personas; poder sentir las fragancias de los perfumes a través de una pantalla; y la masificación de las criptomonedas para comprar; o el manejo totalmente autónomo de automóviles.

Sobre estas ideas de futuro el gerente de estudios de la CC, George Lever, comentó a este medio que "se dan en un contexto que vemos lo rápido que avanza la tecnología, que nos permite por ejemplo hoy hacer cosas que hace cinco años eran imposibles de imaginar. En la ciencia ficción aparecen ese tipo de tecnologías", que, agregó, permiten "el ejercicio de imaginar el futuro. Hoy tenemos inteligencia artificial que habilita muchas cosas y es un avance que no podemos imaginar hasta donde va a llegar".

Cambio en pandemia

De acuerdo al experto, desde el comienzo de la pandemia del covid-19 la gente empezó a acercarse más a las tecnologías y a las compras virtuales debido a las restricciones a la libre circulación que hubo, situación que también hizo mejorar los alcances del mercado, que, por ejemplo, "hoy cuenta con métodos de entrega más rápidos y con mayores comodidades para el compador", como el "nulo desplazamiento, evitar aglomeraciones y poder comparar precios del mismo producto con otras tiendas de manera virtual".

Sin embargo, los desafíos a futuro para cumplir con las exprectativas de los consumidores, según indicó Lever, requieren adaptarse a "sus nuevas necesidades" de, por ejemplo, comprar productos amigables con el medio ambiente, de materiales reciclables u orgánicos, pues los compradores "son cada vez más conscientes" y quieren también "menos chatarra electrónica" y más productos "reparables o duraderos".

No obstante, los aparatos tecnológicos de vestuario y entretención no son los únicos intereses de la gente a futuro, pues según el estudio también quieren elementos de personalización que ayuden a regular los medicamentos habituales que se consumen, ya sea con su prescripción o en las compras de supermercados; y piden que para eso exista una tecnología capaz de transmitir las necesidades con el pensamiento, sin tener que señalarlo o verbalizarlo a otra persona.

En cuanto al uso de dinero físico, según el estudio, los consumidores creen que prácticamente desaparecerá, teoría que Lever comparte, aunque cree que "no se terminará del todo (...) pero va a ser tan poco relevante y se destinará sólo para cierto tipo de transacciones".

Entre los temores sobre el futuro en la gente está la "excesiva automatización", pues los consumidores creen que "las máquinas pueden fallar" o que se "pueden volver en nuestra contra (...) Que te ataquen mientras duermes, como en una película de terror". Pese a ello, indican que el principal miedo es que falte agua en el mundo.

"La gente cada vez quiere más productos amigables con el medioambiente, reciclabes y orgánicos.

George Lever, gerente de estudios de CCS

Estudio examina y busca restaurar a los "reemplazados" porotos chilenos

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El Centro de Estudios en Alimentos Procesados (CEAP) realiza hace dos años un proyecto para recopilar muestras de unos 200 tipos de porotos entre las regiones de O'Higgins y Ñuble, con el fin de estudiar su procedencia y restaurar su consumo.

El poroto tiene seis razas madres y una está en Chile. Por años este alimento de "alto contenido en proteínas, fibra y vitaminas" fue cotizado por las familiar, pero se ha dejado de consumir por su "baja rentabilidad comercial, prejuicios en torno a su consumo y cambios en los hábitos alimenticios".

"Estamos comiendo más el poroto negro y el tórtola y si tenemos unas 200 variedades, algunas con más de 35% de proteína, entonces podemos perder diversidad, patrimonio y una buena fuente nutritiva", dijo la doctora en Botánica, Aparna Banerjee, directora alterna del proyecto, microbióloga del Centro de Investigación y Estudios Avanzados (CIEAM), perteneciente a la U. Católica del Maule, y que examina su genética.

"Para cuidar la biodiversidad es necesario consumir este alimento, preferirlo por sobre variedades introducidas y cultivar uno mismo las semillas. Los grandes agricultores igualmente podrían considerar esta importancia" dijo Cynthia Meza, colaboradora de la investigación.

6 razas madres tiene el poroto, una de ellas está en Chile y es estudiada.