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La isla Quiriquina y su importancia estratégica

Desde los tiempos de la Conquista Española, la ínsula ha sido escenario de numerosos episodios de la Historia de Chile. Hoy acoge la instrucción naval a cargo de la Escuela de Grumetes Alejandro Navarrete Cisterna de la Armada.
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Esta ínsula es una de las más conocidas a nivel local y presenta una posición que siempre ha sido considerada como estratégica en lo que se refiere a la defensa de Talcahuano y de toda la bahía de Concepción.

Para conocer su historia y el interés que despertó la isla en los conquistadores, hay que remontarse a la segunda mitad de 1544, cuando Pedro de Valdivia, mientras se encontraba en Valparaíso, otorgó carta poder de "capitán general por la mar" al subteniente navegante Juan Bautista Pastene con la finalidad de tomar posesión de la provincia y de los territorios que se descubrieran posteriormente. La carta, fechada el 3 de septiembre del año mencionado, también incluyó a Juan de Cárdenas en calidad de "escribano mayor del juzgado de estas provincias", a Gerónimo de Alderete de "tesorero de SM", y a Rodrigo de Quiroga.

Tierras de Leochengo

La carta poder establecía que "estos reinos de la Nueva Extremadura, que la comienzan del Valle de la Posesión, que en lengua de indios se llama Copayapo, con el valle de Coquimbo, Chile y Mapocho, y provincias de Promaocaes, Ragco y Quiriquino, con la isla Quiriquina, que señorea el cacique Leochengo". De este último, se tomó posesión de las provincias, tierras, islas, ríos, puertos, caciques e indios.

Los conquistadores tenían grandes expectativas respecto a lo que se descubriría en las tierras de Leochengo.

La isla Quiriquina comenzó a tener notoriedad una vez llegado el gobernador García Hurtado de Mendoza. La ínsula fue el lugar en donde, por primera vez, un gobernador español recibió a un embajador araucano, en agosto de 1557. Se trataba de Millalauco, quien fue acogido con toda la distinción que se podía en la época.

Tiempo después, la isla se transformó en un área de descanso y de aprovisionamiento de los navegantes y corsarios que circularon por el sector. Posteriormente, el gobernador Alonso de Ribera se preocupó de la defensa de Talcahuano, para lo cual mandó a construir un fuerte para proteger a los buques que se encontraban en el fondeadero del puerto y evitar desembarcos indeseados. De igual forma, esto se complementó con defensas en la isla Quiriquina.

Pirata holandés

La ínsula fue ocupada en 1629 por el pirata holandés Simón de Cordes, quien la utilizó como cuartel general para atacar los puertos próximos. Entre las historias que rodean a la isla Quiriquina se puede mencionar la presencia de 17 buques piratas provenientes de Las Antillas a fines del Siglo XVII, los cuales permanecieron en la zona comprendida entre Panamá y las costas chilenas por siete años.

A raíz de esto, se dispuso el resguardo de puertos vecinos, construyéndose, por ejemplo, el fuerte La Planchada para la defensa de La Concepción.

El 25 de mayo de 1751 la zona de Concepción fue afectada por un terremoto que causó fuertes estragos en todo el territorio.

Durante muchos años, la isla Quiriquina pasó a ser propiedad de distintos particulares. Según Benjamín Vicuña Mackenna, uno de ellos a fines de La Colonia fue Ambrosio O'Higgins. En su testamento, se indica "ítem mando, que a don Tomás O'Higgins, capitán del regimiento de dragones… en el Perú; y actualmente residente en Cádiz, e hijo de mi hermano Miguel O'Higgins, le entreguen las tierras de Quinel e isla Quiriquina para que las guarde como suyas propias".

La isla estuvo en arrendamiento por mucho tiempo y a diversas personas, entre las cuales destacan Bernardo O'Higgins, Antonio Bulnes y Quevedo, Carlos Higginson y Juan Wood.

Independencia

La Quiriquina fue muy importante como defensa natural del puerto de Talcahuano durante la Guerra de Independencia. El jefe de las fuerzas españolas, acantonadas en la ciudad, inició los primeros trabajos de fortificación de la ínsula. Las baterías fueron luego desmanteladas por orden de Mariano Osorio, cuando éste, después de la derrota de Maipú, tuvo que regresar a Lima.

La isla también fue utilizada como prisión durante La Reconquista. El intendente José Berganza autorizó al tribunal liderado por el conde de La Mariquina para perseguir y encarcelar en la Quiriquina a los patriotas, sin importar si eran niños, jóvenes o mujeres. Entre ellos estuvo Manuel Bulnes, futuro Presidente de la República.

El territorio insular también fue campo de instrucción naval, ya que en ella el almirante Thomas Cochrane seleccionó a los hombres de desembarco para la expedición a Valdivia, con el fin de liberarla del dominio español. De la misma manera, se instaló en la isla el campamento con los hombres que formaron parte de la expedición para liberar a Chiloé de la influencia española.

Entre 1829 y 1830, durante la Guerra Civil en Chile, se retuvo en la isla Quiriquina a personas contrarias al régimen portaliano.

Posteriormente, se empezaron las obras de construcción de un faro, según decreto fechado el 20 de mayo de 1867. La torre y su instrumental fueron adquiridos en Francia y el 1 de junio de 1869 se iluminó por primera vez. En 1897 un terremoto destruyó el faro, el que fue reconstruido en 1905 con tecnología inglesa.

Del estado

Cristina Möller fue la última dueña de la isla Quiriquina, la que fue expropiada por el Estado de Chile en 1890. Ya que en esa época se comenzaba a conformar los trabajos para la base naval.

Su condición estratégica llevó al Presidente Balmaceda a iniciar la expropiación de la isla, la que fue ratificada por ley y formada por su sucesor, el Presidente Jorge Montt, declarándola de utilidad pública y destinada para realizar fortificaciones y educación naval.