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Los vientos que impulsaron a Talcahuano desde sus inicios

Un repaso por la histora de la Ciudad Puerto entrega una completa mirada sobre la importancia de esta zona para el desarrollo del país y entrega antecedentes desconocidos por la mayoría de los habitantes de la Región del Biobío.
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La historia de Talcahuano, está ligada a la de Concepción. A la muerte de Pedro de Valdivia, su mujer, Marina Ortiz de Gaete, haciendo mérito de los reconocidos logros de su marido, reclamó y recobró para ella toda la encomienda que se le entregó a éste por la corona, la cual cedió a su sobrino político, Lope Ruiz de Gamboa, según escritura fechada el 3 de septiembre de 1568.

En dicho documento, se señalaba "hacía dejación la dicha señora Marina del servicio de su casa del principal Lepemande con los indios a él sujetos, y que es sujeto al principal Talcaguano, que S.M. o el señor Gobernador don Francisco de Villagra, en su real nombre, los encomienden en el dicho a Lope Ruiz de Gamboa, para que los tenga y posea y se sirva de ellos". Esto implicaba, además, toda la encomienda de Arauco, perteneciente a Valdivia.

El 9 de febrero de 1601, el nuevo Gobernador de Chile, Alonso de Ribera, recibió en Talcahuano el mando de manos de Alonso García Ramón, gobernador interino. Su llegada tendrá para el puerto una importancia decisiva, ya que recorrió toda la península y sus dos bahías y concibió la idea de unirlas para facilitar la navegación a lo largo del litoral.

Características

En aquella época, Talcahuano se mantuvo prestando servicios de suma utilidad por las bondades de su tenedero (la calidad del fondo que permite que las anclas se sujeten). Además, permitía unir esta localidad a través de la Isla de los Reyes hasta el puerto de Penco.

En abril del mismo año, Alonso de Ribera fundó el Fuerte de Talcahuano. En su carta al Rey de España, fechada en Río Claro el 22 de febrero de 1604, y en otra similar fechada en Córdoba el 20 de marzo de 1606, se lee lo siguiente con relación a la fundación de este fuerte: "Puse en él una compañía de infantería a cargo del capitán Juan de Carbajal, que después se ahogó en el río Andalién, río atraidorado que con la mansedumbre de sus aguas y corriente convida a muchos a vadearla y enteniéndolos adentro los ahoga".

Casi al año de su fundación, los indígenas asaltaron el fuerte, el que contaba con una guarnición de 30 soldados al mando del capitán Cristóbal de Quiñones. En la ocasión, los naturales se llevaron 30 caballos, entre los de particulares y los pertencientes al Rey. Pérdida no despreciable en aquellas circunstancias. Felizmente para ellos, la pronta llegada de Ribera y la traslación del fuerte a Guaranaque, conocido después como Buenuraqui, donde quedó con una guarnición mucho mayor, alejaron todo el peligro (Rosales y Errázuriz).

A comienzos de 1657, llegó a interrumpir por estas tierras "El mestizo Alejo", mediante sucesivas guerrillas con las cuales destrozó cuanta fuerza hispánica se le puso al frente. En una de ellas, se dirigía al ataque de La Concepción, cuando tuvo un encuentro con los españoles que se desarrolló en Perales, en el sector de Mediocamino, donde 250 hombres al mando del capitán Bartolomé Ortiz, sucumbieron en la acción y el mestizo pudo seguir adelante para cumplir su propósito de sitiar la ciudad.

Desastre natural

Solo el terremoto y maremoto del 15 de marzo de 1657 vino a suspender este asalto. Este fenómeno de la naturaleza, además, hizo que los habitantes de La Concepción pensaran en trasladar la ciudad a Talcahuano, idea que no prosperó, lo que trajo una postergación y el olvido de esta caleta, la cual en la época estaba habitada por aborígenes ribereños y tumbinos, ya que continuaba siendo una encomienda, cuya dueña era Tomasa de Galiago, quien para 1701 tuvo varios conflictos judiciales para defender estas posesiones ante tantos interesados.

Sin embargo, el villorrio lentamente creció y su bahía se llenó constantemente de velas y cañones, lo que implicaba un incipiente movimiento comercial legal y mucho de contrabando.

La pequeña población fue designada con una cruz en un mapa que levantó de la zona Amadeo Francisco Frezier en 1712. Un navegante francés en 1715 se refirió en sus cartas sobre quienes habitaban en el puerto. "Los que vivían allá desde dos o tres años esperando que no llegasen otros barcos que viniesen a turbar su comercio, habían hecho construir en el lugar llamado Talcahuano, cabañas aseadas y cómodas. Sus jardines les suministraban toda especie de legumbres. La caza, la pesca y la agricultura formaban su única ocupación. Hasta habían construido una capilla que servía de parroquia a su pequeña colonia sin preocuparse para ello de pedir permiso al obispo español". Esta carta no habla de otros habitantes que no sean los franceses que decidieron vivir en el puerto ya en esa época.

El terremoto y maremoto de 1751 que asoló a La Concepción, vino a poner nuevamente a la bahía en la mirada de las autoridades.

El gobernador Ortiz de Rozas ordenó el traslado de La Concepción, ubicada en el valle de Penco, a un lugar más interior e insinuó la idea de establecer un puerto para dicha ciudad, ya que el movimiento telúrico produjo el levantamiento de las costas y la pérdida de fondo del puerto de Penco para el calado y resguardo de los barcos.

Se tuvo que esperar 13 años para que el Gobernador Gil y Gonzaga, asesorado por el ingeniero de fortificaciones Juan Garland, ubicara definitivamente el lugar destinado a la ciudad y al que será el puerto de aprovisionamiento.

Así, con el bando publicado con fecha 5 de noviembre de 1764, que precisa y determina el traslado de La Concepción a su actual ubicación en el valle de la Mocha, y destaca a Talcahuano como "puerto de registro, surgidero y amarradero de naves", a instancias del informe de Garland y Ambrosio O'Higgins como su ayudante.

Ambos, en febrero de 1765 pasaron a Talcahuano a fin de reconocer el terreno e informar sobre la mejor manera su fortificación, la que llevó a cabo O'Higgins desde su cargo de intendente de Concepción. Allí mandó a construir los fuertes de Gálvez y el castillo de San Agustín (1780), donde pidió y obtuvo un escudo para la fortaleza que defendía el puerto. Durante su intendencia, la bahía estuvo permanentemente cubierta de velas. Tanto por el comercio, en las medidas de protección, como en la índole científica, la rada de la bahía entregó ayuda a la Región y sus intereses.

La designación de Talcahuano como puerto de primera magnitud viene de la abdicación de la ley del libre comercio del 21 de febrero de 1811, la que en su artículo primero expresa: "desde la fecha de este decreto en adelante, los puertos de Valdivia, Talcahuano, Valparaíso y Coquimbo, quedan abiertos al comercio libre de las potencias extranjeras amigas y aliadas de la España y también de los neutrales".