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Laguna Chica: parte de la identidad de San Pedro

Junto a la Laguna Grande, se definen como lagos costeros de aguas dulces y son parte del privilegiado entorno natural que caracteriza a la comuna sampedrina.
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La comuna de San Pedro de la Paz es un territorio que posee características desde el punto de vista ambiental, muy particulares, ya que dispone de un privilegiado patrimonio natural que le otorga una identidad definida. Conviven áreas planas con otras de cerros y algunas quebradas, junto a sus dos lagunas y un área de humedales como es el Estero Los Batros, todo enmarcado por la ribera del río Biobío, por un lado, y el mar, en una costa marina perteneciente a la parte norte del Golfo de Arauco, por otra. Con una vasta presencia de vegetación, donde predominan especies introducidas producto de la acción de las forestales durante años, y con restos en algunas zonas de vegetación nativa, la que aún se mantiene.

Sus dos lagunas, conocidas como Laguna Chica y Laguna Grande, por sus tamaños respectivos, pertenecen a este entorno verde que caracteriza a San Pedro de la Paz, y las que de acuerdo a la Limnología, ciencia que estudia los lagos, estos cuerpos de agua corresponden a esa clasificación, abarcando entre ambas 17,2 kilómetros cuadrados.

Ambas lagunas están interconectadas y son parte del sistema de lagos nahuelbutanos, localizados en el ramal montañoso occidental de la Cordillera de Nahuelbuta. Ordenados de norte a sur, se definen como lagos costeros de aguas dulces a los cuales pertenecen también las lagunas La Posada, Quiñenco y los lagos Lanalhue y LLeu Lleu. Todos estos cuerpos lacustres presentan intervención humana en diferentes niveles, por un lado, sometidos a una fuerte actividad forestal, y por otro, a un crecimiento urbano que se fue desarrollando sin regulaciones ambientales que midiera el impacto en ellos.

Desarrollo

La Laguna Chica se encuentra emplazada en la punta norte de la Cordillera de Nahuelbuta, en la denominada quebrada Llacolén, alimentándose de las aguas provenientes de los esteros que conforman su hoya hidrográfica, de las lluvias y del escurrimiento superficial de aguas de las riberas y laderas, las cuales, con el mismo desarrollo de la comuna, han sido alteradas intensamente. Primero con la explotación del bosque nativo que cubría la Cordillera de Nahuelbuta y luego con las plantaciones de bosque artificial junto a especies invasoras, que presentaban un alto riesgo de incendios forestales.

Posterior a esto y de manera más actual, esta vegetación artificial fue eliminada para dar paso a la ocupación de las laderas y cerros circundantes con urbanizaciones, entre las que destacan lo edificado entre el camino El Venado y toda la península de Andalué, así como los desarrollos de viviendas entre el sector de la Laguna Chica y el camino a Santa Juana, entre ellos Idahue.

Con una superficie aproximada de 450 hectáreas de laguna, en sus riberas, durante años se han instalado clubes náuticos, centros recreacionales como los Campos Deportivos Llacolén, balnearios como el municipal, y un sinnúmero de casas particulares, que si bien han contribuido de manera intensa, a contar de la década de 1950, al desarrollo de las actividades solariegas y deportivas de la comuna, han contribuido también a la alteración de sus riberas, modificando el paisaje natural y aportando a la contaminación de sus aguas, ya que como ha pasado en otros lagos, la laguna recibe desechos urbanos, aceites, residuos sólidos, detergentes, por nombrar algunos, los que han contribuido durante años a la eutrofización de sus aguas, que no es otra cosa que el envejecimiento natural de los lagos, pero que con el incremento de la actividad humana en ella, se genera un aumento de las malezas acuáticas que la van degradando. Este proceso si bien es natural, sin la intervención humana podría ocurrir lentamente durante milenios, pero en las condiciones actuales, con el incremento de la erosión de los suelos, el crecimiento urbano y la contaminación, se puede desarrollar en tan solo décadas.

El rico patrimonio que la naturaleza le otorga a San Pedro de la Paz debe ser cuidado por todas las instituciones que profitan de sus recursos, así como también por sus habitantes. Es una tarea colectiva lograr un aprovechamiento sustentable de sus recursos, sobre todo de sus lagunas, para que puedan disfrutarla sus habitantes y las generaciones futuras, resguardando la calidad de vida de la población que habita en este entorno privilegiado y que le otorga una identidad característica de la comuna.

"Los cuerpos lacustres presentan intervención humana en diferentes niveles

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