Puente Andalién: unido a la historia penquista
Este viaducto, que ha cambiado de forma a lo largo de la historia, ha estado estrechamente ligado a la vida de la ciudad de Concepción. El actual es una muestra de lo bien construido que está soportando diluvios y terremotos.
Los ríos que atraviesan Concepción han sido testigos de nuestra historia, desde los albores de la Conquista y posteriormente en la Colonia, los cauces de los ríos Biobío y Andalién, han fijado fronteras y límites, a su alrededor se fueron creando asentamientos y llevado a cabo batallas, por lo que su posición natural ha sido siempre estratégica, así como también necesaria la manera de cruzarlos. En el caso del Andalién, desde el siglo XVI, se construyeron puentes de madera para superar los cursos de agua no navegables en la Provincia de Concepción.
El Andalién es formado en las vertientes de los cerros intermedios, se ubica al oeste de Florida, sigue su curso hacia el suroeste, bañando el costado norte de Concepción y arribando a la bahía de Talcahuano, a una distancia de poco menos de 3 mil metros al suroeste de Penco. Su caudal es corto al igual que su extensión. Subiendo su curso recibió sucesivamente los nombres de Palomares, Troncón, Toñen, Curapalihue. Pedro de Valdivia se encontró por primera vez con los mapuches en sus orillas, en febrero de 1550, en la batalla que lleva el nombre del cuerpo de agua.
En una región con gran presencia de ríos, los puentes jugaron un rol importante para el movimiento de tropas y mercadería. Es así como el primer viaducto de madera sobre el Andalién fue construido en 1665. Fue el río la primera barrera natural que tuvieron que sortear en la instalación de los asentamientos españoles en nuestra zona y posteriormente de la nueva ciudad de Concepción en valle de la Mocha.
Aunque la calidad para esa época se constituía en estructuras de madera o piedra, no podía hablarse de puentes tal y como los conocemos hoy en día, que datan los más antiguos desde el periodo de la República, 1810 en adelante.
Primeros puentes
Ya con una antigüedad que se remonta al periodo colonial, hay datos de un puente construido sobre el río Andalién en 1764. Posteriormente, en 1847, en las memorias del intendente José María de la Cruz Prieto, aparece una solicitud de contar con 50 varas de madera para construir un puente sobre el río Andalién, debido a que, con las crecidas de su cauce, la estructura existente resultaba destruida. En 1850 se entregó la administración de una barcaza al ingeniero penquista Pascual Binimelis, que dio a la comunidad una alternativa de cruce. Posteriormente en 1857, fue entregado al contratista Moisés Howes, para en 1859 pasar a manos del Estado, el que en 1864 otorga 2 mil pesos de la época, para su compostura, siendo reforzado en 1868, uso que duró un par de años, ya que nuevamente, en 1870, aparece dentro de las notas municipales emitidas al intendente de Concepción, Aníbal Pinto Garmendia, sobre la solicitud de presupuesto para su reparación. En 1882 se considera una vez más su reconstrucción, y en 1884 la edificación de un nuevo puente, al que se le realizará una mantención en 1890. La fuerza del río generaba la necesidad de estar constantemente reparando o rehaciendo la estructura. En 1895 se propone un estudio para una nueva reconstrucción, obra que se concretará el 24 de marzo de 1896, la que consideraba un balsadero en el río. Producto de las grandes inundaciones de 1899, el gobierno local debe volver a resolver el problema de su infraestructura.
Y es que, durante décadas, las crecidas del río inutilizaban los frágiles puentes de madera.
Inundaciones que de año en año convirtieron a los suelos adyacentes a su curso en terrenos óptimos para el desarrollo de la chacarería y lecherías. Las vegas que lo circundaban fueron famosas por su producción hortícola.
Paso obligado
Hay que destacar que, desde la época de 1550 con la llegada de Pedro de Valdivia, el atravesar el río para viajar al sur o al norte era una necesidad imperiosa. Luego del traslado de la ciudad en 1751, la vía de comunicación fue a través del puente sobre el río Andalién, siendo este parte del camino real.
El viaje a Santiago se efectuaba desde Concepción al valle de Penco, y desde allí, hasta Juan Chico, pasando por Curapalihue para llegar a Florida, y luego a Larqui, lo que hoy es Bulnes, remontando posteriormente en el sector de la depresión intermedia al camino que llevaba a la capital, uniendo en su ruta a los pueblos intermedios.
En 1912 se vuelve a plantear la necesidad de un puente sobre el río Andalién para conectividad de la ciudad, puesto que a la primera década del siglo XX éste ya se encontraba en mal estado.
El trabajo para la realización del actual puente, que aún está en vigencia, se le encargó al ingeniero Enrique Curti Cannobio, el que es abierto a público en 1931. Posee su construcción una línea arquitectónica estilizada de inspiración art déco. Aún visibles están los restos de lo que fueran sus chonchones a parafina para la iluminación. Ha perdido con el tiempo gran parte de su estructura original, manteniendo su vía de circulación peatonal segregada desde la época de su creación.
Resistencia
Ha soportado los terremotos de 1939, 1960 y 2010, manteniéndose en pie y cumpliendo su función en el más pleno olvido de autoridades y personas que pasan por y a su alrededor.
Es sin duda una obra de otro tiempo que merece la pena ser restaurada y mantenida, ya que se niega por si misma a desaparecer.
Hay que mencionar que, con el paso del tiempo, el tránsito que se generó en el viaducto, producto del expansión urbana, derivó en la aparición de una cantidad importante de sectores habitacionales en las proximidades de la estructura.
El puente Andalién fue sin lugar a dudas un avance notable para la intercomuna, mejorando la conectividad entre Concepción, Penco y Tomé, más estrechamente con sectores como Cosmito y alrededores, que lo han utilizado por años como una manera de llegar rápidamente al centro de la ciudad, el que durante décadas fue parte importante de la ruta de entrada y salida a la ciudad de Concepción.