Viernes Santo es una fecha de reflexión para el mundo católico y toda la comunidad, en especial, en un año 2022 que entrega nuevos contextos en diversas materias.
La evolución de la pandemia, las diferentes maneras de manifestación de la violencia en ámbitos como la educación y en la vida social urbana, el cuidado del medio ambiente y el mensaje de los próximos desafíos de la Iglesia fueron parte de los temas que La Estrella dialogó con el arzobispo de Concepción, monseñor Fernando Chomali.
Promover la fraternidad, apoyar a los más desfavorecidos de la sociedad y tener un gran sentido de la colaboración fueron solo algunos de los mensajes que el arzobispo entregó en sus respuestas.
-¿Cuál es su principal mensaje para las personas en esta Semana Santa?
"El mensaje principal es que Dios nos ama profundamente, quiere que tengamos una vida plena y feliz junto a los demás y que Él para que logremos eso nos da su enseñanza, su ejemplo y su propia vida".
- ¿Cuáles son los principales desafíos de la Iglesia en Concepción durante este año y los que vienen?
"El primer desafío es comprender la cultura para entregar de mejor manera el mensaje evangélico, el segundo es promover mayor conocimiento de las enseñanzas de Jesús y promover la fraternidad que está tan dañada en el mundo. Por último seguir incansablemente creando y apoyando las obras sociales que benefician a los sectores más desfavorecidos de la sociedad".
- ¿Cuál es su percepción y reflexión respecto al actual momento en materia de seguridad en Concepción, principalmente con los homicidios en el centro?
"Chile es una sociedad que ha perdido el norte. La causa es la segregación, la marginación y la pobreza de tantas personas que se sienten rechazadas por la sociedad. Es la consecuencia de una gran carencia de amor a todo nivel. Para terminar con la violencia en todas sus dimensiones debemos procurar afecto, solidaridad, trabajos dignos, sentirse parte de una comunidad y una educación que permita reconocernos como hermanos, con derechos y deberes. Chile se jactó de sus avances macroeconómicos y no escuchó el clamor de los que se quedaron debajo de la mesa. Es una situación que requiere un análisis más profundo del que hemos hecho hasta la fecha. La delincuencia no es un problema policial, es un problema social que requiere la colaboración de todos para erradicarla".
- ¿Existe preocupación de la Iglesia en materia de crisis ambiental y, principalmente, de la sequía?
"Por supuesto. Está en el corazón de la enseñanza de la Iglesia el cuidado del medio ambiente y junto a ello el cambio de estilos de vida más vinculados a la solidaridad y menos a la ostentación. Hoy el llamado es a ser solidarios y a no despilfarrar el agua y ayudar a quienes no la tienen. La encíclica de Francisco Laudato Si aborda este tema con mucha profundidad y realismo".
-La pandemia parece entrar en una fase de disminución, con la apertura inicial y la no obligación del uso de mascarillas en espacios abiertos. ¿Qué significa esto en cuanto al funcionamiento de la Iglesia en sus misas y ceremonias? ¿Cuál es el mensaje de la Iglesia respecto al comportamiento de la población en estos momentos de la pandemia?
"La Iglesia ha dicho siempre que el cuidado de la salud de las personas es un derecho y un deber. Hemos sido muy claros en que hay que respetar las normas emanadas por la autoridad sanitaria y lo seguiremos haciendo. Desde ese punto de vista es ejemplar saber que ninguna parroquia o capilla, colegio o universidad católica fue una fuente de contagio. Se respetaron los protocolos a cabalidad y de eso nos sentimos orgullosos. Un buen católico ha de ser un buen ciudadano".
-Otra situación que se ha mostrado en materia de educación es el aumento de amenazas cibernéticas de ataques a colegios y peleas entre alumnos que se suben a redes sociales. ¿Cuál es su opinión respecto a que la violencia se exprese a temprana edad?
"Es un tema que hay que abordar desde la pregunta por la familia. La familia está pasando por una situación de crisis muy grande que ha llevado a que muchos jóvenes se sientan muy solos. Esa soledad tiene múltiples manifestaciones y una de ella es la violencia. Tenemos un sistema educativo muy competitivo, poco fraterno que deja muchas personas con rabia. Ese es un drama que no ha sido abordado con la seriedad que se requiere. Es un tarea urgente que implica cambios de estilos de vida".