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Hallan zona de peligro que permite a asteroides burlar a los telescopios

Científicos que trabajan para la NASA dijeron que la mitad de los cuerpos celestes que pasen por ahí podrían no ser captados a tiempo.
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N.E.

Una anomalía en la rotación de la Tierra evita que sus telescopios detecten asteroides que podrían estar acercándose hoy al planeta. Esto, según un artículo publicado en el periódico británico Daily Mail.

Según el escrito, la advertencia provino de científicos financiados por la NASA, quienes, tras hacer el descubrimiento, informaron a la agencia espacial.

La anomalía hace que desde telescopios terrestres se vea como si los cuerpos celestes apenas se estuvieran moviendo, lo que puede llevar a cálculos equivocados de recorridos y velocidades. Así, sería posible que si un asteroide viniera a la Tierra desde una determinada dirección, no se supiera a tiempo.

Lo alertado tiene como sustento algo ocurrido en 2019, cuando los telescopios sólo pudieron detectar el acercamiento de un asteroide -de 100 metros de ancho- 24 horas antes de que llegara a su punto más cercano a la Tierra, a 70 mil kilómetros. El asteroide, llamado 2019 OK, ha sido la roca que ha estado más cerca de la Tierra desde 1908 y los científicos dijeron que su visita casi se pasó por alto debido a que se estaba moviendo de un modo que al ser visto en telescopios de noche lo contrarrestaba la rotación terrestre.

En el informe dado a la NASA dice que la mitad de los asteroides que pasen por la zona cercana al 2019 OK podrían ser difíciles de detectar, por lo que urge actualizar telescopios digitales y computarizados para integrar este efecto en sus observaciones.

"Los objetos cercanos a la Tierra que se aproximan desde una dirección al este de la oposición, en particular 0 a 2 horas [0 a 30°] al este de la oposición, son propensos a períodos de cámara lenta durante su aproximación", dijo Richard Wainscoat, astrónomo de la U. de Hawái en Manoa.

Para apoyar a los terrestres, se han puesto telescopios en órbita, como Hubble o James Webb.

El fin de la megafauna originó los bosques sudamericanos

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América del Sur era un continente dominado por sabanas en el Pleistoceno, mucho más similar a África que en la actualidad, pero la extinción de grandes herbívoros permitió la expansión de los bosques sudamericanos, según un estudio publicado en la revista Nature Communications.

Los resultados del trabajo español revelan la importancia de considerar la historia evolutiva previa en la explicación de las dinámicas actuales de los ecosistemas, cuya diversidad se explicaría no sólo por los factores ambientales presentes, sino también por los que influyeron sobre las comunidades que poblaron el planeta hace miles de años.

El artículo establece la medida en la que las características actuales y la distribución de la vegetación de Sudamérica vienen determinadas por la presencia de una megafauna extinta a fines del Pleistoceno, hace más de 10.000 años.

Según Juli G. Pausas, coautor del estudio, los expertos estiman que, en América del Sur, las sabanas ocupaban unos 10 millones de kilómetros cuadrados en el Pleistoceno. El 63% se convirtieron en bosques tras la extinción de la megafauna y un 37% permanecieron como sabana.

Para entender el origen de los paisajes actuales y cómo estos dependen, entre otros factores, de las interacciones planta-animal y de las perturbaciones que hayan sufrido, la investigación se remonta a hace más de 10.000 años, cuando gran parte del planeta era habitado por grandes mamíferos: la megafauna.

La mayoría de estos animales se extinguieron entre finales del Pleistoceno y principios del Holoceno; sin embargo, su huella sigue presente en la distribución y dinámicas de la vegetación actual.

El sondeo analizó datos recopilados en Centroamérica y Sudamérica, e incluyeron datos relativos a los rasgos de defensa de las plantas (densidad de la madera y presencia de espinas), el clima, el suelo e incendios forestales, así como los ligados con la distribución histórica de la megafauna de mamíferos herbívoros.

Los resultados muestran que una proporción significativa de la distribución geográfica de estos rasgos de defensa (densidad de la madera, presencia de espinas, etc.), se explica por la diversidad y tamaño de la megafauna que habitó estas regiones.

Las plantas que viven en ecosistemas con muchos herbívoros presentan adaptaciones que reducen el daño causado por los grandes herbívoros (defensa antiherbívoros). Los resultados de este estudio sugieren que estos rasgos pueden persistir como características anacrónicas por miles de años y ser un indicador de la historia de la megafauna.

El virus provoca respuesta inmune en la placenta, sin infectarla

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Durante el embarazo, la exposición al SARS-CoV-2 provoca una respuesta inmune en la placenta que involucra a las células maternas y a las del feto pero que no infecta al tejido placentario, según un estudio realizado por la Universidad de Michigan (EE.UU.).

Los autores sugieren que este hallazgo indica que la placenta protege al feto de la infección y que la transmisión vertical de la madre al feto podría ser poco frecuente.

Aunque la mayoría de las embarazadas contagiadas de SARS-CoV-2 son asintomáticas o con síntomas leves, algunos sondeos han mostrado que estas mujeres pueden tener mayor riesgo de enfermar gravemente. Sin embargo, se sabe poco sobre cómo afecta la enfermedad asintomática o leve a la interfaz feto-materna y la salud del bebé.

Para determinar el impacto de la infección durante el embarazo, el equipo de la ginecóloga Nardhy Gómez-López reclutó 23 mujeres: 12 contagiadas durante el embarazo y 11 sanas. De las que dieron positivo, ocho eran asintomáticas, una tenía síntomas leves y tres tenían covid-19 grave y necesitaron oxígeno.

Confirmaron que la exposición al virus provocaba una respuesta inmunitaria inflamatoria en la placenta y en la sangre de madres y bebés. No obstante, aunque los anticuerpos maternos pasaban a través de la placenta al lactante, no hallaron anticuerpos ni en el feto ni en la placenta, mostrando que este tejido protege al feto de la infección.