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Del quirófano dental a nadar en las aguas de San Pedro

Francisco Marchesani, reconocido cirujano dentista de Conce, cuenta sobre su pasión por dicha disciplina.
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Manuel Muñoz González

Bajo la oscuridad de la noche, sólo con el brillo de la luna, y hasta que aparecen los primeros rayos del sol, las aguas de la Laguna Chica de San Pedro de la Paz ven interrumpida su quietud, por la agitación y braceo desde orilla a orilla.

Una sensación que solo viven quienes antes del amanecer se lanzan a sus aguas, para disfrutar del nado en aguas abiertas, como lo hace y disfruta Francisco Marchesani. Un amante del nado en aguas abiertas, pasión que fue descubriendo en los últimos años, y que hoy es parte casi de su día a día.

"La tradición de la natación era en una piscina, pero el nado en aguas abiertas ofrece otras posibilidades, ese contacto estrecho no sólo con el agua, sino con la naturaleza; con los árboles, los animales que habitan la laguna, descubrir su fauna, ver la fauna de verano, de invierno, es un encontrarse con la laguna", expresa de entrada Marchesani, deportista del Club Llacolén, quien en esta época está entrando al agua a eso de las 6.30 a 6.45 de la mañana, cuando muchos recién están comenzando su jornada.

"Muchas veces somos nadadores solitarios. Uno se acostumbra a nadar solo, a concentrarte, a superar ciertos temores, muchas veces entrenar con la oscuridad de la noche y ves los primeros rayos de sol que chocan en la laguna, es toda una experiencia, ahí sientes la magia del nado en aguas abiertas", expresa Francisco, destacando precisamente parte de lo que más lo apasiona de este deporte, como es estar en contacto íntimo con la naturaleza.

Marchesani, oriundo de Los Andes (Región de Valparaíso), cuenta que el gusto por el nado se lo inculcó su padre, y lo que el mismo se encargó de inculcar en sus seis hijos. Hoy todos nadadores.

"Desde chico nadé en piscina, competía. Cuando me vine a Concepción, seguí nadando en la Ymca casi todos los días, y hace unos diez años comencé a nadar en la piscina de Llacolén, piscina que durante los veranos se cerraba, entonces estaba como alternativa la laguna. Así descubrí la laguna, donde encontré ese lugar para nadar y conocer el nado en aguas abiertas. Comencé de a poco, hasta ahora lograr un hábito de todos los días, hoy es mi deporte, mi hobby", reconoce el nadador, de 57 años de edad, quien participa de las fechas nacionales, y que hoy precisamente se alista para ir a nadar a las aguas del Lago Villarrica, en una competencia de 6 mil metros en aguas abiertas.

"Es segunda vez que participo, es súper exigente, las condiciones son más extremas, por el viento, la temperatura del agua. En general trato de nadar cuatro o cinco veces a la semana. Como me estoy preparando para este evento, trato de nadar todos los días la laguna entera, 3 mil 400, 3 mil 500 metros, una hora de nado continuo", expresa.

en el quirófano

La pasión de Francisco Marchesani en las aguas la comparte con su otra pasión, su labor como dentista, labor que cumple ya por tres décadas y por la cual es uno de los profesionales más destacados en dicha área de la salud.

"Estudié en la Universidad de Concepción, fui docente en la UdeC por más de 25 años, hice mi especialización en Estados Unidos, hoy dedicado a la implantología, cirugías reconstructivas", detalla el especialista, labor que combina a la perfección con el deporte.

"Son actividades que se complementan. Llego a mi trabajo ya con un buen rato de nado en el cuerpo", repasa con entusiasmo.

"El nado en aguas abiertas te ofrece ese contacto no solo con el agua, sino con toda la naturaleza".

Francisco Marchesani.