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El orgullo de producir vinos con más de cinco siglos de historia

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Tatiana Aular Aguirre

De 20 a 25 mil litros de vino, en siete presentaciones distintas, logra producir al año Francisco Gruebler junto a su amigo de la infancia y etnólogo Willian Anderson, en el sector San Ignacio de Palomares localizado en la comuna de Ránquil, donde la historia del Fundo San José conserva la memoria de cuatro generaciones de hombres vinícolas, donde ahora funciona la Viña Altos del Itata.

Pero a todo esto se suma que 470 años después además en un cuarto de hectárea de las más de 9 que ahora posee la familia, aún se cultivan las parras que llegaron a estas tierras del sur una vez que Pedro de Valdivia en 1.551 pidió que las trajeran de España para producir tinto en el llamado "Nuevo Mundo".

Este trabajo colmado de conocimientos heredados le ha permitido a Francisco Gruebler, vivir por 22 años, literalmente del sudor de su frente y de lo que produce la tierra, levantar una familia integrada por 3 mujeres y un joven adolescente, además de llevar el nombre de Chile, a tierras como Rusia y China, donde sus cosechas conforman parte del catálogo de vinos que promociona Pro Chile en los mercados más demandados del mundo.

¿Qué es ser viñatero?

Es difícil describirlo, lo primero es que esto es una tradición familiar, el campo lo compró mi bisabuelo, lo trabajó mi abuelo, después mi padre y ahora estoy yo acá. Es sumamente reconfortante poder tenerlo, estar en una zona vitivinícola y ser parte del Valle del Itata, eso me encanta.

¿Qué lo llevó a producir sus propios vinos?

Antes yo vendía las uvas y los precios que ofrecen las grandes viñas que las compran, son muy malos, y decidí hacer vino, por lo que me asocié con un amigo de niño, y somos socio en lo que es la fabricación de vinos. Él es etnólogo y somos amigo de toda la vida. Desde hace 6 años estamos produciendo vinos de buena calidad.

¿Qué tipo de uvas cosecha?

En el campo tenemos variedades. En lo que es tinto producimos País, que es la más antigua en América y en Chile, y con ella tenemos un pedacito de viña que fueron mandadas a plantar por Don Pedro de Valdivia, por lo que tenemos una viña plantada en el año 1551.

¿Hay evidencias qué esas parras de las que usted habla daten de 1551?

Sí. Concepción se fundó en 1550, y en 1551 Pedro de Valdivia mandó a un señor que se llama Rodrigo de Araya a Perú a buscar estacas, plantas o patillas de viñas que había sido traídas de España y las empezó a plantar en los valles más fértiles y terminó plantado donde vivía, el propio Valdivia, que fue el Valle de Concepción y Penco, que hoy en día es el Valle de Concepción y el Valle del Itata (…). En el Valle del Itata plantó en el campo que hoy tenemos nosotros, en una pequeña viña que todavía queda, en un campo que se llama Cucha- Cucha que es propiedad de Forestal Arauco en este momento, cerca de Quinchamalí hay otra viña de esas, otra que está en los pies del cerro Cayumanqui en el Fundo Caimaco y una que se perdió que estaba plantada en los altos de Tomé, esa viña ya no existe.

¿Por qué el nombre Altos del Itata?

Le pusimos Viña Altos del Itata, porque el campo tiene cerritos y las casas están en un alto y la bodega también. Como teníamos esta viña plantada desde 1.551 sacamos la marca del vino como 1.551, pero no lo pude inscribir para patentar la marca, porque ya existía (…) tenemos una línea de vinos que se llama 1.556 en honor a esa primera gran cosecha que se logró de la primera plantación de Pedro de Valdivia.

¿Tienen otras cepas?

Sí, tenemos unas cepas País que están injertada con cabernet sauvignon, y tenemos cabernet sauvignon, antiguo, de esas sacamos dos vinos: uno reserva y otra gran reserva, éste último se guarda en barricas de roble francés. Tenemos una cepa que es típica del Valle del Itata como es la Cinsault que es de origen francés pero que ya está regada en el Valle del Itata desde hace muchos años.

¿Actualmente cuántos litros por año está produciendo?

Estamos logrando procesar entre 20, 25, a 30 mil litros.

¿Están exportando?

Aún no, pero tenemos algunos intentos, tenemos muestras en China y en Rusia. Estas alianzas las hemos establecido a través de ProChile.

¿Es complicado mantener una viña?

La verdad es que hay que tener alguna inversión, no es fácil tener viñas y sobre todo con los precios tan malos, que por muchos años el precio de la uva ha sido muy malo, los costos están muy alto y la mano de obra es muy difícil, la gente hoy en día no quiere trabajar. Desde hace varios años la gente se quiere ir a trabajar a la ciudad. Es difícil, pero con empeño y con fuerza allí va avanzando.

¿Cree que el vino puede transmitir los sentimiento o emociones de quien lo produce, puede existir algo mágico- religioso?

No creo en las brujas, pero de que las hay, las hay... No sé si el vino pueda transmitir el estado de ánimo del etnólogo que lo fabricó, pero el vino si transmite las intenciones que tuvo el etnólogo al hacerlo, eso sí (…) los vinos salen como el etnólogo quieren que salgan.

"Esto es una tradición familiar, el campo lo compró mi bisabuelo, lo trabajó mi abuelo, después mi padre y ahora estoy yo acá".

"Con la variedad país, que es la más antigua en América y en Chile, tenemos un pedacito de viña que fueron mandadas a plantar por Pedro de Valdivia".