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Los cementerios más singulares de Chile

La celebración del 1 de noviembre, día de Todos los Santos, atestará estos recintos funerarios con miles de deudos. He aquí una reseña de algunos que se escapan de lo convencional.
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Por Juan Guillermo Prado

Hoy lunes 1 de noviembre, muchos cementerios se olvidarán del aforo, causado por la pandemia de COVID-19, y estarán atestados de personas que visitarán las tumbas de sus antepasados.

La festividad de Todos los Santos, como muchas otras del santoral cristiano, se superpone a ritos paganos: en este caso, el origen se encuentra en el calendario celta, donde Samhain -en la mitad misma del otoño- se consideraba el inicio del Año Nuevo.

Esta festividad marcaba el momento en que los días se iban haciendo más cortos y las noches más largas. Los celtas, al igual que muchas culturas primitivas, creían que en Samhain los espíritus de los muertos regresaban a visitar el mundo de los mortales.

El 31 de octubre por la noche, en los países de cultura anglosajona o de herencia celta, se celebra la víspera de la fiesta de Todos los Santos, con toda una escenografía para recordar a los ancestros. La festividad de Samhain se cristianizó y comenzó a ser llamada All Hallow's Eve (Víspera de Todos los Santos), que transformó en Halloween.

Pero en la fiesta de Todos los Santos los vivos concurren a los cementerios. Tradicionalmente se ha creído que en lejanos tiempos en nuestro país se enterraban a las personas solo en las iglesias. Pero no es cierto: Pedro de Valdivia, al fundar Santiago, creó el primer cementerio público a un costado de la Catedral.

También en la Colonia hubo cementerios junto a los hospitales y al finalizar ese período se creó el Cementerio de la Piedad a una cuadra de la Plaza de Armas santiaguina. Allí se inhumaban a los pobres de solemnidad y a quienes que eran colgados en la horca en dicha plaza. Con Bernardo O'Higgins en Santiago se creó el primer recinto construido fuera de los límites urbanos.

disidentes

En Valparaíso, en los inicios de la República, la viajera británica Mary Graham, en el "Diario de una residencia en Chile", escribió: "Hasta hace poco, todo aquel que no tenía permiso para ser sepultado en los fuertes (templos), donde podía quedar resguardado, prefería ser conducido al mar y ser sepultado allí en las aguas; muchos casos ocurrieron de herejes sepultados en la playa, que los fanáticos del pueblo exhumaron después, dejando expuestos los restos a las aves y animales de rapiña".

Por ello en 1825 se fundó el Cementerio de Disidentes, en el cerro Panteón. Allí se enterraban británicos, norteamericanos, germanos y de otras nacionalidades que no fueran católicos. Los judíos en el cementerio de Playa Ancha tienen un mausoleo que ha sido reemplazado por nuevos terrenos en El Belloto, en la comuna de Quilpué.

discusión

El tema de los cementerio fue causa de tensiones y presiones entre católicos y quienes no eran creyentes. En 1883, durante el gobierno de Domingo Santa María, se aprobó la ley de cementerios. Esta ley marginó a la iglesia de la administración de estos y permitió que se enterrara a personas de cualquier creencia religiosa, oficializando de este modo la secularización de estos espacios de la muerte.

Frente a la nueva realidad la jerarquía eclesiástica fundó el Cementerio Católico de Santiago.

Cementerios sin Muertos

Hay en el territorio nacional una variedad necrópolis, como por ejemplo en la región de Biobío, donde existen más de una decena de cementerios simbólicos que recuerdan a los pescadores que desaparecieron en el mar y cuyos cuerpos nunca fueron rescatados. Existen en Talcahuano, Hualpén, la zona del carbón y en comunas del litoral de la provincia de Arauco.

Antes de realizar la ceremonia fúnebre, se oficia en la iglesia católica o evangélica una liturgia. Luego los deudos en procesión se dirigen al camposanto. En el sepulcro se coloca un pequeño ataúd con su foto, sus pertenencias y una placa con el nombre del fallecido. Las tumbas apuntan al mar y las familias concurren en el transcurso del año a visitarlas. Este tipo de sepultura es único en el país y quizás en el mundo.

En el resto del país, las tradiciones son diversas. En el norte se reúne la ropa más elegantes del pescador desaparecido y se lanza a las aguas con coronas de flores y en el sur se coloca una cruz en un lugar cercano al naufragio y cada cierto tiempo sus deudos concurren y rezan frente al recordatorio.

huilliches

A nueve kilómetros de Calbuco, en el poblado de Caicaen, hay una pequeña capilla y un cementerio construido por los jesuitas en los primeros años del siglo XVII. Allí están las tumbas de los indígenas huilliches del lugar.

Se caracteriza por la costumbre de enterrar a quienes murieron ancianos mirando hacia el mar, para que puedan ver la puesta de sol, ya que estaban al final de sus vidas; los niños y adolescentes, por haber muerto cuando comenzaban a vivir, son enterrados en tumbas que miran hacia la cordillera, en la dirección donde despunta el sol. La mayoría de las cruces no tienen nombres ni fechas, son visitadas por sus familiares, quienes traspasan oralmente la ubicación de sus seres queridos.

punta arenas

Numerosas crónicas de la prensa mundial señalan que uno de los cementerios más hermosos del planeta se encuentra en Punta Arenas. Fundado en 1894, se caracteriza por sus senderos de cipreses, donde es posible encontrar magníficos mausoleos, hermosas criptas y sencillas lápidas que recuerdan a inmigrantes croatas, alemanes y británicos que llegaron a esta ciudad del fin del mundo.

Existe en su ingreso una gran puerta, donada por Sara Braun, esposa del pionero en la crianza de ovejas José Nogueira, de origen portugués, quien según un mito local habría dispuesto en su testamento que tras su muerte, cuando su féretro entrara por esta puerta, se cerrara y nunca más se abriera, ya que debía permanecer cerrada para siempre. ¿Mito o realidad? Actualmente el ingreso al cementerio se realiza por una puerta lateral.

la Pampa del Tamarugal

Una torre de 32 metros de altura y una imponente cúpula se levantan en medio de la desértica y escasa vegetación de la Pampa del Tamarugal, en La Huayca, en las cercanías del poblado de La Tirana. Está destinada a los fieles musulmanes de Iquique que pertenecen a diferentes nacionalidades, aunque también hay chilenos y peruanos.

Allí hay una mezquita que cuenta con todos los espacios necesarios para la oración. En la puerta del cementerio, grabada en una placa de fierro, se indica: "No hay Dios excepto Alá y Mahoma es el mensajero de Alá".

cementerio ruso

En el sector Bajos de Mena, en Puente Alto, se encuentra un cementerio ruso que cuenta con unas 400 tumbas, cada una con la cruz ortodoxa, y sus nombres y mensajes escritos en alfabeto cirílico, que se usa en Rusia. Allí se encuentran mayoritariamente inmigrantes rusos nacidos entre fines del siglo XIX y principios del XX, contrarios al régimen comunista que desembarcaron en Chile luego de la Segunda Guerra Mundial.

Fundado en el año 1956, se dice que en este cementerio estaría enterrado un tío paterno de Yuri Gagarin, el primer hombre en viajar al espacio, en abril de 1961.

En este cementerio no existen mausoleos, solo tumbas. Antes podían ser sepultados solo quienes hubieran huido o luchado contra el régimen comunista. Hoy está abierto a cualquier persona de nacionalidad rusa.

abandonados

Hay muchos cementerios abandonados en el desierto de Atacama. Uno de ellos se encuentra en la hacienda de la quebrada de Tiliviche, a más de 3.500 metros de altura. Allí está el cementerio de los británicos que trabajaron en la época del salitre, y lo mismo ocurre en el sector de Guayacán, en Coquimbo, que fue fundado en 1865, y que es administrado por la Sociedad Inglesa de Entierros.

Hay cementerios germanos dispersos por el territorio nacional. En Valparaíso está el denominado "Cuartel Alemán", situado en el cementerio de Playa Ancha.