Consumo de proteínas en polvo
El uso de proteínas en polvo está muy de moda entre las personas que realizan ejercicios. Pero, lamentablemente, muchas veces su consumo no está prescrito por profesionales idóneos en el área. Para su consumo, primero es importante evaluar a cada persona, planificar de acuerdo a sus requerimientos de nutrientes como los alimentos ricos en proteínas, carbohidratos y grasas, considerando las calorías de consumo diario además de los objetivos planteados en la sesión nutricional.
En el caso de que la persona no alcance a cubrir los requerimientos antes mencionados y que, además, realice un plan de entrenamiento guiado, el que implique un incremento de gasto energético diario, se puede recién pensar en incorporar un suplemento alimentario como un batido proteico.
Un aspecto que se debe tener en cuenta es que el consumo de estos suplementos se puede considerar desde los 15 años de edad y siempre evaluando cada caso.
También es importante saber qué proteína en polvo es mejor y cuál puede ser la opción de mejor calidad y costo, puesto que existen proteínas en polvo de suero de leche (Whey protein), caseína, de huevo, carne y también opciones de origen vegetal a base de soja, arroz, arvejas, etc.
Respecto de los efectos negativos, si está prescrita por un profesional idóneo no debería generar problemas. Eso sí que es relevante conocer su origen y composición. En general, la mejor opción es la proteína de suero de leche que tenga una cantidad importante de aminoácido Leucina. Esta es de real importancia en el proceso de recuperación de tejidos afectados durante la actividad física, ejercicio o entrenamiento.
En conclusión, si es de origen alimentario y no está compuesta por productos artificiales, su consumo no sería problema, salvo en el caso de los menores de edad o en personas que no realicen alguna rutina de entrenamiento. Lo fundamental es que su uso esté indicado por un especialista.
Columna
Javier Gutiérrez Aguayo, Académico de Nutrición y Dietética Universidad San Sebastián