Tenemos que dejar de llegar tarde
La nueva ley de alcoholes ha levantado ciertas inquietudes en torno a la implementación de algunas de sus normas, entre las que se encuentra la petición del carnet de identidad para validar la edad de quien compra alcohol. ¿Es esta es una medida eficaz? La preocupación es legítima: casi uno de cada tres menores de edad ha consumido alcohol en el último mes. Cuando se hace, se hace en grande: un tercio de los estudiantes de cuarto medio relata embriagarse, al menos, una vez al mes (SENDA, 2019). No podemos deslegitimar la relevancia del problema, pero la intención de estas letras no es analizar la ley, sino preguntarnos: ¿cómo andamos por casa?
La ciencia nos ha mostrado que el principal factor de riesgo para el consumo de alcohol en nuestros niños, niñas y adolescentes (NNA) es la iniciación a la bebida por parte de sus padres, madres y cuidadores (Mattick, 2018), incluso por sobre la influencia de los pares. Sin embargo, seguimos poniendo el foco fuera de nuestras familias. ¿Por qué? Quizás porque muchas veces "quedamos cortos" con las herramientas con las que como cuidadores contamos para conversar de este tema con nuestros NNA. Nos alejamos al no poder establecer diálogo, o nos centramos en largos discursos que con mucha (o ninguna) paciencia nuestros NNA soportan. ¿Qué hacer?
Existe evidencia local al respecto. Recientemente se dieron a conocer los resultados del impacto que genera el programa Familias Unidas en quienes participan de él. Este modelo, implementado en Chile por la Fundación San Carlos de Maipo, es parte de la oferta programática de la Subsecretaria de Prevención del Delito y está disponible en forma gratuita para inscribirse en www.fsancarlos.org/familiasunidas, en aquellas comunas donde se ejecuta el Sistema Lazos. La evaluación del impacto del programa indica que permite mejorar la comunicación entre los padres o cuidadores con sus NNA, de tal manera que disminuye 6 veces la probabilidad del consumo de alcohol, así como ocho veces la probabilidad de consumo regular de tabaco en población adolescente.
En fin, ¿cómo andamos por casa? creo que todos podemos andar mejor, enriquecer nuestro diálogo, y hablar con nuestros NNA. No es un tema solo de quienes tienen "adolescentes problema", prevenir es tarea de todos los cuidadores. Y quizás así podamos abrir ese canal que permita escucharlos mucho más a ellos y a su maravilloso mundo, y por supuesto, dejar de llegar tarde.
Columna
Raúl Perry, gerente de programas de, Fundación San Carlos de Maipo