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Dejó a un lado la silla de ruedas para subir caminando el Antuco

Gabriel Roa, chorero de 42 años, dejó a un lado todas las adversidades de su enfermedad, la artritis reumatoide que padece de su adolescencia, y logró la hazaña de escalar a la cima del volcán con el apoyo de un equipo de montañistas.
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Manuel Muñoz González

En la mente de Gabriel Roa, la palabra "Imposible" parece no tener cabida. Así lo ha dejado de manifiesto este chorero de 42 años a lo largo de su vida, tanto para hacer frente a las adversidades que se le han presentado, como para lograr sus propios objetivos y metas.

Lo dejó de manifiesto en su largo proceso de rehabilitación para enfrentar la enfermedad diagnosticada en su adolescencia, una Artritis Reumatoide, que lo tuvo incluso en la Teletón en San Pedro de La Paz; y lo dejó en claro ahora, al concretar uno de sus grandes desafíos: escalar a lo más alto del Volcán Antuco en la Provincia del Biobío.

Para un montañista convencional, llegar a dicha cima no presentaría mayor complejidad, pero para Gabriel, era todo un reto. Y eso que ya lo había logrado hace una década, aquella vez empujado sobre una silla de ruedas. "En el proyecto del 2011 se había adaptado la silla de ruedas con un par de esquí, pero ahora mi desafío era ascender caminando. Ese fue un proyecto de gran planificación. Cuando lo hice esa vez, mi intención era que se repitiera. En mi mente deseaba estar ahí, pero de otra forma. La sensación al volver, es que uno es un poco más fuerte que antes de subir a la cumbre, si lo hice esa vez, pensaba que podía enfrentar cualquier otro desafío", cuenta a La Estrella el "Panzer", como es apodado, y como se denomina precisamente el proyecto que el pasado domingo concluyó con sus dos pies puestos en la cima del Volcán Antuco.

La salida quedó registrada a las 8.00 AM de ese día desde el campamento de avanzada, alcanzando la cumbre 4 horas después. En total fueron más de 70 horas en la montaña, para llegar a la segunda cumbre más alta de la región del Biobío, con 2.979 metros sobre el nivel del mar.

Todos por la hazaña

El pasado miércoles comenzó la parte práctica de esta hazaña, donde un grupo de montañistas de diversas partes del país, se sumó para ser parte de este proyecto.

Gabriel se venia preparando hace varios años, pues uno de los aspectos importantes fue trabajar y mejorar su condición física, para lo cual se motivó y comenzó a entrenar y a prepararse, asesorado por kinesiólogos deportivos, su cuerpo médico, entre otros profesionales.

En paralelo, el grupo de trabajo fue desarrollando la idea para poder coordinar la forma de que el "Panzer" pudiera hacerlo bajo sus propios medios.

Fue así como se idea un sistema de barras paralelas, que le permitió a Gabriel caminar con el apoyo del grupo de montañistas, cerca de treinta personas en total, todos profesionales del montañismo, apoyados incluso por personal del Ejército, del Regimiento 17 de Los Ángeles, entre ellos, dos militares que participaron de la expedición final.

"Lo que se hizo acá, se replicaron las barras de rehabilitación que existen en el Instituto de Teletón, que es donde las personas que están intentando caminar dan sus primeros pasos, se generó ese sistema de marcha, entonces los montañistas me asistieron para que yo lograra llegar caminando hacia la cumbre", cuenta el chorero de nacimiento, hoy residente de Concepción, feliz de haber logrado esta verdadera hazaña.

Sin límites

"Más de diez años se me pasaron por delante en los últimos diez pasos", recuerda Gabriel, repasando aquel momento en que la cima de los casi 3 mil msnm estaba ahí, a solo un par de metros, y luego del arduo esfuerzo y días de ascenso, con el apoyo de todo un equipo.

Un instante único, dice Gabriel, quien dice entender ahora que para lo que uno se propone, no hay límites.

"Las barreras del no se puede, hay que intentar de romperlas. Así se avanza, más allá de los errores o que no se pueda lograr. Con esto lo que quiero transmitir es que hay que atreverse a dar ese paso, creer en uno mismo. No quiero ser el único que haga esto, quiero que lo que hicimos sirva como base para que muchas personas con alguna dificultad lo puedan hacer. Sería hermoso que cada fin de semana sepamos de personas que hayan subido algún volcán, alguna montaña, algún sendero", reflexiona este el ingeniero de profesión, dedicado a la programación en monitoreo de maquinaria minera en la oficina de Ingeniería, Cadetech, espacio que, asegura, influyó en esta y en su anterior proeza de creer y querer escalar a lo más alto de la montaña.

"Para mi Cadetech ha sido muy importante, porque me permitieron integrarme al mundo del trabajo, cuando la inclusión laboral aún no era un tema. Mis compañeros son montañistas, y compartiendo con ellos un día yo dije, quiero subir un volcán, luego motivarme por el deporte, y diez años después de haberlo hecho por primer vez, hacerlo de nuevo, es algo que te llena", afirma el "Panzer", mismo nombre que llevará el documental que se está preparando, para que esta hazaña pueda llegar a los ojos del mundo.

"Esto es algo que nunca se había hecho en Chile

"En cada paso hubo un gran equipo detrás

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