Efecto de la sequía: la RM frena el uso de pasto en espacios públicos
Gobernación dejará de apoyar proyectos que usen césped en bandejones o antejardines. Experto llama también a controlar el "mal riego" de las áreas verdes.
Diego Gotelli C.
"Ya no son tiempos de diagnósticos, son tiempos de acción". Con esas palabras el gobernador de la Región Metropolitana, Claudio Orrego, declaró a la capital en una Situación de Emergencia Climática, replicando lo hecho por sus pares de Coquimbo, Los Lagos y Magallanes.
Bajo ese estado la repartición prometió disponibilizar $114 millones para un plan de acción climático con una serie de medidas para garantizar la sustentabilidad urbana de la región.
Entre sus nuevas normas, el plan contempla exigir un certificado que considere la huella hídrica y eficiencia energética de cada proyecto que acuda al Gobierno Regional buscando financiamiento, mientras que para parques y plazas se requerirá que tengan un mínimo de 80% de vegetación nativa aclimatada a las condiciones de Santiago.
En la misma línea se buscará dar un freno al masivo uso del pasto en los espacios públicos, al decretarse que desde ahora el GORE dejará de financiar proyectos que usen este tipo de recurso en bandejones, jardineras lineales o antejardines.
"No quiere decir que no tengamos pasto, sino que se va a restringir su uso, establecer ciertas restricciones, entre otras cosas porque queremos ahorrar los costos de mantención y también el uso hídrico", señala a este medio la autoridad regional.
Si bien el pasto no es de las especies más consumidoras de agua, su corta raíz contempla que se deban regar más seguido, aumentando el gasto hídrico, explica Diego Rivera, investigador del Centro en Sustentabilidad y Gestión Estratégica de Recursos de la Universidad del Desarrollo.
El ingeniero agrícola cuenta que este recurso tiene una finalidad en zonas urbanas de enfriar el aire y eliminar polvo capturando partículas que desprenden los autos, pero para ser útil debe ser ubicado estratégicamente, sin requerir un uso indiscriminado.
"Tener pasto en un bandejón no tiene mucho sentido. Ojalá tuviéramos una ciudad completamente verde, pero también tenemos que tener agua", recalca.
A su juicio, restringir su masificación podría ayudar al déficit hídrico, pero debe estar acompañado por un riego más eficiente del pasto ya instalado, por lo que llamó a los municipios a potenciar planes de mantención con reducción de agua y a la ciudadanía a no sobreregar sus jardines.
"El pasto no es el culpable de la sequía. La culpa es de quien le echa agua a destajo, del mal riego", enfatiza.