Cambio en la ley pondría en jaque a "escuelas especiales"
Reducción de los años de permanencia de los alumnos y derivación de niños con necesidades especiales a la educación regular, es parte de lo que preocupa en estos establecimientos, donde incluso advierten riesgo de cerrar a mediano plazo.
"Mi hija Catalina tiene 21 años, está dentro del Trastorno del Espectro Autista (TEA), diagnosticada desde los dos años. Estuvo en un colegio regular hasta octavo básico, donde se hizo todo lo posible por integrarla, pero fue complejo debido a su condición. Las escuelas regulares no están preparadas para atender a estos niños, porque requieren una atención especializada, cada niño es muy distinto", expresa Karen Silva, madre de Catalina, afligida porque su hija, hoy alumna en el centro de atención de la Asociación de Padres y Amigos de los Autistas (Aspaut) de Chiguayante que brinda atención a niños y jóvenes TEA, no podrá extender su permanencia hasta los 26 años, sino sólo hasta los 22.
Ello, luego de la derogación del Decreto 300 de Educación Especial del Ministerio de Educación, y que limita la edad de los jóvenes de poder permanecer en las escuelas especiales. Esa es una de las preocupaciones no sólo de padres y apoderados, sino de quienes día a día se esfuerzan por enseñar y atender a personas con necesidades educativas especiales en la Región del Biobío, ante la posibilidad de que en el mediano plazo no lo puedan seguir haciendo, al menos, en las escuelas y establecimientos destinados exclusivamente para ello.
Una situación que, para quienes trabajan en brindar apoyo a alumnos con necesidades educativas especiales, no otorgará una real inclusión a los niños y jóvenes, sino todo lo contrario, generaría una menor atención especializada de la que realmente requieren.
"Chile firmó un tratado que busca una verdadera inclusión para las personas en discapacidad. Desde ahí se han introducido una serie de modificaciones en la Ley General de Educación, que han ido limitando y restringiendo sus posibilidades", expresa Karina Sanhueza, directora de Aspaut.
"Una de las modificaciones, por ejemplo, es que las personas sólo pueden permanecer durante seis años en el nivel laboral dentro del establecimiento, lo que nunca antes había pasado, pues se entendía que en seis años los estudiantes no alcanzaban a adquirir todas las competencias, más aún quienes presentan discapacidades severas. Con esto se limita en edad, pues antes los jóvenes entraban a ese nivel a los 15 ó 16 años, ahora deben hacerlo a los 14, y luego egresan a los 20", agrega Sanhueza, apuntando que, en casos de alumnos con dificultades más severas, es imposible que logren una posterior inclusión laboral.
Esas mismas aprehensiones comparte Karla Mora, jefa UTP de la Escuela Los Aromos de Fundación Coanil en Hualpén, cuya entidad atiende a alumnos con distintos diagnósticos, tales como TEA, necesidades múltiples y discapacidad intelectual en todos sus rangos. "De alguna u otra forma se nos plantea que para el próximo año se tiendan a reducir los niveles de atención para los niños, que su trayectoria cada vez se reduce más. Antes, los chicos podían permanecer en el nivel laboral hasta los 26 años, pero ahora se nos dice que sólo pueden permanecer seis años, que es lo que dura su plan de estudios. Por eso, quienes ingresen a éstos con 16 años, a los 22, ya no podrán seguir. Todos esos años en que antes los niños reciben la formación, estimulación, apoyo de profesionales, eso ya no corre para estos jóvenes, entonces es complicado, porque hay muchas familias que encuentran ese apoyo en la escuela especial, y terminan yéndose a sus casas. Hay escuelas destinadas únicamente al nivel laboral, y se están viendo afectadas", recalca.
Sin la especialización
La directora Aspaut, Karina Sanhueza, manifiesta que otra de las preocupaciones es lo que implican las modificaciones desde el Ministerio de Educación respecto a la inclusión de estudiantes en la educación regular, sin que exista la especialización que sí tienen las escuelas especiales. Además, dichos cambios han venido disminuyendo el accionar de estos recintos, con el eventual propósito de llevar a cabo un proceso de "inclusión" de dichas personas en el sistema regular de enseñanza.
"Es lo que se pretende. En la educación regular, en los programas de integración, existen los cursos especiales, y lo que permite hablar de inclusión, que es donde todos los niños van a educación regular o trabajan con los mismos programas de estudios, mientras que los casos de mayor complejidad son enviados a estos cursos. El problema es que en estos cursos de integración no está la especialización que tienen las escuelas especiales. En nuestro caso hemos trabajado, nos hemos perfeccionado para saber cuáles son las mejores estrategias para atender a estudiantes TEA, pero eso en el sistema no lo saben", lamentó la directora.
Y agrega otra complejidad que ocurre con la atención temprana, al no haber código de atención. "Los niños desde los cero a 3 años 11 meses, deberían irse a programas como Junji e Integra, que de partida están colapsados, y que no tienen los profesionales idóneos para atender casos TEA, por ejemplo", recalca.
"Esperamos que hayan cambios, que se incluya más y se considere, porque hoy vemos que las políticas están hechas por personas que no conocen del todo la realidad y que están dejando a una gran población fuera. La inclusión es algo por lo que todos luchamos, para eso se requieren herramientas de todos los ámbitos. Ojalá que no sólo nos escuchen, sino que se adopten medidas concretas por una real inclusión", sentenció Karla Mora, de la Escuela Los Aromos.
"Las escuelas regulares no están preparadas para atender a estos niños".
Karen Silva,, apoderada.
Gobierno
Desde la Seremi de Educación, en tanto, indicaron que se han generado instancias de conversación. "Es algo que se está analizando a nivel nacional, como Seremi de Educación hemos puesto todas las herramientas necesarias para poder mantener un diálogo constante y fluido con todos los representantes de las escuelas especiales de la región", expresó el seremi del ramo, Felipe Vogel, anunciando que esta semana habrá una nueva reunión con el jefe de Dirección de Educación General, donde se puedan plantear estas inquietudes.
22 años sería la edad máxima en que deberían estar los alumnos, según la nueva ley.