Mascarillas afectan aún más a las personas con sordera
El uso del elemento de protección personal no les permite leer los labios, complicando su entendimiento.
No es ninguna novedad mencionar que la crisis sanitaria producto del Covid-19 ha afectado a la sociedad en todos los niveles, pero hay ciertos grupos de personas que han debido sortear más dificultades que otros. En ese segmento de personas se encuentran quienes padecen sordera.
Hay aproximadamente 72 millones de personas sordas, según la Federación Mundial de Sordos. La Organización Mundial de la Salud (OMS), por su lado, calcula también que hay alrededor de 466 millones de personas con problemas auditivos discapacitantes, esto es, el 5% de la población mundial. En Chile existen 712.005 personas con discapacidad que tiene algún grado de pérdida de audición, y de ellas se estima que 179.268 personas tendrían sordera total.
Francisco Salazar, es una de esas 700 mil personas que padecen de hipoacusia en nuestro país. El oriundo de Chiguayante relata que es este último año y medio las principales dificultades que ha debido enfrentar tiene relación con la comunicación con sus pares, aunque ha debido pasar uno que otro mal rato en el transporte público.
"Aún no puedo manejar solo, hice un curso especialmente diseñado para personas con sordera, pero no he podido rendir el examen, así que me traslado en micro y sobre todo en tren que es más cómodo… El problema que he tenido en las micros es que a veces no logro identificar si toqué el timbre para bajar y me he pasado, no es nada grave, pero cuando se va apurado esos minutos cuentan".
Sobre la comunicación con sus pares, sostiene que ha sido difícil, ya que por la mascarilla "no se logra entender bien lo que dicen y tampoco podemos leer los labios que era un apoyo importante en nuestro día a día", sostiene el joven.
En esa línea, Sully Esparza, directora de la Corporación Nacer al Sonido, agregó que pese a existir mascarillas con una transparencia y que les permitirían subsanar el inconveniente de la lectura de labios, éstas no pueden ser utilizadas al no cumplir con los estándares de seguridad de los protocolos Covid.
Esparza también señaló que otra de las dificultades a las que se han enfrentado tiene relación con la tecnología, detallando que "la calidad de las conexiones para las clases virtuales no siempre son buenas, el mal tiempo debilita más la señal y en definitiva la contaminación acústica no ayuda, e incluso para uno que escucha normal es difícil entender".
Para enfrentar estas complicaciones es que "trabajamos potenciando las habilidades auditivas", señaló Yolanda Maldonado, directora de la carrera de fonoaudiología de UNAB. La profesional explicó que la idea es que las "personas con la información acústica que reciben, sean capaces de distinguir las palabras y los sonidos, pero sobre todo las palabras, porque el lenguaje hablado es lo que usamos en la cotidianidad", indicó.
Maldonado también dijo que esto permite prescindir del apoyo que significa la lectura de labios en las personas con hipoacusia.
Finalmente recomendó para ayudar a las personas con discapacidad auditiva articular muy bien las palabras; hablar más lento; repetir las frases y ser pacientes con quienes tienen algún grado de sordera "porque a veces creen oír algo, pero no es eso, entonces debemos ser pacientes", concluyó.
"Trabajamos potenciando las habilidades auditivas para que distingan palabras y sonidos
Yolanda Maldonado, UNAB.