Oriundo de Curanilahue brilla con su local "El Chilenito" en Alemania
Lalo Estrada tiene punto de encuentro de coterráneos y alemanes que degustan churrascos y empanadas.
En el barrio de Bergmannstraße, en Berlín (Alemania), no solo hay un pedazo de Chile, sino que también el corazón de un oriundo de Curanilahue, quien, con sus preparaciones, encanta no sólo a los nativos del país, sino que también es destino obligado de los chilenos que tienen parada en la capital alemana.
Lalo Estrada, 48 años, tiene en ese rincón su local "El Chilenito", donde empanadas chilenas, churrascos, completos y dulces tradicionales están dentro de su apetecida carta, que evoca para quienes están lejos de casa, todos los olores y sabores nacionales.
Nacido en Chile, pero criado en Alemania, asegura que su unión con el país es potente, sobre todo con su familia paterna en "Chue", como cariñosamente lo llama. "Me encanta el sur, amo el sur", confiesa. Fue acá donde él también nació. "Mi papá fue exiliado y tuvo que salir del país. Se fue a la embajada italiana, y pudo salir de Chile. Mis papás eran de Curanilahue. Yo nací en la zona, pero cuando era guagua me escondieron en Santiago, luego en Curanilahue y luego me llevaron escondido a la embajada italiana", resume.
"Toda mi vida ha sido en Europa, no me quejo. Aunque eso es algo que aprendí tarde", confiesa, agregando que siempre quiso volver a Chile. "Mis papás siempre decían que en dos años volvíamos y vas creciendo y pasando los años y sigues en lo mismo. Después dije que si mis padres no se querían ir, me iría yo. Probé tres veces. A Marcela (esposa) la conocí en Curanilahue y después nos casamos. Fui a vacacionar a Curanilahue y bueno, la idea fue quedarse en Chile, pero no encontré un trabajo donde me pagaran un sueldo "digno". Quería vivir cómodo, viajar una vez al año sin fijarme en la plata. Nada de lujo. Pero postulaba a varios hoteles, porque había estudiado Hotelería y Turismo, pero me querían pagar poco comparado con lo que se gana en Alemania, así que nos volvimos".
También probó poner dos veces un local en Chile, pero no lo logró. "Fue súper difícil", dice sobre la burocracia. Al final, decidió abrir su local en Berlín.
Sabor chileno
El nombre de su local "El Chilenito" tiene su historia. Lalo Estrada cuenta que "cuando terminé mis estudios, me fui a trabajar al sur de Alemania, a un pueblo súper pequeño, que es un lugar muy turístico, con las casas más antiguas del país. Ahí siempre llegan grupos turísticos, españoles principalmente, que no hablan ni inglés ni alemán y siempre pedían hablar con el chilenito, así que para los alemanes quedé con ese nombre. Por eso, El Chilenito".
Un local acogedor y que es un pedacito de Chile en Berlín tiene el curanilahuino de nacimiento. "Dije: si Chile no me quiere yo me traigo un pedazo de él para acá, jajajá", aporta entre risas. "Me ha ido súper bien, hacemos muchos eventos folclóricos, con cueca. Llega mucho chileno de todos lados. Es un punto de encuentro entre los antiguos y nuevos chilenos. Ha sido súper interesante, porque no sabía que se iba a desarrollar así, pero se dio", añade Estrada, quien antes partió con un foodtruck, movilizándose en ferias y fiestas callejeras. "Me levantaba tempranito para llevar la comida chilena", dice.
Sobre las preparaciones, relata que antes Marcela se encargaba de realizar los dulces, él sabe elaborarlos, pero, confiesa, no le da el tiempo, pues "hay que hacer las empanadas, los churrascos, preparar la carne, comprar las cosas. Pero ahora estoy trabajando con una chilena, Paula, que estudió pastelería. Ella me prepara los dulces", explica.
Así como es un punto de encuentro de chilenos, los alemanes no se quedan atrás. Para Lalo, ellos son un público importante. "Son lo mejor que hay, siempre están contentos con todos. Son muy buena onda y sencillos. Muy humildes", describe. Y, cuando llegan los chilenos, se arman carretes y se genera un ambiente entretenido.
Durante la pandemia, cerró entre dos a tres semanas, pues no había nadie en las calles para vender. "Igual hubo aporte en Alemania, nos apoyaron lo más que pudieron", señala. Tiempo que también le sirvió para comenzar a escribir un libro de cocina. "Empecé con la pandemia, no tenía nada qué hacer en la casa, así que en eso estoy. Estaba pensando también en hacer un restorán, pero no lo quiero hacer todo, porque es mucho trabajo y no quiero amarrarme. Quiero poder cerrar y viajar. Con el localcito se puede, pero con un restorán no se puede. Es una gran responsabilidad", dice Lalo Estrada, cuyos hijos, Martín y Millaray, viven en Chile con su madre.
Por ahora, mientras espera la "nueva normalidad", el oriundo de Curanilahue deja abierta la puerta para que los chilenos visiten su local y puedan disfrutar de la comida nacional al otro lado del mundo.
"Si Chile no me quiere yo me traigo un pedazo de él para acá, jajajá".
Lalo Estrada,, dueño de "El Chilenito"