Nicolás Labra G.

Bárbara Riveros había calificado esta cuarta participación en el triatlón en unos Juegos Olímpicos como su "último baile" en la especialidad, lo que volvió a reafirmar después de cruzar la meta. La chilena arribó en el puesto 25 con un tiempo de 2:02:46, a siete minutos y 10 segundos de la ganadora Flora Duffy, de Bermuda, quien completó un tiempo de 1:55:36 y se quedó con el oro en su cuarto intento, tras un octavo puesto en Río 2016, el lugar 45 en Londres 2012 y un retiro en Beijing 2008.

"Son mis últimos juegos, me dicen que vaya por los quintos para igualar a Erika (Olivera), pero me gusta ser honesta conmigo. Si no puedo pelear los primeros lugares no me interesa estar", sostuvo "Chicka", quien fue 5ª en los Juegos de Rio 2016.

La nacional repitió el mismo lugar que consiguió el 2008 en Beijing, pero esta vez tuvo un mejor tiempo. La nacional reconoció que las lesiones mermaron sus posibilidades para pelear una posición más alta.

"Me voy bastante contenta, fue muy difícil llegar acá con la caída de la costilla (una fractura el 16 de mayo) y una lesión desde mayo en el pie. Contenta, luché hasta el final, la campeona del mundo ni siquiera pudo terminar. Me voy súper orgullosa y feliz de haber representado a Chile", afirmó Riveros tras la prueba.

La competencia se retrasó 15 minutos debido a fuertes lluvias y la amenaza de un tifón. El clima, distinto al calor sofocante que tuvo el triatleta chileno Diego Moya el domingo, dijo que la afectó. "El clima no me favoreció con la humedad, sabía que no estaba corriendo tan rápido y hubiera sido mejor que fuera húmedo, estaba riesgoso la bicicleta y lo mejor era no caerse", sostuvo la deportista.

Riveros, además, confirmó que tampoco estará en los Panamericanos 2023 en Santiago y que se dedicará a "las distancias largas", apuntando al ironman de Háwai.

"Me voy súper orgullosa y feliz de haber representado a Chile".

Bárbara Riveros

Pese a no obtener medallas aún, el Team Chile ha mostrado mejores actuaciones que en los primeros días en Japón. Una muestra de ello fue la participación de Kristel Köbrich en los 1.500 metros libres de la natación, en sus históricos quintos Juegos Olímpicos en los que participa.

La mejor exponente de este deporte en la historia de Chile llegó a Tokio 2020 como la competidora más veterana de su prueba, con 35 años, y dio dura lucha para tratar de meterse entre las ocho finalistas.

Le tocó la serie más competitiva, que fue liderada por la campeona y récord mundial Katie Ledecky, y terminó en el sexto lugar, con un tiempo de 16:9.9, que no le permitió entrar a la final por medallas: fue 14ª en la clasificación general. Eso sí, fue la mejor latinoamericana, superando a las brasileñas Viviane Jungblut (20ª) y Beatriz Dizotti (24ª) y a la argentina Delfina Pignatiello (29ª), quien le arrebató el oro a Köbrich en esta misma prueba en los Panamericanos de Lima 2019.

Tras ello, la campeona chilena dijo a TVN que "sigo estando entre las 15 mejores y para mí es un honor seguir representando a nuestro país. Quedan los 800 metros y estoy bien. Di todo lo que tenía. Una siempre quiere más, pero estas son las realidades y hay que disfrutarlas".

Su próximo desafío es este jueves, cuando compita en los 800 metros libres a partir de las seis de la mañana (hora de Chile).