En Conce impulsan la protección y la conservación de las ballenas
El 23 de julio de 1986 se prohibió su caza en gran parte del mundo. Acciones locales buscan protegerlas.
El destino de las ballenas tiene un antes y un después de 1986. Antes de eso, su caza era indiscriminada para la producción de diversos productos. Hoy, luego de que la Comisión Ballenera Internacional proclamara el Día Mundial Contra la Caza de Ballenas (actualmente Día Mundial de las Ballenas y los Delfines) un 23 de julio, la situación es diferente: se protegen y se conservan en casi todo el mundo.
En los años 80, la localidad de Chome, en Hualpén, tuvo una ballenera de la cual solo quedan recuerdos. Hoy, el lugar es sitio de avistamiento de diferentes especies. Guillermo Herrera, biólogo marino, doctor en Biología en la University of Southern California, y jefe de la carrera de Biología Marina UCSC, cuenta que en Chile hay alrededor de 31 especies de cetáceos, que incluye ballenas, delfines y cachalotes. De ellos, ocho son del tipo de ballenas, que incluye ballenas de barbas y odontocetos.
"Una de las especies de delfín más frecuente de avistar es el delfín chileno, que se ve con frecuencia frente a Chome. A diferencia del delfín nariz de botella, que es más amistoso, el delfín chileno es más esquivo, por lo que los avistamientos son más lejanos", precisa el experto.
Entre las ballenas más frecuentes de avistar está la ballena jorobada y esporádicamente la ballena minke, que ha sido encontrada incluso dentro de la bahía de Concepción. "El resto, aun cuando están en Chile, no se acercan mucho a la costa, por eso no son fáciles de avistar. Acá no tenemos lugares donde se reúnan en procesos de migración y donde permanezcan por largo tiempo. Hay otros lugares del mundo donde sí se puede ir en embarcaciones y encontrarlas en descanso durante las migraciones. Las ballenas tienden a migrar ante del verano hacia el sur, a aguas subantárticas. Después del verano migran hacia el norte. Es algo parecido con las variedades orcas que pasan por estas zonas", señala Herrera.
Camila Calderón-Quirgas, médico veterinario, máster en Oceanógrafía y fundadora de Soplo a la Vista, agrega que diversas especies se avistan en la región, pero que como colectivo, "estamos estudiando la ballena Sei, que está en peligro de extinción. Es una especie de la que se sabe muy poco a nivel mundial, sobre todo en el Pacífico sur oriental, que corresponde a nuestra zona, y si bien hemos tenido avistamientos de otras especies, como la jorobada, la fin, la franca, los estudios están orientados a la Sei. De esta estamos levantando información básica porque no sabemos si sigue su ruta migración hacia el sur y que Chome podría ser solo un paradero. O si en realidad está haciendo alguna actividad a más largo plazo en esta caleta", explica.
Añade que en otros lugares que se observan las ballenas son en la Península de Hualpén y Cobquecura, mientras que también hay avistamientos de delfines en Arauco y en Llico.
Cómo se protegen
A nivel nacional existen diversas organizaciones que trabajan en la conservación de las ballenas. A nivel local, Soplo a la Vista ha generado no solo conciencia sobre estas especies, educando a la ciudadanía, sino que también se han encargado de estudiarlas. "Nosotros como colectivo, actualmente, nos hemos adjudicado algunos fondos extranjeros para poder levantar información científica que después sirva para conservar estos animales. Finalmente, si no hay información científica es muy difícil saber cómo generar una estrategia de protección y conservación", señala Camila Calderón-Quirgas.
Por su parte, Guillermo Herrera sostiene que no son muchas las acciones que se han desarrollado a nivel local para su protección, "porque el contacto que hay con los cetáceos es muy poco. Los avistamientos de ballenas son raros, y cuando ocurren, llegan a las noticias. Siempre las recomendaciones de las autoridades es no acercarse y no molestarlas".
Sin embargo, falta mucho para seguir protegiéndolas. Así lo señala la máster en Oceanografía. "A nivel general, hay algunas carencia en torno a mitigar o gestionar la colisión que tienen las ballenas a nivel mundial y nacional con embarcaciones. Quizás deberíamos sentarnos a conversar sobre cómo planificar el tráfico marítimo en lugares donde abundan los animales. Para eso sirven, por supuesto, cuando se generan áreas marinas protegidas, parques marinos, que son lugares donde uno puede tener incidencia en regular el tráfico marítimo para conservar las especies. Hoy, a nivel mundial, la principal causa de muerte de las ballenas es por colisión con embarcaciones mayores".
Asimismo, destaca la importancia de educar a la comunidad. Es por ello que, como colectivo, dice, "uno de los objetivos de este y de los proyectos, que si bien son de investigación, también tienen un componente de educación grande. Ese componente es precisamente para que el turismo de avistamiento de ballenas, los turistas, además del operador que tiene que hacer un turismo responsable, lo exija. Que este rubro no afecte a las distintas especies de ballenas que puede haber. Hacia allá hay que ir. Tienen que haber muchas actividades sincronizadas, tiene que haber un aumento en la investigación, un interés de parte del Estado y de los organismos como la institucionalidad ambiental, y además la comunidad y las personas que en general tengan acceso a la información y se les eduque para eso".
Finalmente, el académico Guillermo Herrera subraya que se debe "presionar más a los países que todavía realizan actividades de caza. En general los delfines y ballenas son especies emblemáticas, tienen valor biológico y cultural, ya sea por su tamaño o su elaborado comportamiento. No se entiende que habiendo llevado a muchas especies casi al borde de la extinción por la caza, todavía existan países que salgan a cazar. En este sentido, Japón es el principal responsable por la muerte de miles de ballenas en el mundo a lo largo de la última década, y se ha marginado de la comunidad de países que se han sumado a la moratoria de caza".