Mario Vera Sepúlveda
Rigoberto Aránguiz tiene 29 años y su vida siempre ha estado ligada al mar y la pesca. Él es uno de los seis tripulantes rescatados del naufragio del "Don Claudio", embarcación chorera que se encontraba en la región de Coquimbo pescando albacora.
Según la información recopilada hasta el momento, su travesía había comenzado el pasado martes 6 de julio, cuando la lancha en la que se trasladaban los 8 tripulantes colisionó con un islote producto de las intensas marejadas, provocando el hundimiento de la nave y la caída a las aguas de sus ocupantes, cuyas edades fluctúan entre los 19 a 57 años.
Aránguiz relató que tras caer al agua y no podía salir a flote "me entregué y pensé en mis hijos y mis papás. Mi compañero Peter, que ahora anda perdido, me tiró una boya, me aferré y la mar me sacó para afuera y caí sobre una piedra. Me aferré a la roca y me pegaba el mar en las manos, hasta que llegó otra ola más grande y me tiró a otra piedra y en esa me quedé. Luego vi al resto de mis compañeros".
En palabras del pescador, fueron días de terror los que vivieron luego del accidente, a la espera de ser rescatados.
"La lancha cayó a las 22:30 de la noche del día martes 6. En la primera noche hacía un frío que nos mataba. Al otro día no me podía mover y mis compañeros buscaban entremedio de los escombros a nuestros otros colegas. Nos alimentábamos de huevos de pájaros y hervíamos agua de mar para poder tomar. Fue terrible", relató Aránguiz.
Agregó que en su experiencia como pescador jamás le había tocado vivir una experiencia similar, en la cual el mar no dejó rastros de la embarcación.
"Eran mares tras mares, de la lancha no quedó nada. Llevamos víveres para 30 días, pero la mar no soltó nada luego de estrellarnos, quedamos en pelota. Buscamos a nuestros compañeros, pero fue todo muy terrible. No teníamos ropa para ponernos. Teníamos dos ayudas térmicas, las que son para una persona, que tenía la balsa y nos abrazábamos de a tres con ella para abrigarnos".
Agregó que se tenían que hablar para no quedarse dormidos, en las que fueron las noches más largas de su vida. "Escuchábamos el mar y pensábamos que venía un avión a rescatarnos, pero nada", finaliza el hombre de mar.
Su compañero, Daniel Fuentes (41), señaló que comenzaron a recorrer el islote donde encontraron un refugio que era utilizado por unos pescadores del lugar.
"En ese refugio, gracias a Dios, encontramos algunas ropas y nos pudimos cubrir del frío para pasar las noches. En el día no parábamos de buscar a nuestros compañeros, sacando palos y escombros, pero no pudimos pillarlos", declaró Fuentes.
El pescador afirmó que buscando en el islote encontraron una radio, pero esta no funcionaba, así que no disponían de medios de comunicación.
"La radio no prendía, pero buscando encontramos un aparato, una cámara, que utilizan para grabar a los pingüinos, vimos que tenían baterías y con esa tratamos de encender la radio. Pusimos el canal 16 (frecuencias para las llamadas y tráfico de socorro), pero no contestaba nadie. Hasta que el avión nos contactó".
Agregó que estaban perdiendo las esperanzas de ser rescatados del islote Los Pájaros. "Como veíamos que nadie nos buscaba, solo pensábamos que nuestra única opción es que pasara una embarcación pesquera que nos salvara".
Finalmente dijo que ya están un poco mejor, y "mantenemos la esperanza de encontrar a los compañeros".
6 de julio encalló la embarcación "Don Claudio". Fueron rescatados una semana después.
19 de julio es la fecha límite de la búsqueda de los pescadores que aún están desaparecidos.