El desafío en el aula híbrida
A más de un año del inicio de la pandemia, enfrentamos el dilema ¿cómo retomar el proceso formativo con algún grado de presencialidad? Ha sido un esfuerzo, no carente de sacrificio, tropiezos y angustias. La pandemia nos obligó a una transformación drástica del sistema educativo y evidenció las brechas de acceso tanto por infraestructura como por conectividad.
Hoy hablamos de un retorno paulatino a la presencialidad, con aforos no mayores al 30% del tamaño habitual de un curso. Así surge el concepto de educación híbrida.
Consiste en que el estudiante alterna periodos de formación presencial con periodos a distancia asistido por recursos tecnológicos (plataformas, videos, actividades en línea, etc.) En este formato, el docente es generador de contenido y gestor de actividades que faciliten el aprendizaje en los periodos de trabajo autónomo del estudiante. Pero esto no es igual a lo que entendemos hoy por clases híbridas. Pensamos en una clase con algunos estudiantes en presencialidad y la mayoría siguiendo la misma clase desde sus casas por Teams, Zoom u otro. Esto es distinto al formato de alternancia entre lo presencial y a distancia, presenta más complejidades que van desde los recursos de conectividad y comunicación hasta las estrategias metodológicas.
Para una implementación efectiva de un aula híbrida, pensada así, se debería considerar la capacidad de compartir imagen y sonido de lo que el docente realiza en la sala, las explicaciones y diálogos que surgen con los estudiantes presentes de modo que aquellos conectados virtualmente, puedan seguir la clase e interactuar. No basta un computador en la sala conectado a internet.
Si focalizamos el análisis en el logro de los aprendizajes es necesario que el docente disponga de recursos metodológicos y evaluativos (asumiendo que ha sido capacitado) para acompañar, de forma simultánea, a todos sus estudiantes. ¿Cómo mantendrá el interés de ambos grupos?, ¿qué tipo de actividades y cómo las gestionará?, ¿cómo evaluará?, ¿se debe evaluar de la misma forma?, ¿cómo administrará los tiempos para el aprendizaje?
La clase híbrida, entendida como la coexistencia de estudiantes en presencialidad y otros conectados virtualmente, plantea nuevos desafíos a docentes, estudiantes y familias. Desafíos que pueden ser vistos como barreras insalvables o como motivación para generar crecimiento e igualdad en las condiciones de aprendizaje.
Columna
Roberto Reinoso Bascuñán, Académico de la Facultad de Ciencias de la Educación, Universidad San Sebastián